El San Carlos de Key West, una propiedad de la República de Cuba
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En el año 1689 fue fundado en La Habana el Colegio de San Ambrosio por el Obispo Diego Evelio de Compostela. Hacia 1777 se denominaría Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, ocupando esa hermosa construcción que muchos han visitado en La Habana Vieja, sita en San Ignacio 5 entre Empedrado y Chacón. Por ese centro de educativo conformador de nuestra nacionalidad pasaron grandes personas de la historia y la cultura cubanas como Cirilo Villaverde, Carlos Manuel de Céspedes, Tomás Romay, Félix Varela y otros.
Pensado en continuidad patriótica y espiritual, el 11 de noviembre de 1871 se fundó en una modesta construcción de madera de la calle Anne, en Key West (Cayo Hueso), al sur del estado norteamericano de La Florida, el Instituto San Carlos.
El San Carlos de Cayo Hueso tiene una larga historia. En 1884 se mudó a un edificio de la calle Fleming; siendo destruido dos años más tarde por un fuego que azotó a la ciudad. A raíz de ese suceso Martín Herrera, un residente con influencia social, promovió la construcción de un edificio en la calle Duval, que ha sido la sede del Instituto San Carlos desde 1890 hasta la actualidad.
El Instituto tuvo algunos momentos difíciles, pero siempre pudo sobrevivir con ayuda de los cubanos residentes en Cuba y con el apoyo de la emigración patriótica en los Estados Unidos. Siendo patrimonio de la República de Cuba, los gobiernos cubanos de turno se encargaron de proveer la asistencia financiera que permitía su conservación y el funcionamiento; sustento que se vio afectado después de enero de 1959, por la ruptura de relaciones con unos Estados Unidos que se negaban a aceptar la soberanía con que procedía la Revolución Cubana.
A pesar de los esfuerzos de algunos emigrados y patriotas cubanos, al cortarse ese apoyo material la sede del histórico Instituto San Carlos sufrió un prolongado desgaste, hasta que en el año 1981 se produjo un suceso que marcó un viraje de la que fuera una institución eminentemente cultural y educativa, que se convirtió en una “propiedad” acariciada por las ambiciones de los negociantes del real estate y acosada por la nefasta politiquería de la derecha cubanoamericana.
En el mencionado año 1981 una parte de la resentida fachada del Instituto San Carlos de Cayo Hueso le cayó encima a un transeúnte logrando herirlo. Se produjo entonces un debate acerca del futuro de la institución, donde no pocos pidieron su derrumbe y la edificación en su lugar de un centro comercial; se habló también de hacer un teatro, entre otros proyectos.
Fue en ese marco que entró a jugar sus cartas el abogado miamense Rafael Peñalver; uno de esos cubanoamericanos pícaros que hace su leyenda sobre la llamada fuga del comunismo y el dolor del exilio, declarándose el “salvador” del Instituto San Carlos.
En 1985 Peñalver recurrió a Comisiones, políticos y amigos, logrando convertirse en el Presidente de la junta del Instituto San Carlos, cargo que arrastra todavía hoy. Con Peñalver la politiquería entró a formar parte inevitable de la vida de esa institución. En una de sus operaciones más publicitadas se obtuvieron 2.8 millones de dólares provenientes de fondos estatales; movida en la que participaron, entre otros, los entonces representantes floridanos Javier Souto y Carlos Lacasa, y los entonces senadores estatales Roberto Casas, Mario Díaz-Balart, Rudy García y Alex Villalobos.
Entre otros conocidos personajes de la derecha miamense que se acercaron al Instituto San Carlos en esta gris etapa, se encuentran Feliciano Foyo, reconocido por el terrorista Luis Posada Carriles en su libro “Los caminos del guerrero” como uno de sus financistas; y Jorge Mas Canosa, creador de la organización contrarrevolucionaria titulada Fundación Nacional Cubano Americana.
El portal oficial en internet del Instituto San Carlos de Cayo Hueso reconoce tanto a Foyo como a Mas Canosa entre sus directores. (http://www.institutosancarlos.org/board.php)
En el programa La Tarde se Mueve del jueves 2 de julio, dedicamos un espacio a promover la convicción de que a partir de los procesos que tendrán lugar luego de la apertura oficial de Embajadas entre Cuba y Estados Unidos, será necesario poner sobre la mesa también el paso a la administración del gobierno cubano de propiedades que pertenecen a la República de Cuba; entre ellas el referido Instituto.
En ese mismo programa participó el empresario Henry Cabañas, cuya familia ha jugado un importante papel en la historia de Cayo Hueso desde la época de José Martí. En su intervención, que pueden escuchar completa en la grabación archivada en La Tarde se Mueve (https://soundcloud.com/ltsm/sets/programas), Cabañas recuerda que él nació y educó en Cayo Hueso, donde su padre fue director del San Carlos ayudando a revitalizar en su tiempo la cubanía de la generación de emigrados que fundó el Instituto. Contó también que siendo niña la distinguida señora Avelina Ríos se sentó en las piernas de José Martí en el San Carlos, donde le leyó un poema que hacía referencia a la independencia de Cuba. Para Cabañas no existen dudas de la propiedad de la República de Cuba sobre el Instituto, que además de las aulas en el piso superior, albergaba oficinas consulares del gobierno de La Habana.
Como dijo el colega Eddie Levy el Instituto San Carlos de Cayo Hueso tiene una larga historia que pertenece a la Historia de Cuba en su unidad, y si hay que luchar para recuperarlo, esa lucha hay que darla.
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