En cartelera: Compramos un zoológico

En cartelera: Compramos un zoológico
Fecha de publicación: 
10 Febrero 2012
0

 

Lo que resulta extraño en esta película es que dos superestrellas como Matt Damon y Scarlett Johansson se hayan decidido a realizarla. Compramos un zoológico tiene todos los rasgos de un filme modestamente comercial y por otra parte tampoco emula con el gran cine.

Sin embargo, la actriz danesa y por demás chica Woody Allen prueba sus dotes al representar una cuidadora de animales un tanto ruda y huraña sin renunciar al físico despampanante que le ha regalado la biología.

Matt Damon aprovecha su vena paterna recién descubierta con Disease, de Steven Soderbergh, para encarnar un viudo que debe reajustar su vida y la de sus hijos a nuevas condiciones. Si algo debe agradecérsele al director Cameron Crowe es que renuncia al fácil lagrimeo que una situación dramática de este orden suele propiciar.

Todo lo contrario, se asume la muerte de un ser querido como una realidad indiscutible, dolorosamente incambiable, que solo ofrece la opción de seguir adelante o perderse en el intento. El filme, entonces, se concentra el como. Cómo ha decidido cada personaje reajustar su mundo, y cómo ha influido la ausencia definitiva de la esposa-madre sobre estos seres humanos.

En cambio, todo lo autorreflexivo y hasta personal (cada uno de nosotros tiene su propio capítulo con la muerte) que pudo resultarnos este tema, acabó por convertirse en materia de caminos trillados, y salidas fáciles que han ido asentando filmes precedentes.

Por ejemplo, para que la familia terminara mudándose hacia aquella casa que llevaba como un dos en uno su propio zoológico al lado, Crowe consideró necesario darle algunos empujoncitos a la historia, solo que los empujoncitos resultan ser demasiados y uno se queda preguntándose si Matt Damon decide cambiar de dirección casi a la fuerza o por iniciativa y deseo propio. Por un lado, renuncia al trabajo porque su jefe lo mantiene allí casi por caridad y él no quiere lástimas. Por otro,  a su hijo lo botan de la escuela por realizar una pintura demasiado violenta (aunque no ofensiva)...

(Compramos un circo nos compromete con la historia de un tigre que al parecer sufre una enfermedad degenerativa y muy dolorosa. Los personajes se batean argumentos a favor o en contra de terminar con su pena. Argumentos que, en un filme cuyo comienzo es la muerte de una mujer por causas similares, abre un debate velado y esquivo sobre la eutanasia.)

Hay que decir, a pesar de todo, que la fotografía resuelve con dignidad la química que se establece a primera vista entre la hija de Matt, él y aquella nueva casa, con tomas a contraluz y una música apropiada.

La meta de Matt Damon será a continuación reabrir el zoológico y para lograrla (como ocurre demasiado habitualmente) deberá tropezarse con las reticencias de su hermano, de los empleados del zoo, la meticulosidad de un inspector recalcitrante, y sobre todo con el rechazo de su hijo adolescente.

¡Otra vez! ¿Por qué siempre nos encontramos con el par de una niña de ingenuidad entusiasta y su hermano mayor escéptico y rebelde? Pues porque funciona, dirán algunos. Pero cuando esto se convierte en un cliché y pretende resolver conflictos de la vida cotidiana (que usted y yo podríamos estar enfrentando), no puede dejar de parecer artificioso, y hasta burdamente manipulador.

La mitad de las películas de Matinée Infantil (el programa de la TV cubana que sale, si no ha cambiado, los domingos por la mañana) tratan de niños que se mudan a un nuevo lugar con sus padres, y un número considerables de esos padres son viudos o divorciados. Todavía hay quien sigue con renovado entusiasmo la misma historia pero con diferente actor hasta que caen los créditos. Ocurre, pero estos sí que no lo comprendo.

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.