Celulares solo para hablar (+ Fotos)
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Fotos: Annaly Sanchez/CubaSí
¿Quién lo iba a decir hace apenas 20 años? En un pequeño aparato que cabe en un bolsillo coexisten hoy por hoy el teléfono, el radio, el equipo de reproducción de sonido, la máquina de escribir y la computadora personal, el reloj despertador, las cámaras de fotografía y de vídeo, el álbum de fotos, la agenda, la calculadora, el “cimena” personal… y una buena cantidad de posibilidades que nuestros abuelos ni siquiera alcanzaron a vislumbrar.
Las nuevas generaciones de teléfonos celulares son mucho más que simples teléfonos: son auténticos “todo en unos”, dispositivos múltiples que ofrecen un espectro cada vez mayor de servicios… hasta el punto de que propician casi la autosuficiencia del usuario, al menos en los ámbitos comunicativos y de entretenimiento.
Es fácil comprobarlo: salga a la calle. Fíjese cuántas personas viajan en los ómnibus y taxis ensimismados en sus dispositivos móviles: escuchando música, viendo películas, jugando, compartiendo fotos… Fíjese en los parques y espacios públicos: siempre hay decenas de personas centrados en su celular, sin siquiera mirar a un lado.
En Cuba, la conexión de internet en los celulares todavía está en pañales (y resulta muy cara); pero así y todo son miles los que dedican horas completas a navegar en las zonas wifi, olvidados de todo lo que los rodea.
Sentada en uno de los escalones del acceso al cine Yara, la estudiante Thalía es concluyente: “para divertirme a mí me basta mi móvil. Aquí tengo todo lo que necesito”.
—Pero no toda la vida cabe en un celular.
—Todo lo que vale de la vida, sí que cabe. Lo demás es aburrimiento.
Thalía, obviamente, exagera. Pero el asunto llega a extremos singulares. En los conciertos multitudinarios, por ejemplo, muchísimas personas dedican más tiempo a grabar lo que pasa sobre el escenario en sus celulares que a disfrutarlo directamente.
“Y eso que todavía estamos comenzando en cuanto a conectividad —afirma Randol, historiador del arte—; cuando sea posible acceder a Facebook desde cualquier punto de la ciudad, la gente dejará de conversar para dedicarse a chatear”.
Esa es ya la realidad en otros países. En Europa, por ejemplo, se habla del phubbing —término formado por la unión de phone (teléfono) y snubbing (despreciar)—, que se produce cuando un individuo ignora su entorno por concentrarse en la tecnología móvil.
Según algunos estudiosos, citados por el periódico español 20 minutos, el fenómeno enturbia de forma significativa las relaciones sociales y ha llegado a generar nuevas obsesiones y trastornos como la nomofobia (el miedo a estar sin móvil).
En respuesta, ha surgido un movimiento que gana adeptos en varias naciones: Stop Phubbing, una comunidad de usuarios que protestan por el abuso del teléfono móvil.
20 minutos cita a uno de los impulsores de la iniciativa, Alex Haigh: "Muchos de nosotros lo experimentamos con frecuencia: las personas prestan más atención a sus teléfonos que a nosotros. Es un problema mundial que requiere ser discutido antes de que empeore".
Sin estar al tanto del movimiento, muchos en Cuba parecen suscribir algunos de sus postulados.
“¿Para qué necesito un móvil que lo haga todo? Eso me quitaría tiempo para muchas cosas, haría mi vida muy monótona —considera Joaquín, jubilado residente en Cojímar. Necesito un celular que solo sirva para llamar y recibir mensajes. Pero desgraciadamente cada vez es más difícil encontrarlo en los puntos de venta”.
Lo más fácil, aparentemente, sería usar los equipos que están a la venta solo en sus funciones elementales. Pero Joaquín apunta un elemento revelador: el precio.
“No es justo que yo deba pagar por lo menos 70 CUC por un teléfono con todo, si yo quiero uno que solo sirva para llamar y que por lo tanto debería costar mucho menos”.
Tiene su lógica, aunque no necesariamente la lógica del individuo es la lógica del mercado. Pero en los tiempos que corren (la era de la sobreinformación) cada vez más personas se muestran hastiadas y añoran las simplicidades de antaño. Los fabricantes lo han notado y la venta de móviles “tontos” (solo sirven para llamar) se está renovando.
Ahora bien (todo tiene su “trampa”), resulta que algunos de estos celulares pueden llegar a ser mucho más caros que un Smartphone corriente. La sencillez también puede ser un lujo.
No son pocos los cubanos que todavía usan los célebres Nokia de teclas, que ni siquiera cuentan con radio y que han demostrado ser sólidos y duraderos como pocos… pero lamentablemente parecen estar condenados a la desaparición.
La estudiante Thalía lo tiene claro: “Es cuestión de gustos y de necesidades. Mi abuela nunca ha usado un celular y no le hace falta. A ella le basta con el teléfono de su casa y con el radio de pilas. Lo importante es que cada quién pueda usar lo que quiera y tenga la posibilidad de adquirirlo”.
Nada que agregar. Pero ojalá que fuera tan fácil.
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