Absolutamente “elpidiados”

Absolutamente “elpidiados”
Fecha de publicación: 
15 Julio 2015
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En la vida de cualquier creador hay instantes de luz. Momentos memorables donde se activa “el bombillo” de las buenas ideas, esas secretas premoniciones que a nivel interno nos hacen suponer que nada será igual a partir de hoy.

 

Algo así debió pasar por la cabeza de Juan Padrón cuando, estando en Leningrado, hace 45 años, determinó que debía dar un punto de giro inesperado a la historia del samurái Kashibashi. Justamente, en esa historieta intervenía un cubanito, cuyas ocurrencias y somatotipo en general vinieron a dar al traste con ese personaje eterno que es para todos nosotros Elpidio Valdés.

 

En declaraciones al portal digital La Jiribilla el propio Padrón aclaraba que el nombre surgió para establecer alguna correspondencia con ese ícono nacionalista que sin dudas es Cecilia Valdés.

 

«Le puse Elpidio Valdés para que se pareciera a Cecilia Valdés, y lo dibujé a la primera, sin boceto. El protagonista era Kashibashi, pero este tipo (Elpidio), las cosas que decía, que yo hacía que dijera, me eran mucho más simpáticas que las del japonés. Entonces viré las 12 páginas que tenía “boceteadas” y empecé toda la historia con Elpidio como protagonista».

 

Nunca son fáciles los comienzos. Incluso porque es difícil acertar en cuestiones de éxito rotundo, y peor aún, altamente complicado avizorar de dónde nos llegarán los vientos contrarios que intenten boicotear nuestra embarcación.

 

Por suerte, a veces las complicaciones en algunos funciona exactamente de manera opuesta. Vienen a ser, en estos casos, como un motor impulsor que como su nombre indica “empuja” a seguir adelante.

 

Fue así como la escasa bibliografía obligó a la profundización en la historia y en los contenidos referentes a la lucha de nuestros mambises. Y se hizo el milagro, el ocio se convirtió en una clase de historia donde, imaginación mediante, asistimos a momentos memorables de las luchas por la independencia.

 

Si bien es cierto que la personalidad de Elpidio no está basada en ningún General ni oficial mambí en específico, su carácter tan particular, lo ubica sin problemas en la preferencia no solamente de mi generación.

 

Con facilidad asombrosa memorizamos algunos de sus mejores parlamentos. Los soltamos en una fiesta o una reunión, y el mérito es absolutamente de Juan Padrón. Sin reparar en puntos geográficos, antes bien a lo largo y ancho de este verde caimán todos, sin excepción, hacemos silencio cuando las peripecias de Elpidio hacen las delicias en la pequeña pantalla.

 

Acompañado por su inseparable Palmiche, este cubanito que ya cumple 45 años ha alcanzado la madurez en nuestras vidas, y sin pensarlo mucho pero con absoluta conciencia de nuestra dependencia… hemos quedado “elpidiados” y peor aún: sin posibilidades de retorno.

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