Alejo Carpentier: 35 años sin sus maravillas
especiales
Aunque su obra quede para el deleite universal y su imaginario ronde eternamente las letras hispanoamericanas y especialmente las cubanas, la maravilla de su sapiencia nos ha abandonado a la más cruda realidad hace ya 35 años.
Cuando los médicos le confesaron la verdad, ya había escrito la cuota diaria de palabras que lo ayudarían a metabolizar la noticia con valentía. Se levantaba muy temprano para encontrarse con la hoja en blanco que luego transcribía en la máquina de escribir sin consultar a nadie. Usted es un hombre muy inteligente para engañarlo, le expresaron.
Así lo comentaría casi dos décadas después su viuda, Lilia Esteban de Carpentier, en una entrevista. Fueron siete años muy difíciles, confesó.
La noticia de la muerte de Alejo Carpentier en París un 24 de abril de 1980, conmovió a todo el mundo, pero, principalmente, al pueblo cubano que le rindió un conmovedor homenaje a su cadáver tendido en la base del monumento a José Martí en la Plaza de la Revolución.
Se despidió así a una de las figuras más destacadas de las letras hispanoamericanas, cubano por autodeterminación, novelista y teórico del mundo latinoamericano y caribeño.
El ser hijo de una rusa y un francés, así como haber nacido en la remota Lausana, nunca le hicieron defraudar la cubanía en sus textos ni su fidelidad absoluta a la patria que eligió como suya.
Ministro Consejero de la Embajada de Cuba en Francia de 1966 a 1980, mientras andaba inmerso en la creación de El recurso del método, Concierto barroco y El arpa y la sombra, obras paradigmáticas de su producción literaria.
Carpentier fue el segundo escritor en recibir el premio Miguel de Cervantes, otorgado en 1977 (el primero fue el español Jorge Guillén), el cual es considerado el máximo reconocimiento a la labor creadora de escritores españoles e hispanoamericanos cuya obra haya contribuido a enriquecer de forma notable el patrimonio literario en lengua española.
No me interesa el Premio Nobel, afirmaba por aquel entonces, sino el Cervantes; es la prueba de que la Real Academia Española reconoce a un autor latinoamericano.
La Revolución Francesa y sus ecos en los procesos independentistas de América fueron reflejados por Carpentier en sus novelas El reino de este mundo y El siglo de las luces, y definió su método artístico como expositor de lo «real-maravilloso» americano en su barroca realidad.
Incursionó en el periodismo, la poesía, la narrativa, la música (letras para música) y muchos otros géneros que lo convirtieron en un escritor universal. Una muestra muy exigua de su virtuosismo periodístico se puede hallar en sus Crónicas, La Habana, 1976, dos tomos que reúnen 146 artículos.
Controversial con Lezama, y amigo de Nicolás Guillén, Dulce María Loynaz, Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán… Alejo disfrutaba cultivar y mantener amistades, era nuestro don, expresó su viuda en una ocasión.
Accesible para sus lectores, pues según su esposa, se carteaba con algunos, incluso desde París. Alejo creía que los lectores hacen al escritor, sin embargo, cuando le reprochaban: a usted hay que leerlo con diccionario, entonces respondía: ¡Ah, qué bueno! Así te elevas.
Añadir nuevo comentario