Mundial de Boxeo: El rodillo de puños antillano contraataca

Justamente la cita universal en la ciudad china, marcó el fin del dominio cubano, cuando los nuestros se impusieron por armadas con cetros de Guillermo Rigondeaux (54 kg), Yordenis Ugás (60), Erislandy Lara (69) y Odlanier Solís (+91).

Entonces, aderezaron los vellocinos con subtítulo de Andry Laffita (51), y bronces de Yuriolkis Gamboa (57), Inocente Fiss (64) y Emilio Correa (75).

Una década después hoy la arena Ali Bin Hamad Al Attiya de Doha, Catar, acoge la XVIII edición de estos certámenes, ante la presencia de 260 púgiles de 73 naciones y antes de sonar el gong del cartel final, las huestes de Rolando Acebal prácticamente se perfilan como virtuales monarcas, toda vez que lograron colar a seis de sus diez efectivos en los carteles finales.

Los agraciados son el novel de 18 años Johanys Argilagos (49) y la gran revelación de la justa, sin temor a equivocarme; Yosbany Veitía (52), Lázaro Álvarez (60), Arlen López (75), Julio César La Cruz (81) y Erislandy Savón (91).

Muchos se preguntarán cual ha sido la diferencia o el salto de calidad en dos años, luego de que en la versión precedente de Almaty fuesen cuatro los inscritos en pleitos de definición. Sucede que Cuba y su franquicia Domadores se insertaron con contundencia en el panorama de la Serie Mundial de Boxeo, evento que durante casi seis meses mantiene a púgiles de disímiles latitudes en acción, bajo la reglamentación de la AIBA, con la posibilidad de contender vs. sus homólogos de otras naciones.

De hecho, muchos de los adversarios vistos por nuestros púgiles en suelo catarí, fueron sus víctimas en algún momento de las cruzadas de Serie Mundial.

Dicha competición les ha permitido a nuestros boxeadores no solo ampliar su espectro de fogueo, sino también ganar en pensamiento técnico-táctico, estrategias de combate y mejor dosificación de las cargas físicas, por periodos prolongados de tiempo.

Así Argilagos, por ejemplo, pese a su juventud, avanzó con inobjetables veredictos de 3-0 sobre el español Samuel Carmona, el irlandés Irvine Brendan, y el ucraniano Dmytro Zamotaev en semifinales. El pequeñín camagüeyano pondrá a prueba una vez más sus vertiginosas combinaciones ante el ruso Vasily Yegorov, un rival de sumo cuidado.

El espirituano Veitía, bronce en suelo kazajo, también resolvió sus tres actos previos, aunque el debut ante el marroquí Achraf Kharroubi fue por votación dividida de 2-1. Su oponente será el azerí Elvin Mamishzada, de 23 abriles, 1.60 metros, titular europeo y quien además ha sentenciado a dos de sus contrarios por nocao técnico. Tendrá que apostar a toda su pericia y efectividad para emerger airoso.

Del pinareño Lázaro Álvarez poco hay que decir, doble rey del planeta en 56 y 60 kg, un púgil versátil, muy completo tanto en su arsenal técnico como en defensa. Sale con ligero favoritismo sobre el curtido azerí Albert Selimov, de 29 abriles y extenso palmarés al máximo nivel, incluido el cetro del orbe en Chicago 2007.

El guantanamero Arlen López tampoco enfrentará una panacea en la categoría mediana, pese a no dejar margen de dudas en sus tres presentaciones previas. Enfrente tendrá al egipcio Hosam Abdin, en un pleito en desafío que se perfila como uno de los más accesibles.

Mucho tino deberá tener el capitán de la escuadra, Julio César La Cruz en los 81 kg. Si bien su examen más exigente lo tuvo en semifinales ante el ruso Pavel Silyagin, a quien derrotó por unánime 3-0, el irlandés Joe Ward, bronce en la versión precedente y doble titular europeo en 2011 y el presente año, no será ni por asomo un manjar.

Cierro con el ciclón de Guantánamo, Erislandy Savón, quien no deberá descuidar ni un ápice y frisar la perfección si pretende imponerse ante el ruso Evgeny Tishchenko, actual as del Viejo Continente. Erislandy solventó con claridad sus combates anteriores, ante rivales de consideración como el ecuatoriano Julio Castillo, el uzbeko Rustan Tulaganov, y el azerí Abdulkadir Abdullayev.

Ese es el panorama previo al gong finalista. Acebal y sus pupilos llegaron a plantar la bandera de la escuela cubana de boxeo en suelo catarí. Por si fuera poco varios boletos olímpicos enjugan sus arcas. Confiemos en que brille el oro y se escuchen en más de tres ocasiones las notas del Himno de Bayamo.