¿Por qué un Clásico y no una Vuelta Ciclística?

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¿Por qué un Clásico y no una Vuelta Ciclística?
Fecha de publicación: 
17 Febrero 2016
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Sin embargo, tres años después, en el 2014, la Federación Cubana de Ciclismo salvó en el propio febrero la continuidad y la magia de los pedalazos en carretera con un Clásico Nacional, que comenzó con ocho etapas desde Camagüey hasta La Habana y ha continuado retomando recorridos históricos en el 2015 y este 2016, con salidas en Guantánamo y recuperación de tramos históricos como el ascenso a la Gran Piedra o la contrarreloj por equipos.

Muchas interrogantes siguen generándose entre los aficionados acerca de por qué no se vuelve a nombrar Vuelta en lugar de Clásico, tal y como la extrañamos todos. Pero lejos de un juego de palabras hay argumentos relacionados con la organización que tendremos que cumplir si queremos recuperar un giro que llegó a estar entre los diez más importantes del mundo en 1986, según cuenta en los archivos de la UCI.

Contar con cronometraje electrónico, incluido sistema de fotofinish,  premiar en metálicos a los ganadores de cada etapa y en cada una de las clasificaciones, tener presencia mínima de cinco sextetas extranjeras, realizar pruebas antidopaje en cada jornada, no programar doble etapas ni ocho fases consecutivas sin un día de descanso, son apenas algunos cláusulas internacionales a cumplir para volver a registrar la Vuelta en la UCI.

Como se deduce, muchas de esas formalidades no dependen de la voluntad solo de los organizadores, dígase federativos o el propio INDER, sino que está muy relacionada con la economía y la apertura al patrocinio de eventos deportivos en Cuba, lo cual permitiría obtener fondos para pagar, por ejemplo, los alrededor de tres mil dólares que puede costar el alquiler de un equipo certificado para el fotofinish de la lid.

Luego de una década de inactividad (1991-1999), la Vuelta Ciclística volvió con el inicio del siglo XXI bajo un impulso importante y decisivo de las autoridades del INDER y el apoyo financiero de la UCI y la Confederación Panamericana de Ciclismo. En el caso nuestro, los mayores gastos recaían en el pago de alojamiento, alimentación, combustible y material gastable, por solo citar algunos ejemplos.

De ahí que la idea de calentar motores con el Clásico Nacional, que en su tercera edición servirá también como campeonato de ruta para los casi 90 corredores inscritos, vuelve a ser aplaudible y esperanzadora con la perspectiva de que más temprano que tarde retome la Vuelta. Su inscripción siempre debe hacerse a más tardar en septiembre del año anterior prevista de celebrarse.

Todas las provincias involucradas en la salud de esta caravana multicolor, ya sea en metas volantes, premios de montaña o finales de etapa, saben del impacto sociocultural que deja un certamen como el Clásico Ciclístico, primo hermano de la Vuelta, con 12 días de carreteras, sol, caídas, ponches, sed, codazos, escapadas, alguna llovizna y hasta un catarro pasajero.

Mantenerlo en febrero, como saludo a la creación el 23 de febrero del INDER, ha sido también otro acierto. Queda mucho por pedalear y ganar todavía, pero de vivencias seguimos llenos, cual enamorado irremediable del ciclismo, ya sea Clásico o Vuelta.

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