MIRAR(NOS): El más valiente: el amor
especiales
Hay sueños para los locos, hay sueños para los necios
Liuba M. Hevia
Hay gente que sueña poco. Y no sienten nostalgia alguna por la imposibilidad manifiesta de no materializar sus idílicas añoranzas. Cierto que un sueño no es en sí mismo una materialización, pero al menos en parte, se gratifica el alma toda vez que en miles de ocasiones solamente puedes verte convertido en superhéroe cuando tu tren de pensamiento se ha detenido, cuando te entregas sin remordixxmientos a los brazos de Morfeo.
Porque imaginación mediante es más simple ser valiente, parecen poca cosa las adversidades y si bien no en todos los casos cuando no enfrentas directamente la cuestión entonces te ves con la medalla de oro, a propósito de los Panamericanos, cruzando en primer lugar la línea de sentencia.
También están los escépticos, falsamente escépticos si me lo pregunta. Es que todo el mundo cree en algo, aunque sea una representación humana en yeso o en madera, aunque sea una piedra, incluso aunque sea Ud mismo.
Lo sabrán bien los cubanos que me leen, en cualquier meridiano o paralelo el cuento de las creencias es el mismo para todos sin importar raza, sexo o estrato social.
No es una historia nueva, porque la gente necesita confianza, necesita materializar idílicos pensamientos desde nuestros ancestros los que habitaban en las cavernas hasta el homo sapiens cosmopolita, a la usanza de esta vorágine que es sin dudas el siglo XXI.
Malo entonces que a veces la gente no se tenga confianza, que seamos más propensos a caer en desatinos que a autocontrolarnos cuando los vientos son contrarios y arrecian feroces los truenos, ensordeciendo hasta nuestros más profundos y escondidos anhelos.
Porque hay gente que se toma una pastilla e inmediatamente están durmiendo pero los más, le damos vueltas a los asuntos como si de tanto análisis fuéramos a dar con la respuesta correcta.
No es tan simple como parece, no existe una única solución. El asunto tendrá tantas variables como personas se sienten a darle "cabeza".
Ni decir en cuestiones del amor, en ese punto como he dicho antes cada maestro tiene su librito y como decía mi abuela "nadie escarmienta por cabeza ajena". Las incontables veces en que te toque equivocarte, si es por amor, aceptaras gustoso y no guardaras ninguna experiencia. Lamentablemente para otros, dulcemente para ti: seguirás tropezando tantas veces como tú quieras con la misma piedra.
Reitero, el amor es un asunto complejo. Molesta para caminar y duele, muchas más veces de las que reconforta. Después de esto la gente seguirá enamorándose, porque válganos la pasión como motor necesario, para vivir o al menos, para justificar que existimos, que dejamos huella.
En los sueños la gente es más valiente, pero en la realidad nos zarandea el amor. Recíproco o no, quebranta las voluntades más férreas y hasta con marcada intención, sabedor de sus efectos nocivos. tambalea nuestras convicciones, destruye nuestros castillos y moja con lágrimas, la ropa seca.
Añadir nuevo comentario