USA-Venezuela: Las orejas de Ileana y Roger

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USA-Venezuela: Las orejas de Ileana y Roger
Fecha de publicación: 
11 Diciembre 2014
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Aconteció esta semana, cuando el Senado dio luz verde a un proyecto que castiga a funcionarios de Caracas.

A estos les alegan, sin respaldo jurídico, político ni moral, pero además carentes de pruebas, que violan derechos humanos en ese país.

Así lo difundieron este 10 de diciembre, día de tales derechos en el mundo, pero también cuando hace horas circuló un informe del Comité de Inteligencia del Senado que reveló monstruosas torturas aplicadas por la CIA.
 
Detrás del telón de esa maniobra, muchos lo saben en Washington, se encuentra el núcleo ultraderechista del Capitolio.

Algunos de sus integrantes o aliados han salido a escena para corroborarlo.

Por ejemplo, Roger Noriega, ex alto funcionario del Departamento de Estado y en 2002 uno de los promotores del intento de golpe militar en Venezuela.

Un artículo suyo que publicó Inter América Security Watch advirtió a la Casa Blanca «prepararse para intervenir en Venezuela».

Desorientó a la prensa cuando en 2005 negó la presencia del terrorista Luis Posada Carriles en territorio de Estados Unidos.

Un poco después le informó que estaba en Miami, momento en que puntualizó: «no le daremos asilo a ningún terrorista», como estaban haciendo.

Este miércoles nueve de diciembre, el Nuevo Herald desplegó un título muy revelador:

«Sanciones a Venezuela podrían llevar a cambio de política de Estados Unidos».

El diario ultraderechista, ligado en Miami a venezolanos y cubanos de su misma ideología, opina que lo sucedido en el Senado también fortalece a quienes están por adoptar una posición «mucho más agresiva» frente a la Revolución bolivariana.
 
Agrega un detalle particularmente significativo cuando afirma que esto podría conducir «a una mayor distribución de recursos para ese fin».

O sea, volver a desatar el apoyo estadounidense a sus grupos en el país suramericano y proveerlos de recursos que les faciliten desestabilizarlo.

Baste recordar que en ese plan toman parte figuras como Roger Noriega y el expresidente colombiano Álvaro Uribe, para declarar alarma.

Ambos recibieron el apoyo de Ileana Ros-Lehtinen, quien antes presentó y echó adelante una iniciativa similar en la Cámara de Representantes.

¿Acaso una movida aislada o parte de un complot mayor? Toda la experiencia acumulada inclina a lo segundo.

¿Qué dijo esta vez la doblemente pequeña congresista de Miami?

«Me gustaría aplaudir al Senado por aprobar una legislación de sentido común, que castigará al régimen de Maduro y sus secuaces por los rampantes abusos a los derechos humanos».

Luego enfatizó: «Mi aspiración es que de inmediato la Cámara tome y apruebe esta legislación y cuente con la firma del presidente».

A la vez, hubo nuevas moderadas críticas de Obama sobre la aplicación de torturas bajo el gobierno de George W. Bush.

Sin embargo, casi al mismo tiempo, su Departamento de Justicia reiteró que no abriría investigaciones al respecto.    

Esa entidad oficial recordó que hace cinco años las inició hasta finalmente archivarlas, porque las pruebas «no eran suficientes».

La ducha congelada vino a renglón seguido cuando Justicia puntualizó que se concentraron en los delitos, y no «en quienes podrían ser acusados por estos».

He ahí el gran juego de ajedrez, a la vista en Washington, muy expresivo del funcionamiento de esa clase de libertad.

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