Obama critica que se pueda conseguir un arma sin problemas para hacer daño
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El presidente de EE.UU., Barack Obama, expresó hoy su profunda «tristeza» e «indignación» por el tiroteo contra una iglesia negra de Charleston, en el estado de Carolina del Sur, en el que murieron nueve personas y que la policía local cree que fue un «crimen de odio».
Obama compareció, visiblemente afectado y en compañía de su vicepresidente, Joseph Biden, en la sala de prensa de la Casa Blanca.
«He tenido que hacer declaraciones como ésta demasiadas veces», subrayó el presidente en referencia al tiroteo, ocurrido en la noche del miércoles en la Iglesia Africana Metodista Episcopal (AME) Emanuel cuando un grupo de personas participaban en su interior en una lectura de textos sagrados.
El presunto autor de los disparos, un joven blanco de 21 años identificado como Dylann Roof, fue detenido esta mañana en la localidad de Shelby, en el vecino estado de Carolina del Norte.
Obama dijo que hay que esperar a que se complete la investigación para conocer los motivos del ataque y recordó que el Departamento de Justicia determinará si fue, como cree la Policía de Charleston, un «crimen de odio».
Según Obama, «no es la primera vez» que las iglesias negras del país han sido atacadas, y este nuevo suceso plantea otra vez preguntas sobre una «parte oscura» de la historia de EE.UU.
Lo que «sí sabemos, una vez más, es que personas inocentes fueron asesinadas, en parte porque alguien que quería hacer daño no tuvo problemas en conseguir un arma», enfatizó.
Según varios medios de comunicación, Roof recibió de su padre un arma como regalo en su último cumpleaños.
«Seamos claros. En algún momento, como país tendremos que considerar el hecho de que este tipo de violencia masiva no sucede en otras naciones avanzadas. No sucede en otros lugares con esta frecuencia», reflexionó Obama.
«Y está en nuestro poder hacer algo al respecto», agregó Obama, quien ha reconocido que una de las mayores frustraciones de su mandato ha sido el fracaso de sus esfuerzos por lograr un mayor control de la venta y posesión de armas en el país.
Entre los fallecidos en el tiroteo, seis mujeres y tres hombres, está el pastor de la iglesia atacada y senador estatal Clementa Pinckney.
Sylvia Johnson, prima del pastor fallecido, contó a la cadena NBC que uno de los tres supervivientes del tiroteo le contó que el agresor dijo: «Tengo que hacerlo (...). Habéis violado a nuestras mujeres y estáis tomando nuestro país».
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