Cartas de amor por encargo
especiales
Las historias de amor nunca pasan de moda, no importa la época o el lugar porque todos los humanos tenemos necesidad de ellas, de conocerlas, de vivirlas en carne propia. Gracias al amor es que existimos, es eso lo que nos hace especiales, es solo eso lo que nos vuelve mejores personas.
Y aunque estamos en una era súper avanzada en la Historia de la Humanidad, con un mundo casi totalmente digitalizado, esa versión antiquísima de la comunicación que es la carta de amor sigue siendo un gran motivo para soñar.
Quien lo dude puede averiguar por la escribana de Sancti Spíritus -provincia en el centro de Cuba-, y si no tiene tiempo de darse el viaje, busque el documental Cartas de amor de Guillermo Centeno. En él, los incrédulos podrán confirmar que muchas personas, más de las que imaginamos, han cambiado sus vidas después de leer una epístola, porque la poesía sí puede transformar el mundo.
Liudmila Quincoses es una escritora espirituana que un día del año 1994 decidió abrir un espacio en su casa para escribir cartas de amor a «cualquier hora» a quien lo necesitara. A ella ha acudido muchísima gente. Ella los observa, los conoce por unos minutos, se pone en su piel y así redacta, según la persona y la situación. Muchas de las historias que ella vio pasar entre sus letras aparecen reflejadas en este filme, que deja muy claro que el amor está por encima de todo, no importan preferencias sexuales, edades, posibilidades económicas, belleza o fealdad.
Tiempo después, lo que comenzó casi como un desahogo espiritual, adquirió una magnitud inesperada. Ahora todo el mundo la conoce y durante todo el año ella recibe miles de visitas para que escriba una carta.
Gracias a la inventiva de Liudmila y todos los que la han apoyado durante tantos años, existe un concurso internacional de cartas de amor que está cumpliendo una década.
«La gente tiene mucha necesidad de contar lo que le pasa y como ya tantos me conocen, me paran en la calle para que escuche su historia. Muchas veces ando apurada, tengo cosas que hacer, pero me detengo a oírlos porque yo creé eso, yo soy responsable, ese es mi oficio. Y mi mayor aspiración es dedicarme en un futuro a eso por completo, no solo a la escribanía, sino a seguir desarrollando todo el proyecto que hemos generado a partir de las cartas de amor».
Con Liudmila conversamos.
-¿Qué tantas cosas tenías necesidad de expresar cuando decidiste escribir cartas de amor por encargo?
-Lo que más sentía era la fe en las personas, en la poesía. Ese es un medio de comunicación universal. Creo que fue algo muy necesario en el momento en que lo inicié, era el año 94 en Cuba, había que dar algo de esperanza a la gente. Eso es lo único que yo sé hacer: escribir. No podía vender coquitos ni cualquier otra cosa. Lo mejor que podía hacer era escribir. Me pareció interesante, pero nunca pensé que se convertiría en algo así.
-¿Qué transformaciones has experimentado después de que comenzaste hace años?
-Yo me he enriquecido mucho espiritualmente, y en cuanto al proyecto, también ha crecido, ahora además de escribir organizamos conciertos en las calles, proyectamos filmes en plazas, involucramos mucho a la comunidad. Tenemos la peña Amigos de la esperanza con la que trabajamos en las prisiones, con los enfermos de SIDA, con el proyecto Palomas, la Universidad del Adulto Mayor…
-¿Ha influido esto en tu trabajo como escritora?
-Mucho, varias historias de mis libros han surgido de este oficio.
-¿Cuántas cartas crees que has escrito ya?
-No miento cuando digo que he hecho miles de cartas, algunas mejores, otras no tanto. Antes hacía copias, ahora solo guardo algunas, las que me llegan más. Ya no tengo espacio para archivar tanto. Solo los 14 de Febrero hago más de 100 cartas. Cada historia es única, irrepetible, novedosa. Cada vez se necesita un esfuerzo mayor. Yo tengo una vida aparte de esto, tengo una hija, trabajo en la Universidad, sin embargo, me siento obligada a dedicar un espacio de mi tiempo a esto. Es algo más bien altruista, este trabajo no se paga, lo hago porque quiero…
-¿No cobras por hacer las cartas?
-Eso depende de la persona que me lo pida, de sus posibilidades, a veces le pido 5 o 10 pesos cubanos, por eso mis amigos dicen que esto me da pérdidas, porque solo las hojas que uso para escribir me cuestan más de lo que me pagan. (Risas) Pero para mí es una gran experiencia.
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