Bachelet: Entre lobos

Bachelet: Entre lobos
Fecha de publicación: 
18 Octubre 2015
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Consciente de que “tenemos la obligación de hacer más, para erradicar la pobreza, el hambre y las desigualdades de la región”, como expresó en la más reciente reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, enfrenta grandes obstáculos para hacer consecuente sus palabras, debido a un Congreso que boicotea de diversas formas su programa de gobierno, los hacedores de la opinión pública en los medios informativos y quienes impiden fomentar una adecuada política exterior.

En este aspecto, Bachelet ha sido siempre muy clara, con el apoyo irrestricto a Cuba en su lucha contra el bloqueo impuesto por Estados Unidos, y destacar la labor de la CELAC, como z de América Latina y el Caribe.

Recordemos que cuando el comienzo del proceso que buscaba la democracia en Chile, luego de décadas de dictadura de Pinochet, se estableció la Concertación como ente que hizo llegar por primera vez a Bachelet a a Presidencia, durante la cual tuvo un alto porcentaje de aceptación, pese a logros no tan profundos y algo efímeros.

Pero, realmente, fue un grupo más consecuente que este de la Nueva Mayoría que la llevó de nuevo al poder, donde apenas el 43% de los electores acudieron a las urnas, debido a la desconfianza hacia todos los candidatos.

Este grupo presentó un programa de carácter reformista y ambiguo, pienso que para no desentonar con el aún dominante ambiente pinochetista, y solo con la inclusión de comunistas y socialistas se mejoró el tono y despertó algo del interés del electorado, que en el 2013 le dieron el mandato en un ambiente, subrayo, muy apático.

Pero como la derecha no confía siquiera ni en un poquito de cambio, por muy sutil que parezca, se empezó muy temprano con el boicot a las promesas presidenciales, y ya desde el 11 de marzo del 2014 el diario El Mercurio (vanguardia mediática en la asonada contra el asesinado Salvador Allende) comenzó a acosar al actual gobierno, llamando incluso a su deposición por la fuerza, con intervención, por supuesto, del ejército.

Lo más lamentable, por no decir sucio, es que en este boicot se encuentran implicados elementos de la Nueva Mayoría, que debían apoyar a Bachelet, por lo que se conformó una oposición interna que logró más cobertura que la de la propia derecha.

Un editorial de Rebelión recoge expresiones deleznables de esos elementos: Ignacio Walker ha llegado a decir que Bachelet posee un liderazgo “no presidenciable”, Jorge Pizarro la calificó de “confusa”, el diputado Auth dijo que su gobernanza tenía “arritmia” y hasta el ex secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, en busca de publicidad, dijo que era mejor que dimitiera, al igual que el ex presidente Ricardo Lagos.

Todos los intentos de reformas han sido deliberadamente boicoteados, en tanto se manejan encuestas pagadas por la derecha para afirmar que solo el 10% de la ciudadanía las apoya.

No obstante los tropiezos, hay que reconocer la fortaleza de la mandataria, cuando a mediados de agosto último dijo en una reunión en el Estadio El Llano que el grueso de la agenda legislativa se mantiene, y que los nuevos ministros que nombró no van a cambiar su rumbo.

Dicen que es mejor tarde que nunca, pero así fue como defendió Bachelet su gobierno, por lo que ahora la agenda de la derecha no es cambiar el rumbo de su política, sino derribarla.

Todo ha sido boicoteado, desde los diversos procedimientos para atacar la corrupción, hasta el intento de reforma educativa, que tanto las masas han deseado y por lo que tanto se mantienen luchando en las calles.

El legislativo solo le ha respaldado en su postura de no ceder ante Bolivia en el controvertido problema de la salida al mar planteada por Evo, así como en la petición de que firme el tratado económico que envuelve a 12 países del Pacífico propugnado por Estados Unidos, el cual, en el caso chileno, subiría los precios de las medicinas en beneficio de los grupos farmacéuticos, que desde hace años han estado envueltos en escándalos de corrupción.

Falta mucho por escribir sobre las propuestas de reformas boicoteadas por la derecha y traidores de la plataforma oficial.

Para contrarrestar esto hay un solo camino que la Presidenta que tanto lucha por los damnificados de continuos desastres naturales y por los pobres aun no ha emprendido: la búsqueda del apoyo de un pueblo organizado con sus movimientos sociales para contrarrestar a los lobos añorantes del pinochetismo y defensores a ultranza del neoliberalismo.

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