Rusia: Respuesta al Imperio
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No hay sorpresa alguna acerca de que Estados Unidos proseguiría el completamiento del sistema antimisil cerca del territorio ruso, pese a que alegaba que su construcción tenía como objetivo prevenir un ataque nuclear iraní, cuestión que ha sido zanjada con el acuerdo al efecto con Teherán.
Es decir, siempre tuvo la intención de proseguir sus planes para mermar la capacidad defensiva de Moscú, que, a su vez, negó que estuviese empeñada en una carrera armamentística, sino que seguía dando respuestas adecuadas a cada reto guerrerista de Washington.
En cuanto al presidente norteamericano, Barack Obama, unas son las palabras y otros los hechos, porque apenas puede hacerse escuchar por un Congreso controlado por los halcones de la guerra y un establishment económico-militar que ejerce el poder a lo largo y ancho del país y extiende sus tentáculos en el resto de un planeta en peligro de extinción.
Por eso es natural que Rusia responda con el desarrollo de sistemas ofensivos capaces de superar cualquier escudo y aplique moderna tecnología en armamento de última generación.
Ya Estados Unidos lanzó un nuevo submarino nuclear clase Virginia, el USS John Warner, considerado el buque de guerra más mortífero y de más alta tecnología en su inventario, equipado con 12 estalaciones de misiles de crucero Tomahawk de alta precisión y con cuatro depósitos para torpedos pesados MK 48.
Esta nave sigilosa de cuarta generación puede llevar a cabo misiones de vigilancia de áreas terrestres o marinas. Su importancia para la Armada yanki consiste en la posibilidad de realizar ataques contra buques de guerra y otros submarinos además de ser utilizado para el transporte y el lanzamiento de vehículos aéreos no tripulados. Con 7 800 toneladas de peso y 115 metros de longitud, dos tripulantes la pueden controlar como en un videojuego.
Así, ante la creciente amenaza militar norteamericana y el recrudecimiento de las sanciones económicas occidentales, el presidente Vladimir Putin reiteró que “nadie conseguirá intimidar, contener o aislar a Rusia. Nadie lo ha conseguido y nadie lo conseguirá jamás”.
Por supuesto que los medios masivos de comunicación, controlados en el 90% por el imperialismo, presentan increíblemente la actual situación como la de una nueva provocación de Putin, en la que incluye la ayuda legal brindada a Siria para hacer desaparecer la amenaza terrorista del Estado Islámico, utilizado por EE.UU, cuando le ha sido conveniente.
Todo lo contrario a la distensión
Con el apoyo del anterior gobierno canadiense, Estados Unidos había obligado a la Europa “democrática” a imponer sanciones a Rusia, cuando el pueblo de la península de Crimea votó abrumadoramente por reintegrarse a la Federación rusa, rechazando la política fascista del régimen de Ucrania, lo cual también provocó el separatismo del muy agredido este del país.
Asimismo, el imperialismo intensificó su labor de espionaje en territorio ruso, donde en los últimos meses fueron detenidos cerca de 300 funcionarios de plantilla y agentes de inteligencia.
Como se puede constatar, es toda una acción agresiva norteamericana que se mantiene vigente y aumenta ostensiblemente, a pesar de que la propaganda occidental habla de malinterpretaciones y trata de hacer creer que la política exterior de Obama, bajo dura presión de críticas internas, ha sido revisada, llegando a la conclusión de que debe centrarse en los intereses nacionales más importantes. Esto es, la seguridad del Estado de Israel y, sobretodo, evitar un Irán con armas nucleares, un pretexto que, reitero, tras el acuerdo del pasado verano, parece haberse desvanecido.
Al contrario, ni Arabia Saudita, ni Iraq, cuyas autoridades se relacionan mucho con Irán, juegan un papel importante para Estados Unidos. Tras la revolución del petróleo y del gas esquisto en los últimos años, EE.UU. es más independiente en el terreno energético.
Pero no nos llamemos a engaño, cuando se habla de un repliegue renuencia o debilidad de la política de EE.UU. bajo el mandato de Obama en el Cercano Oriente.
Mientras Washington maneja la posibilidad de hacer caer a Rusia en la lipidia de grupos sectarios religiosos, al acudir en defensa del pueblo sirio, quienes gobiernan a EE.UU. hacen difícil la consecución de un mundo multipolar.
Y es porque el peligroso vecino vive de la guerra, su economía depende y está en función de ella, por lo cual su peligroso vaivén hace cada vez más real el peligro del holocausto atómico.
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