Veracruz en caliente: Touchés de sangre y fuego

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Veracruz en caliente: Touchés de sangre y fuego
Fecha de publicación: 
15 Noviembre 2014
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Cuba en el colimador, las ganas en la hoja de cada arma, esa necesidad de demostrar poderío en cada embestida profunda, cada defensa y contraataque, cada touché a sangre y fuego.

Las exclamaciones de júbilo listas para ser proferidas como una exhalación.

Ciertamente pese a las potencialidades demostradas por Ringo Quintero (24 años y 1.96 metros de estatura) y en una ligera menor medida Fidel Ferret (23 y 1.91), no podemos cegarnos ante la sobrada calidad de los venezolanos Silvio Fernández y Rubén Limardo, medallistas mundiales y olímpicos y primeros preclasificados en el pareo de la lid.

 

Aún a sabiendas de todos esos pormenores, el entrenador Jaine Hernández no dudó en señalar que sus pupilos están preparados área discutir el cetro, tanto individual como por colectivos: “ambos muchachos tiene muy buen nivel técnico, el cual complementan con sus excelentes condiciones físicas para atenuar la limitante de volumen de asaltos de primer nivel.

 

altJaime Hernández (centro)

 

“La talla constituye un elemento más influyente en la espada que en el resto de las armas. Llevo cuatro años en rol de entrenador principal y a esos parámetros hemos intentado adicionarle un aumento de la efectividad individual en las acciones ofensivas. Movernos a tono con las tendencias actuales en nuestro laboratorio del Cerro Pelado y mantener indicadores de explosividad, reacción, y resistencia de la fuerza elevados, también influye sobre todo en combates de tensión, como los que sostuvieron en el Mundial. Psicológicamente regresaron con otra visión de Rusia.”

 

Si de laboratorio se trata el sable lleva la voz cantante, pues desde el panamericano del deporte el año pasado en Colombia (casi 18 meses) no compite extrafronteras. Contrario a la espada femenina y el florete masculino, siquiera tienen presencia sólida en el Villa de La Habana.

 

De Cartagena de Indias 2006 queda el recuerdo del oro individual y por equipos.  Ana Fáez se llevó la mayor distinción, y de aquella escuadra repite la capitalina Jennifer Morales (26 años y 1.89 metros), quien nuevamente solo cruzará aceros en esa modalidad. Individualmente la responsabilidad recaerá en la santiaguera Yaritza Goulet (25-1.81) y Darling Robert (22-1.67).

 

Leonel Wade, al frente de las sablistas explicó: “Por colectivos las anfitrionas, Venezuela y República Dominicana se perfilan como principales escollos. De forma individual otro tanto, pues son equipos estables y con dos ciclos olímpicos de mucho fogueo. Incluso las mexicanas quedaron entre las ocho mejores naciones en la última Copa del Mundo.

 

“Pese a ello nuestras muchachas están psicológicamente centradas en salir a buscar el mejor resultado posible. Nuestra arma se ha convertido en netamente ofensiva y los esfuerzos han estado dirigidos a pulir los errores en ese sentido, traducidos en aumentar la efectividad y elevar el repertorio en ataque. Eso, combinado con cuestiones de defensa que tradicionalmente las sablistas cubanas tienen más sólidas, debe aportar buenos dividendos.”

 

Centrada con el traje blanco ceñido, hiperquinética dentro y fuera de la pista, autoritaria. Justo esa imagen proyecta Darling Robert, quien muy fluidamente ahondó sobre potencialidades y posibles fisuras: “Han sido prioritarios los cuatro metros —distancia en el centro de la pista donde se producen la mayoría de las acciones—, a nivel mundial se inicia mucho en esa zona. Eso se conjuga con sacar el brazo rápido al ataque, tener desplazamientos no muy amplios, elevar la rapidez y velocidad. Es crucial además tener buena capacidad explosiva y estar preparados para responder tácticamente y ripostar en segunda intención. La secuencia paso, paso, y fondo varía, los movimientos y ejercicios son rasantes o bien próximos a ese centro de acción”, sentenció la capitalina que inició en el florete pero que a tono con su carácter hoy día no se halla en otra arma.

 

Hora de la verdad. El canotaje hizo lo suyo, el tiro y el taekwondo otro tanto. El pabellón tricolor ondea. Y la esgrima, con touchés a sangre y fuego, no se quedará en el corredor de los sinsabores.

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