América en fotos

Hay una América salvada por la fotografía: millones de instantáneas, de célebres fotógrafos o de anónimos hijos de vecino, que constituyen otro continente: el de los sueños y las memorias; el que quiso ser, el que fue; el que vimos…

Ya está de más la tan cacareada polémica sobre las pretensiones artísticas de la fotografía. Como todo medio de expresión: en ella está el potencial del arte. Pero lo que si nadie podrá discutirle nunca es su capacidad de hacer la crónica.

Y un continente tan dado a la maravilla, pletórico de singulares peripecias, esa crónica ha tenido que ser, necesariamente, pirotécnica.

La Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y la Casa Simón Bolívar convocan desde hace algunos años a creadores de toda la región para la Jornada Fotográfica Latinoamericana, que tiene como sedes varias de las galerías e instituciones culturales del centro histórico capitalino.

Este año, la cita reúne la obra de fotógrafos de varios países del continente (Colombia, México, Venezuela, Brasil), más invitados de Japón y Estados Unidos. Por supuesto, la presencia de artistas cubanos es significativa.

Se trata de trazar las coordenadas físicas de una región, pero también de fijar sus constantes históricas y culturales. En la mira de casi todos los fotógrafos: el hombre, en sus muchas dimensiones.

Ya sea como ente social, actor de sus circunstancias, practicante de tradiciones; ya sea como sujeto erótico (el cuerpo puede ser un paisaje fascinante); o también como parte de la gran ecuación del universo.

Las miradas son tan disímiles, que el espectador tendrá a su alcance un espectro riquísimo… pero en todas las exposiciones programadas (más de una decena) siempre hay una marcada vocación por la trascendencia, conseguida en mayor o menor medida por valores meramente formales o por la contundencia temática. En algunos casos, por los dos aspectos.

El cuerpo en el centro

La inauguración de la Jornada tuvo lugar en el Centro Hispano-Americano de Cultura, con la apertura de una muestra centrada en el tratamiento del cuerpo humano.

Bajo el título La seducción de la mirada, el curador Rafael Acosta de Arriba reúne 38 imágenes de igual número de fotógrafos cubanos, obras que recorren casi un siglo de creación: desde 1920 hasta el presente.

La diversidad de estilos es obvia, pero el tema los unifica: se trata de explorar las muchas posibilidades del cuerpo humano, desde una visión francamente erótica hasta acercamientos con mayor evocación social.

La exposición pretende constituirse en itinerario de una historia que a pesar de que ha sido visitada una y otra vez, todavía no es suficientemente visible para las mayorías (el casi eterno tabú del cuerpo desnudo). Lo cierto es que aquí son evidentes “las connotaciones del cuerpo como surtidor de signos para el arte”, como apuntan las notas al catálogo.

El Palacio de Lombillo acoge otra muestra que se acerca de alguna forma al desnudo, Joyas del archivo, organizada por la Fototeca Histórica de la Oficina del Historiador. Se incluyen aquí obras de dos fotógrafos cubanos de principios del siglo XX: Luis del Cueto (Karoll) y Joaquín Blez.

Ambos fueron pioneros de la fotografía de desnudos, tanto femeninos como masculinos, en un contexto que no propiciaba precisamente tales ocurrencias. Más allá de sus méritos, algunas de las propuestas pueden parecer ahora inocentes, pero habría que preguntar a sus contemporáneos: buena parte de ellos —acostumbrados sin embargo a las desnudeces al óleo o en piedra— consideraban sencillamente obscena cualquier imagen fotográfica de un desnudo, por muy sutil que fuera.

La muestra del Palacio va más allá del desnudo (los dos fotógrafos, por supuesto, abordaron más temas), pero está ahí, sin dudas, el mayor interés.

En la Casa de la Poesía también hay cierto regodeo en el cuerpo humano, pero con una visión mucho más contemporánea. Varios fotógrafos matanceros proponen la expo Proyecto para una imagen de puente, que forma parte del espacio Identitario.

Claro, el desnudo aquí adquiere un mayor vuelo metafórico, relacionado en buena medida con los ritos de la representación sexual.

Colombia y Venezuela

Dos exposiciones se acercan a las tradiciones de dos países unidos por la cercanía física, cultural e histórica: Colombia y Venezuela. Aquí la fotografía deviene, más que nada, testimonio, sin que se resientan demasiado sus valores estéticos.

En la casa Simón Bolívar se presenta la muestra Una mirada fotográfica a la venezolanidad, de varios autores integrados en el proyecto Ciudad Compartida. Se trata de una búsqueda de la identidad nacional de ese país, a sabiendas de que el resultado nunca será definitorio.

Por las obras “desfilan” personas y paisajes devenidos de alguna manera símbolos, con una evidente pretensión de aprehender sus circunstancias.

En la Casa de África, el colombiano Iván Recalde inaugura su muestra Afrikas en Colombia, que es el resultado de una investigación de quince años en diferentes regiones de Colombia.

Junto a retratos de descendientes de africanos, el artista ofrece un testimonio de tradiciones y prácticas que aún subsisten, enriquecidas por el aporte de estas tierras.

La Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez acoge la exposición colectiva Olhar Brasil, que forma parte del festival Hércules Florence. Está integrada por por obras de diez fotógrafos brasileños seleccionados entre los participantes de las cinco ediciones de ese encuentro, entre los años 2007 y 2011.

La magia de la fotografía

En esa misma casa, quedará inaugurada una muestra de los fotógrafos mexicanos Flor de María Rico, Lidia Poot, Maricarmen Alvarado, Marisa Boullosa, Sarai Ojeda, Virginia Guerra, Waldemaro Concha, Byron Brauchli, Enrique Torres Agaton, Luis González y Humberto Suaste.

El título es muy sugerente: Tras las huellas de los alquimistas.

Las imágenes expuestas están conseguidas a partir del trabajo con viejos procesos fotográficos. Más allá de la curiosidad por la labor técnica, se rescatan aquí maneras que con los años no han perdido funcionalidad.

En la galería Carmen Montilla se unen fotógrafos cubanos y estadounidenses que escogieron un paisaje privilegiado, la ciudad cubana de Baracoa, para establecer un diálogo creativo.

José Julián Martí, Lissete Solórzano, James Quine y Theresa Segal ofrecen una visión sobre la ciudad primada que no se queda en la mera superficie: hay una búsqueda evidente que trasciende el paisaje ya de por si deslumbrante en esa zona de Cuba.

La tercera Jornada Fotográfica Latinoamericana también propone la exposición Mujer, del japonés Masaya Makamura (Casa de Asia) y la muestra colectiva Ámbito 21: Mujer ¿Objeto o sujeto?, en la que fotógrafos contemporáneos cubanos abordan la imagen femenina como discurso artístico y conceptual.

Los artistas y especialistas participantes tendrán cita en las sesiones del encuentro teórico que organiza la Casa Simón Bolívar.