SEMBLANZA: Maikro, el gigante de bolsillo

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SEMBLANZA: Maikro, el gigante de bolsillo
Fecha de publicación: 
14 Diciembre 2016
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El 9 de diciembre de 1972 vendría al mundo Maikro Romero Esquirol, pero en el hospital provincial de Guantánamo ninguno de los presentes pensó que tenía ante sí a un futuro campeón olímpico, mundial y panamericano, por su poco peso y tamaño.

 

A los pocos meses se mudó para una vivienda ubicada en la calle Chamorro # 395 entre Puerta Cerrada y Diaria, en el municipio capitalino de La Habana Vieja. Desde pequeño visitaba el gimnasio de la Arena Rafael Trejo, a unas cuadras de su hogar, y allí aprendió los primeros secretos del arte de los puños.

 

Su paso por las categorías juveniles no fue muy prometedor, pero llamó la atención cuando ganó la división de 48 kilogramos en el Campeonato Nacional Playa Girón de 1992, cuando dejó fuera de la final al guantanamero Rogelio Marcelo, en ese entonces doble medallista de plata mundial, y unos meses más tarde monarca olímpico en la cita de Barcelona.

 

Aunque no lo escogieron para el certamen estival de ese año, Maikro tuvo su oportunidad al año siguiente, luego de repetir su reinado a nivel nacional, e integró la escuadra cubana a los XVII Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en la ciudad puertorriqueña de Ponce.

 

Sin embargo, tras debutar exitosamente ante el mexicano Román Rojas quedó en medalla de bronce al perder en la semifinal con el dominicano Joan Guzmán, quien lo convirtió en el único cubano incapaz de coronarse en la justa boxística regional.

 

Desde entonces lo persiguió el fantasma de no ganar fuera de Cuba, y eso frenó un poco su carrera deportiva, pues logró vencer en numerosas ocasiones a Marcelo, pero los especialistas alegaban que se trataba de un cruce de estilos, y el peleador del Guaso seguía representando a la Isla internacionalmente.

 

Fue tanto el daño provocado a este atleta de apenas un metro y 60 centímetros de estatura que el muchacho abandonó los cuadriláteros por alrededor de un año, aunque finalmente su voluntad y el deseo de imponerse, más el apoyo de sus familiares y amigos, le hicieron reconsiderar su decisión, para bien del deporte de las 12 cuerdas.

 

Reapareció en el Playa Girón de 1996, esta vez en los 51 kilogramos. Su nuevo reinado le abrió una oportunidad en el concentrado nacional, hasta que finalmente se impuso en la cartelera doméstica para definir a los 12 hombres que pelearían en los Juegos Olímpicos de Atlanta.

 

No obstante, el estigma de su actuación extrafronteras le perseguía y tendría que mostrarse distinto en el Alexander Memorial Coliseum de la ciudad norteña, sede de los Juegos del Centenario.

 

Su triunfo ante el local Eric Morel por veredicto de 24-12 resultó vital en sus posteriores aspiraciones, pues se trataba de un púgil local, con lo que eso representaba en cuanto a inspiración del rival y suspicacias de los jueces. De ahí en adelante fue todo un tren y dejó en el camino al armenio Lernik Papyan (22-6), el filipino Elías Recaido (18-3) y el ruso Albert Pakeev (12-6).

 

Sin embargo, en la final le esperaba un rival muy experimentado como el kazajo Bolat Djumadilov, titular mundial de la división, por lo cual el favoritismo correspondía al europeo, pero haciendo caso omiso a los pronósticos, el capitalino sacó el extra de los campeones y desterró de una vez el fantasma de no ganar fuera de casa al derrotarlo 12-11 y abrir el camino dorado para Cuba en esos Juegos.

 

De ahí en adelante nadie lo pudo parar, y se llevó en sucesión los cetros en el Campeonato Mundial de Budapest-1997, Los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo-1998, la Copa del Mundo de Chonquing-1998, los Juegos de Buena Voluntad Nueva York-1998 y los Juegos Panamericanos de Winnipeg-1999.

 

A finales de ese año regresó a los 48 kilogramos y sufrió una de las grandes decepciones de su vida cuando le quitaron el cetro en la lid del orbe acogida por la ciudad norteamericana de Houston, de donde la delegación cubana tuvo que retirarse en pleno por los constantes desmanes de los árbitros.

 

En adición, al año siguiente vivió su peor momento cuando nuevamente los “imparciales” dejaron de anotarle varios golpes en el pleito semifinal de los Juegos Olímpicos de Sydney-2000 ante el francés Brahim Asloum, y además de dejarlo en bronce por la decisión en su contra 12-13 le destrozaron el corazón. Peleó luego en el Mundial de Belfast-2001, pero ya no fue el mismo.

 

Se retiró en el 2002 teniendo en su poder todos los títulos que ofrece la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA), lo cual le valió para ser escogido entre los 100 mejores atletas del siglo XX en Cuba. En la actualidad trabaja con el colectivo nacional de entrenadores en la categoría juvenil.

Comentarios

Maikro Romero Esquirol,demostro sus cualidades,su dimencion como atleta revolucionario y como ser humano,cada vez que lo veia subir al cadrilatero yo desia aunque tu pierdas vas a ganar,y saben porque por ser este joven un gran deportista que no le importaron las advesidades , y cumplio su meta,la que mucho no esperaban solo lo que en el teniamos FE y confianza,por eso Maikro,mis respecto. Fraternalmente. Edilberto Sosa Rey
edilberto@enocstgocf.transnet.cu

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