El motel del voyeur: Gay Talese calló homicidio
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Durante décadas, el periodista no contó que había sido invitado a practicar el voyeurismo junto con él, ni mucho menos que una vez el mismo propietario le confió haber visto con sus propios ojos el homicidio de una de sus huéspedes.
Tras las polémicas que le dieron de lleno por su presunta misoginia literaria, Talese vuelve a estar en el ojo de la tormenta.
A los 84 años, famoso por su trayectoria y la agudeza de su pluma, Talese contó sobre su bizarra amistad con Gerald Foos -el dueño de un motel de Denver, en Colorado- en su último libro, "El motel del voyeur", anticipado por el semanario New Yorker.
El relato de Talese no es sólo sórdido. "Implica importantes cuestiones de ética periodística y legal", dijo el experto en medios del Washington Post, Paul Fahri: "¿Cuál es la responsabilidad de un reportero cuando sabe de un delito?".
"¿Debe denunciarlo a la policía traicionando a la fuente que tuvo confianza en él? ¿O estar callado hasta que esté dispuesto a escribir todo lo que descubrió?", agregó.
En el caso de Talese pasaron años, incluso décadas. El propio escritor, que firmó haber sabido del delito seis años después de ocurrido, admitió en el texto publicado por el New Yorker que tuvo un problema de conciencia. "Pasé noches insomnes preguntándome si debía denunciarlo. Me dije, al final, que era demasiado tarde para salvar a la víctima. Pero me sentía un poco como un cómplice, habiendo mantenido en secreto tanto tiempo el secreto de Foos", aseguró.
El dueño del motel había tenido un papel indirecto en el asesinato: había visto en una habitación a una pareja de distribuidores de droga y se introdujo en su habitación para eliminar la partida de estupefacientes.
Cuando el traficante volvió, sospechó de su novia: hubo una pelea, y él la estranguló. Foos le dijo a Talese que lo había visto todo.
El director del New Yorker, David Remnick, defendió el silencio de Talese y la decisión de publicar ahora: "El no fue un 'testigo' del asesinato. No en la sustancia, ni en los hechos. Leyó el relato en el diario que Foos le entregó seis años después. Para nosotros no hay problemas éticos".
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