¿Qué pedirán los managers?... ¡Pitcheo, pitcheo y pitcheo!
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Sin dejar fuera a Matanzas, quien arrolló en la ronda de 45 partidos con récord absoluto e impensado de (42-3), todos los equipos que tomarán parte en la segunda fase necesitan pitcheo.
¡Sí, mucho pitcheo!
Y créanme, no hay mucho de donde escoger después de que los serpentineros pinareños sean ‘devorados’. Lo otro que quedaría en pie sería solo para retocar a las rotaciones de pitcheo, no para banquetearse.
Pero esa sequía de pitcheo no es difícil entenderla, cuando te topas con numeritos así:
Comparando las estadísticas de 2015 con 2016, en la misma cantidad de juegos tenemos resultados ‘insólitos’. Resulta que, en 2015, los bateadores pegaron 34 cuadrangulares más (440 por 406), y aun así, a los lanzadores le anotaron 145 carreras menos.
En 2016, a los brazos de los serpentineros no les ha afectado tanto el batazo de jonrón, como el boleto. Ese ha sido ‘simplemente’ su peor enemigo: lanzar cuatro pelotas malas.
El descontrol ha llevado a los lanzadores del béisbol esta temporada a permitir una tasa de 4.62 carreras por desafío, cuando en 2015 ese rango era de 4.39, mucho menor.
Ok, seguro esa similitud de los numeritos a ustedes no le da la misma espina que a mí. Por eso les traje un argumento más.
Aquí hay una razón aún mayor. Hace una década, en la 46 Serie Nacional, durante el mismo lapso de partidos, los lanzadores habían propinado 3 430 ponches, ‘apenas’ 430 chocolates por encima de los 3 000 que lanzaron los pitchers en la 56 Serie. ¿Esto les aclara algo?
Y no era precisamente una cuestión de liderazgos individuales, porque en la actual temporada, el matancero Yoannis Yera es quien lidera en ponches con 66, y hace diez años era el granmense Ciro Silvino Licea con 53, 13 ponches menos. Pero los guarismos indican que en 2006 la tasa de ponches era de 9.60, mientras que este año ha bajado hasta 8.40. Habían dispersos muchísimos más ponchadores.
Para qué hablar de la otra fiebre que afecta a los lanzadores, el ‘polémico’ pasaporte intencional, ese que manda el director del equipo, y que en varias ocasiones no tiene otro sentido, que acumular corredores y crearle posibilidades de anotar al oponente, cuando los cuerpos de pitcheo (sobre todo el bullpen) en general no tienen solidez para sacar outs.
Durante los primeros 357 compromisos de la campaña de 2006, los pilotos de las 16 selecciones habían enviado a sus pitchers a pasar a 328 bateadores. En la contienda actual, a alguien (directores de equipo) se la ha ido la mano, pues las bases subieron un alto por ciento hasta 456, mientras se hicieron una gran cantidad de dobles matanzas menos (904 por 835).
¿Estamos en la misma página? Es obvio, el pitcheo ha bajado demasiado.
Así que, managers, aprovechen a los brazos disponibles de Livan Moinelo, Yosvany Tórres, Vladimir Baños, Erlis Casanova, Raidel Martínez, Yaifredo Domínguez, Miguel Lahera, Yoalkis Cruz y Ulfrido García, que se acaban los pitchers.
Nota: Espere próximamente mis predicciones posición por posición, con el adelanto de los 10 lanzadores que no se deberían quedar fuera de las peticiones en la ronda de refuerzos del próximo jueves.
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