Parte y no solución

Parte y no solución
Fecha de publicación: 
26 Febrero 2015
0
Imagen principal: 

Desde hace 35 años, Francia pone o hace dimitir a los presidentes en función de su docilidad y les descarta en cuanto se vuelven hacia otros países para desarrollar sus acuerdos de colaboración económica.

Cada golpe de Estado o elección urdida por el "país de los derechos humanos" deja tras de sí paramilitares, grupos de soldados y organizaciones ligadas a los dirigentes políticos de la República Centroafricana o de los países vecinos. Son ellos los que se hacen la guerra.

Después de que el antiguo presidente Bozizé hubiera tomado sus distancias respecto a Francia, concediendo a China la prospección petrolera del yacimiento de Boromata, París entregó el poder a Djotodia. Pero éste se reveló incapaz de mantener el orden, multiplicándose los enfrentamientos entre las comunidades religiosas e incluso entre las tropas de los países de la fuerza militar africana presente allí.

La situación degeneró de tal manera que dio pábulo a las emisiones de este febrero en la Radio Televisión Española acerca de que grupos cristianos estaban exterminado a musulmanes y viceversa, desmentido por los religiosos presentes en un país donde también están dislocados militares norteamericanos y España está representada por su aviación con sede en Gabón.

De todas maneras, el caos impera en un país sin infraestructuras (pocas carreteras, hospitales, escuelas y agua potable) y con el 70% de su población bajo el umbral de la pobreza, con una esperanza de vida de 44 años.

Al mismo tiempo, las empresas francesas están muy presentes (Air France, Bolloré en el ferrocarril y la explotación forestal, Total, Orange,...), mientras que el Estado está desestructurado y los diferentes grupos políticos son demasiado débiles para hacer algo sin contar con Francia.

Sin tapujos
 

 
Los dirigentes políticos franceses no han tardado en decir públicamente que el verdadero sentido de la intervención en la República Centroafricana era la defensa de los intereses económicos de Francia en el continente africano.

Cuando se produjo la intervención en Malí, se oía decir que el presidente Francois Hollande había sido manipulado por el ejército francés, que, por su parte, habría preparado esa guerra desde mucho antes. El rumor ponía en un primer plano al general Puga, legionario, católico integrista que asiste a las misas de su hermano en la iglesia San Nicolás de Chardonnet, cercana a los grupos fascistas. La intervención francesa se habría vuelto "legítima" debido a que había sido demandada por el presidente de Malí... a quien se la habría sugerido el mismo Puga.

Pero Hollande está lejos de ser un ingenuo manipulado. Optó por mantener a Benoit Puga -nombrado por Sarkozy- como su jefe de Estado Mayor con todo conocimiento de causa. De la misma forma que nombró a Pierre de Villieres, hermano de Philippe, al puesto de jefe de Estado Mayor de los ejércitos para reemplazar al almirante Guillaud, sospechoso de debilidad en el seno del ejército por haber aceptado demasiadas reducciones de medios y efectivos.

Si Hollande se rodea de personajes tan poco simpáticos, no es solo por nostalgia de la política de Mitterrand sobre África, sino claramente porque éstos encarnan los intereses del Estado francés en ese continente.

En este contexto, un informe especializado pone en guardia al gobierno francés en relación a la competencia de China, pero también de Estados Unidos, Alemania, la India y Brasil:

La parte de mercado de China sobre el continente ha pasado de menos del 2% en 1990 a más del 16%, y la de Francia en el sur del Sahara ha caído del 10,1% al 4,7%.

En concreto, en lo que respecta a las infraestructuras, las compañías chinas se van por encima de las francesas en el terreno aéreo (aeropuerto de Nairobi), en el náutico (puerto de Bagamoyo, en Tanzania), en el de las telecomunicaciones (teléfono, televisión, periódicos...).

Por eso, Francia quiere estar presente en todos los lugares en los que se toman decisiones económicas públicas y privadas sobre África, a lo que le ha agregado la militar en la “Cumbre África-Francia por la paz y la seguridad", para decidir la formación de unos 20 000 soldados africanos por año y facilitar los visados a los estudiantes de alto nivel y a los agentes económicos, aún a costa de bloquear completamente a los emigrantes de las categorías más pobres.

La República Centroafricana debe servir para lanzar esta nueva política imperialista en África. Su situación geográfica particular, en medio del continente, refuerza su utilidad para la reconquista de África. Y qué importan los miles de muertos, si ello refuerza los beneficios. Así se puede comprender el porqué Francia forma parte del problema y para nada es su solución.

 

alt

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.