La luz eléctrica llega a la Ciudad Prohibida seis siglos después
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Es la primera vez que la luz artificial ilumina estancias como el Salón de la Armonía Suprema o el Palacio de la Pureza Celestial, a partir de ahora dotadas de unos focos instalados en la entrada de las habitaciones.
Algunas de las salas iluminadas están cerradas al público pero pueden ser contempladas desde el exterior a través de cristales (antes, sin los focos, era muy difícil desde fuera ver los detalles de las salas donde vivían o concedían audiencias el emperador, la emperatriz o las concubinas).
Se ignora por el momento si las bombillas acabarán instalándose también en el resto de las 9.999 salas que tiene la Ciudad Prohibida, que sirvió de sede de los emperadores durante las últimas dinastías de China, la Ming y la Qing.
El recinto en realidad está lleno de espacios abiertos, por lo que la falta de luz artificial no ha sido nunca óbice para ser uno de los monumentos más visitados y fotografiados de China.
El pasado año, la Ciudad Prohibida celebró sus 90 años de historia como museo -establecido poco después de la instauración de la república- con una exposición especial de sus principales obras de arte.
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