Buitres sobre Puerto Rico
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No habían pasado ni 24 horas del primer impago de 422 millones de dólares de la deuda externa puertorriqueña de más de 72 000 millones, cuando sus principales culpables comenzaron a asediar a la indefensa colonia estadounidense, que se dice estado, libre y asociado, estatus que no le permite acogerse al régimen de bancarrota ante sus acreedores.
Tal como la llamaron Isla de Ensueño, hoy la quieren comparar como la Grecia de Estados Unidos, pero no es así, porque el propio gobierno norteamericano se lava las manos ante la cuestión, al afirmar que solo puede aconsejar, y el Congreso, dominado por los republicanos, no quiere tratar la cuestión.
En todo esto hay que deslindar que, además de la actual Administración norteamericana, los principales culpables del entuerto son las trasnacionales y los organismos internacionales que, como acreedores, aprovechan la actual crisis para golpear las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera y los sectores populares de la isla. Tienen nombres y apellidos:
Oppenheimer Funds, Franklin Templeton, Marathon Assest Management, Blue Mountain Capital, Angelo Gordon & Company, Knighthead Capital, D. E. Shaw Galvanic Portfolio y Ad Hoc Group –integrado por los fondos buitres Fir Tree Partners, Monarch, Perry Capital, Brigade Capital, Centerbridge Capital, Stone Lion y Davidson Kempner.
Pero, por supuesto, no pueden quedar al margen los partidos que se alternan en el poder: Partido Popular Democrático (PPD) y el Partido Nuevo Progresista (PNP).
Según la investigadora Bárbara Funes, el endeudamiento actual es producto de un proceso iniciado en la década del ‘70, cuando el gobierno local emitió bonos, comprados por inversores internacionales, y ahora no puede afrontar el pago. Se supone que se aplicó a los gastos de operación del gobierno de la isla, así como a la realización de distintas obras de infraestructura. Desde el 2006, año de inicio de la recesión, hasta ahora la deuda aumentó 64%.
La receta del actual gobierno de la isla y de los economistas al servicio del capital internacional como Anne Krueger, exfuncionaria del Fondo Monetario Internacional, es aplicar un paquete de medidas de austeridad -la misma salida que se propuso para Grecia- que incluyen la baja del salario mínimo, despidos masivos de maestros, cierre de escuelas públicas (según Krueger se “sobregastó en educación”), reducción del gasto público y la privatización de bienes públicos.
Es increíble que esto se trate de viabilizar, cuando en ese territorio, pese a que ostenta el per cápita más alto latinoamericano y como muestra de la gran desigualdad, un 42% de la población vive en el límite de la pobreza, de ellos dos tercios de los niños; el gobierno ya ha cerrado más de 120 escuelas y el desempleo aumentó al 16%.
Juan González, columnista del Daily News y coconductor de la publicación progresista Democracy Now, expresó que “el problema para Puerto Rico es que durante 118 años todas las decisiones mayores sobre la isla se toman por el Congreso, no por los políticos electos de Puerto Rico... es una colonia de Estados Unidos”. En el mismo sentido, José de La Luz, activista social en Estados Unidos y Puerto Rico, sostuvo en entrevista para la mexicana La Jornada que “Puerto Rico es la Grecia de Estados Unidos…Porque es precisamente un territorio no incorporado, pero que es una colonia”.
Hoy no tiene vigencia aquel pasaje cómico-trágico que relataba las vivencias de un puertorriqueño que viajó a Estados Unidos y pidió en una “carta a Dios” 200 dólares para regresar a su Isla (lo que consiguió con la ayuda de 180 dólares de los empleados de un correo neoyorquino).
Y es porque cerca de 200 000 personas ya abandonaran Borinquen en menos de dos años, lo cual se suma a la cifra de puertorriqueños que residen en territorio continental –4,9 millones hasta el 2013–, más alto que en la isla –3, 548 000 millones, 2014–. Constituyen el segundo grupo hispano en Estados Unidos, luego de los mexicanos. En el estado de Florida su voto define las elecciones.
Mucho habría que explicar históricamente sobre la ocupación de la isla por EE.UU. desde 1898, durante la Guerra Hispano-estadounidense. En 1952, Luis Muñoz Marín, uno de los fundadores del Partido Popular Democrático -el partido que gobierna-, impuso la adopción del estatus de Estado Libre Asociado, lo cual implica que la isla es propiedad de Estados Unidos, pero no tiene los derechos de los 50 estados que constituyen ese país.
Como se ve, toda una tragedia que responde a la geopolítica e intereses estratégicos de Estados Unidos, cuyo establishment conservador y racista, trata de silenciar las cada vez mayores protestas encabezadas por los trabajadores del sector público y profesores universitarios contra los abusivos reajustes y los buitres que revolotean sobre la hermana Borinquen.
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