Las telenovelas brasileñas como mediadores sociales

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Las telenovelas brasileñas como mediadores sociales
Fecha de publicación: 
31 Marzo 2015
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En ese sentido, hace aproximadamente un mes Dos caras ―estrenada en 2007― llega a nuestros hogares en sustitución de Paraíso tropical, tal como sucediera en Brasil, convirtiéndose en uno de los programas más demandados, aun cuando esta producción no puede considerarse entre las mejores que se han proyectado en la Isla.

Con 210 capítulos reúne actores con una reconocida trayectoria como Susana Vieira, José Wilker y Renata Sorrah, quienes unidos a Dalton Vigh, Marjorie Estiano, Antonio Fagundes, Marília Pêra, Stênio García y Lázaro Ramos recrean una historia en torno a la traición, el amor y la venganza. 

Dos caras, no obstante, como muchas de las telenovelas del gigante suramericano, refleja los conflictos de la sociedad en la cual se inscribe.  

Al decir de Mauro Alencar, Doctor en Telenovela Brasileña y Latinoamericana de la Universidad de São Paulo, ello sucede básicamente porque la materia prima de la creación dramatúrgica son los noticieros, de manera que estas producciones funcionen no solo para entretener, sino, además, como mediadores sociales. 

Si bien en la historia de Dos caras destaca el personaje protagónico (Marconi Ferraço), interpretado por Dalton Vigh, en tanto revoluciona los moldes tradicionales del héroe y el villano, para Alencar otro elemento resulta trascendental: la construcción de una comunidad tan pobre como la Porteliña, comandada por un líder popular, Juvenal Antena (Antonio Fagundes).

Según comenta a la AIN, el también miembro de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación, la repercusión en Brasil de esta telenovela estuvo en función precisamente de la dualidad del protagónico, pero también por el tratamiento de temas sociales como el ascenso de una clase popular, la formación de nuevas configuraciones familiares y, por supuesto, los conflictos de la ética (lo que justifica el título Dos caras).     

Asimismo, temáticas tan controversiales como la especulación inmobiliaria, los prejuicios raciales, la crisis de la educación, el alcoholismo, la homosexualidad y la explotación infantil, se dan cita en esta producción televisiva.

Pero Dos caras tiene también otros puntos de contacto con el público cubano, pues su creador, Aguinaldo Silva, resulta conocido por estos lares por su novela anterior, Señora del destino, la cual ―comenta Alencar― podría constituir, dentro del cuadro dramatúrgico del gran escritor brasileño, el antecedente de esta nueva propuesta. 

En tanto, continúa el investigador, ambas recrean el área periférica de la ciudad, se alejan del centro rico y urbano, y sus personajes defienden ciertos principios y maneras de afrontar la vida que son afines.

Sobre los procesos de producción del género en el territorio brasileño profundiza a su vez Alencar, quien cuenta cómo los primeros 30 capítulos de las novelas son escritos antes del estreno de las mismas. Sin embargo, a partir de este punto, los guionistas entran en un diálogo permanente con las audiencias, generalmente a través de las encuestas.

Hoy los medios, dice el también autor del volumen La Hollywood brasileña. Panorama de la telenovela en Brasil, contribuyen a la rápida reacción del público durante la exhibición de estos dramatizados, aunque los escritores siempre cuentan la historia más cercana a los objetivos previamente planteados.

De esta manera, las referidas telenovelas gozan del éxito no solo en Cuba, sino también en Latinoamérica, entre otras razones, resalta Mauro Alencar, por la mezcla perfecta entre realidad y ficción, y por la alta inversión financiera y tecnológica de TV Globo en el género desde 1970.

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