La buena conducta del cine cubano

La buena conducta del cine cubano
Fecha de publicación: 
1 Enero 2015
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Se va un año y siempre nos gusta hacer balance de lo que hicimos, que si aprovechamos el tiempo, que si disfrutamos las vacaciones, que si aprendimos muchas cosas nuevas…en fin. Y la lista sigue hasta que empezamos una nueva página y nos proponemos repetir los buenos momentos del período que termina y buscamos nuevos motivos y desafíos para el año nuevo.

 

Cada cual hace el recuento según sus preferencias e intereses, claro. A mí por lo menos me gusta pensar en los libros que leí, en las recetas de cocina que descubrí, en la cantidad de películas que vi y en las que más me gustaron.

 

No todos los años uno puede decir que la producción y exhibición de filmes nacionales se ha comportado. Este año, a diferencia de otros, el cine cubano puede sentirse alegre, aunque siempre haya cabos sueltos de los que hablar.

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Desde inicios del año el estreno de un filme cubano marcó al público: “Conducta”, de Ernesto Daranas. Mucho se publicó en los medios sobre esta película que tiene una historia conmovedora. La cinta fue taquillera desde el primer día y tanto los espectadores pasivos como los cinéfilos empedernidos salían del cine haciendo alabanzas. A todo el mundo le gustaba. Y realmente “Conducta” estuvo muy bien hecha. Era- como dije en una ocasión- la película que estábamos esperando.

 

La 13 edición de la Muestra de Jóvenes Realizadores fue otra vez ese momento para soñar y creer posible un cine nuevo y joven en Cuba. Los cines del entorno de 23 y 12 en el Vedado fueron de nuevo el avispero de tantos espectadores que acuden a las salas ávidos de descubrimiento, renovación.

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De hecho, en el propio núcleo organizativo de este evento hubo unos cuantos cambios, mediante los cuales, los noveles creadores tienen mayor potestad y decisión en la concepción de este festival joven.

 

En los documentales, animados y cortos de la Muestra hay una mirada crítica a la realidad. Son estos cineastas los cronistas de nuestra época, los que llaman la atención sobre temas invisibles en los medios.

 

Uno de los espacios más esperados por los cinéfilos cubanos durante el año es el Festival Francés. No hay una edición en que las salas no se repleten durante su parada en La Habana. Decenas de miles de espectadores disfrutan cada año aquí de lo más actualizado de la filmografía gala. Y este año en particular, dicho por la crítica especializada, el programa era excepcional, sin cabida a lo comercial.

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Cintas notables como “Paseando con Molière” o “Como hermanos” acapararon la atención en los cines. Una vez más se demostró que la muestra francesa en Cuba es la de mayor repercusión en el mundo, detrás de las exhibiciones en Francia.

 

Otro estreno esperado de la producción cinematográfica nacional en 2014 fue “Boccaccerías Habaneras”, de Arturo Sotto. El director logró una comedia deliciosa que regalaba a cada espectador un ápice de felicidad. Fue muy divertida, realmente.

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Finalmente llegó “Meñique”, el primer animado cubano con técnicas en 3D. Años tomó este trabajo al equipo liderado por Ernesto Padrón, pero valió la pena. Meñique fue el mejor regalo que los niños cubanos podían recibir este año de la pantalla grande.

 

La película es una suerte de enjambre cultural en el que confluyen la historia versionada por Martí, los principios sobre los que hemos defendido la nación, la sabrosura de la música cubana y el humor que no puede faltar. Meñique es un divertimento con aprendizaje incluido. No todos los dibujos animados lo son, pero Ernesto Padrón lo consiguió.

 

“Contigo pan y cebolla”, de Juan Carlos Cremata fue también un filme de mucha audiencia. El cineasta llevó a la sala oscura uno de los clásicos del teatro cubano. Y aun cuando el texto original de Héctor Quintero tiene ya unos cuantos años, el espíritu del filme y la interpretación de sus personajes nos hicieron creer que esa es una historia actual, que pudiéramos vivir cualquiera de nosotros.

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2014 cerró como mejor sabe hacerlo el séptimo arte, con el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, la mayor fiesta del año, en la que se conjugan todas las artes para rendir el mejor tributo a la imagen en movimiento.

 

Además de la pasión que despierta siempre el festival con las películas en concurso y las muestras europeas que tanto atraen a la gente, una de las mayores alegrías fue el Gran Premio para “Conducta” y el Coral a Mejor Actuación Masculina para su protagonista, Armando Valdez Freire.

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La cinta cubana “Vestido de novia”, de Marilyn Solaya fue la Mención de Honor en la categoría de Ópera Prima y además resultó la película más popular. El segundo lugar de la popularidad lo ganó otra cubana, “Fátima o el Parque de la Fraternidad”, de Jorge Perugorría.

 

El Coral al largometraje animado fue para “Meñique” y el premio a Guión Inédito también fue para Cuba con la historia “Santa y Delfín”, de Carlos Lechuga.

 

Y aquí no acaba todo, uno de los premios de postproducción Latinoamérica Primera Copia recayó en la joven cubana Jessica Rodríguez por “Espejuelos oscuros”, mientras que el maestro Fernando Pérez recibió una Mención del Jurado por “La pared de las palabras”.

O sea, que el Festival se quedó en casa.

Fátima

Para 2015 el estreno de “Vestido de novia”, “Fátima”, “La pared de las palabras”, “Venecia” y otras seguirán dando de qué hablar en el cine cubano.

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