Copa del Mundo: La sombra del siete tras los tackles angelinos

Copa del Mundo: La sombra del siete tras los tackles angelinos
Fecha de publicación: 
15 Abril 2015
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No hay bombos ni platillos, ni cintillos dorados, ni titulares en puntaje inmenso. Si me preguntaran, pese a los breaks adversos, la escuadra cubana de lucha libre que incursionó en la Copa del Mundo de Los ángeles, no los merece. Más bien su séptimo escaño deja un velo de sombra, interrogantes y expectativas de cara a un fortísimo cierre de ciclo, con los juegos Panamericanos de Toronto y el Mundial de Las Vegas en el tintero.

 
De hecho, esta última cita otorgará boletos olímpicos a Río de Janeiro 2016 a los primeros cinco de cada división. Río ya resuena en las ambiciones del entrenador principal Julio Mendieta, conciente de que será su mejor opción de intentar superar las actuaciones históricas de ese estilo: oro y bronce de Alejandro Puerto (57 kg) y Lázaro Reinoso (62) en Barcelona 1992, y esa misma dosis recetaron en Atenas 2004 Yandro Quintana (60) e Iván Fundora (74).
En las inmediaciones de Hollywood Irán retuvo su vellocino del certamen, al imponerse 5-3 en la final a los anfitriones norteños. Azerbaiján, Rusia, Bielorrusia, Mongolia, y Turquía ocuparon las restantes posiciones, en ese orden.

 

Partimos en nuestro análisis de las potencialidades de cuatro hombres, capaces de competir con una efectividad inusitada en el Mundial de Tashkent, Uzbekistán 2014, donde se adueñaron de igual número de preseas.

 

Hablamos de Yowlys Bonnne (entonces 61 y ahora 57 kilogramos, cumplirá 32 años en noviembre), Liván López (74 y 33 abriles), Reinieri Salas (86-28) y Javier Cortina (97-28), quienes constituían las bujías para impulsar a un elenco que retornó a ese panorama luego de cuatro años de ausencia.

 

Mendieta tiene razón, como pocas veces antes se ha conjugado en nuestro elenco una armada de semejantes potencialidades, y para varios de ellos la urbe Carioca marcará la posibilidad de eternizarse en el Olimpo o ver el ocaso de sus carreras sin haber acariciado la gloria suprema.

 

En Los Ángeles, Cuba recaló en la última plaza del grupo clasificatorio A, con derrotas  frente a Estados Unidos (2-6) y Mongolia (3-5), y un empate ante Rusia (4-4) decretado “a favor” de los euroasiáticos, pues nuestra selección perdió par de combates por forfeit y llegó debilitada a causa de lesiones que se tradujeron en tres hombres menos de cara al match por el séptimo escaño: el doble subcampeón universal Salas, Maikel Pérez (60) y el titular Centroamericano y del Caribe de Veracruz, Eduardo Mesa (125).

 

Luego en dicha instancia, echaron el resto para imponerse a Turquía por 5-3 y no anclar en el sótano, gracias a las sonrisas de Yowlys Bonne (57 kg), Franklin Marén (65 kg), Andy Moreno (70 kg), Liván López (74 kg) y Javier Cortina (97 kg).

 

En materia estadística, la tropa de Mendieta y Bárbaro Morgan desarrolló 32 combates, triunfaron en 14, sucumbieron en 18, incluidos seis pleitos por forfeit, lo que dejó un saldo ligeramente favorable de 14-12 en batallas materializadas.

 
El guantanamero Bonne, devino el más destacado de la escuadra, pese a constituir la Copa su estreno en los 57 kg, categoría en la cual concursará en Toronto y Las Vegas.

 

Bonne concluyó invicto en cuatro presentaciones en la actual Copa,  con sonrisa por pegada ante el anfitrión Tony Ramos, superioridad técnica de 15-5 frente al mongol Tsogtbaatar Damdinbazar, decisión de 12-6 sobre el ruso Viktor Rassadin y el epílogo de 10-0, igualmente por superioridad técnica sobre el turco Zezar Akgul.

 

También merecen elogios Cortina y Liván (idénticos balances de 3-1), este último solo superado por el extraclase norteño Jordan Burroughs, tres veces as del orbe y actual rey bajo los cinco aros. Marén trabajó para el 50 % de efectividad, mientras discretos estuvieron Pérez (1-3) y Moreno (1-3), además de Eduardo Mesa, quien no saboreó el triunfo en cuatro actos.

 

Otro indicador de interés en la justa, fue el hecho de que salvo los exponentes antillanos, el resto de las armadas presentó a dos hombres por división, lo que les permitió oxigenar sus huestes en consonancia con el pedigrí del adversario en cuestión.

 
Así, ante contrarios instalados entre los pesos pesados de cada una de las categorías los nuestros sufrieron mayor exposición al desgaste físico y se enfrentaron a cuatro situaciones técnico-tácticas de excelso rigor, las cuales en los casos de los ya mencionados Salas, Pérez y Mesa, derivaron en el resentimiento de lesiones.

 
Por si eso no bastara y sin el menor afán justificativo la selección antillana tuvo muy pocas horas de descanso, pues el avión en el cual hacían el tránsito hacia la sede, sufrió desperfectos técnicos y estuvo detenido en Houston. Como si se tratase de un conjuro maligno.

 

De cualquier manera urge intensificar los esfuerzos, luego de tomarles el pulso a cuatro de los mejores combinados del planeta. Aumento de las capacidades de resistencia a la fuerza, carrerras y soga para el fortalecimiento de los distintos planos musculares y un profundo análisis sobre las fisuras técnico-tácticas, se impone en el colectivo de la lucha libre masculina, pues esas, de seguro, serán nuestras cartas de triunfo en el afán de ver caer el telón del ciclo olímpico con el mayor botín de preseas posible.

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