Estilos de vida: Antídotos contra el frío

Estilos de vida: Antídotos contra el frío
Fecha de publicación: 
21 Enero 2016
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Si bien en Cuba no tenemos inviernos cruentos, con temperaturas por debajo de 0 ºC ni nevadas, nuestro frío se cuela hasta lo más hondo, influido por la alta humedad y los famosos vientos del Norte.

 

Todos hemos sentido alguna vez que las manos y los pies se nos congelan, y con frecuencia aparece el famoso y molesto resfriado con secreciones por la nariz, irritación en la garganta y tos.

 

Ante un descenso de la temperatura exterior, nuestro cuerpo reacciona tratando de mantener estable la temperatura corporal y, sobre todo, de garantizar el funcionamiento esencial. En estas circunstancias, el flujo sanguíneo se autorregula: beneficia de manera especial a los órganos vitales, aunque zonas como las extremidades reduzcan la circulación y las defensas del organismo puedan bajar.

 

Con ayuda del sentido común, podemos apoyar este esfuerzo de nuestro organismo para enfrentar el frío:

 

Comer: El frío no congenia con ayunos ni con dietas extremas. El cuerpo está haciendo trabajo extra y necesita reponer las energías que emplea en ello. No se trata de hartarse, sino de ingerir los alimentos en porciones durante varias veces al día.

 

Moverse: Esconderse bajo una frazada en la cama o el sofá puede calmar un tiempo, pero no resuelve el problema: nuestro organismo no nos permite invernar como los osos. Caminar, hacer ejercicios, bailar, chocar una pierna contra la otra si debe permanecer de pie al aire libre, en fin, estar en movimiento favorece la circulación y nos hace entrar en calor.
 
Calzarse: Los pies son zonas sensibles, tanto más si ya sabemos que suelen enfriarse cuando disminuye la circulación sanguínea. Es una perogrullada, pero vale la pena enfatizarlo: en invierno nunca se debe andar descalzo sobre el piso de baldosas, y es conveniente usar medias y zapatos cerrados. Cuando el frío es muy intenso, lo ideal es acudir a medias de lana, pero también resulta extremadamente efectivo poner papel de periódico entre la plantilla del zapato y la planta del pie.    

 

Cubrir las manos: Al igual que los pies, las manos se enfrían mucho. Para hacerlas entrar en calor, muchas veces basta con protegerlas dentro de los bolsillos o frotarlas enérgicamente para activar la circulación. Pero en los casos de los ciclistas, motoristas y personas que realizan trabajo manual al aire libre, es recomendable usar guantes.
    
Abrigarse por capas: Ya en otra nota de CubaSí tratamos este asunto, así que solo resumimos. En lugar de usar un abrigo grueso, es conveniente ponerse varias prendas ligeras de tejido natural superpuestas, porque el aire que queda entre ellas amortigua la entrada del frío exterior y ayuda a conservar la temperatura corporal.
    
Arropar el cuello: Proteger la garganta y la entrada de las vías respiratorias es una de las claves para evitar las molestias de los resfriados y otras enfermedades. Para ello puede apelar a una pieza con cuello «de tortuga», a un simple pañuelo anudado, una bufanda, una manta, un foulard…

 

Ya sabemos que, gracias a sus mecanismos de regulación natural, el organismo tiende a proteger los órganos vitales, ubicados en la cabeza y el tronco del cuerpo humano. Pero si usted es de los más friolentos, lo puede ayudar cubriéndose con un gorro o sombrero y usando chalecos bajo el abrigo.

 

A diferencia de lo que ocurre en otras latitudes, nuestro invierno demanda solo un poquito de cuidados, así que, cuando aparece un frente frío, ¡a disfrutar!

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