Kcho: "Más que trinchera, el arte es una puerta que debe estar abierta"
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"Más que una trinchera, el arte es una puerta que debe permanecer siempre abierta, pues se trata de una actividad que, aunque adquiera tintes ácidos y ásperos, jamás hará daño a nadie, al contrario, siempre brindará una reflexión importante, positiva y necesaria."
Con ese anhelo se encuentra en Oaxaca el artista cubano Kcho (Nueva Gerona, Isla de la Juventud, 1970), para construir un vínculo, añade, entre la siempre efervescente actividad creativa y académica que se desarrolla en el Centro de Artes de San Agustín (CaSa) Etla y su propio proyecto: Kcho Estudio Romerillo Laboratorio para el Arte, espacio público sin fines de lucro, financiado por él en la isla, en el cual operan una sala de arte, una biblioteca, talleres y un teatro.
"El arte puede transformar la realidad de forma única; el maestro Francisco Toledo lo tiene claro, por eso es bueno saber que antes de que yo empezara con mis propuestas en Cuba, él ya vivió aquí sus peleas culturales y contra las trasnacionales", considera Kcho en entrevista con La Jornada.
Para abrir boca en ese intercambio de experiencias, el artista presentará a partir del próximo 6 de septiembre la exposición Extraño día en la playa, cuya pieza principal es un enorme lagarto construido con 20 lanchas traídas de las costas oaxaqueñas.
Cada embarcación tiene su propia historia, pues la vida es la materia principal de trabajo y reflexión del maestro cubano, quien va por el mundo, por ejemplo, hablando del tema de la migración, de los balseros, de las travesías y los siempre anhelados regresos a casa.
En 1996, Kcho se convirtió en el artista cubano que reabrió las puertas del Museo de Arte Moderno de Nueva York para sus colegas, cuando esa institución adquirió una obra suya, después del entusiasmo que había causado años antes Wifredo Lam (1902-1982).
"El arte cubano es algo único", reitera, “sobre todo, porque el país tuvo la visión de crear un encuentro como la Bienal de La Habana, que ha cumplido 30 años, la cual marca la pauta a la hora de pensar el arte, pues su idea fundacional surge de la cumbre de los países no alineados que presidió Cuba. En esa época, Fidel Castro ordenó al Ministerio de Cultura que hiciera un acto de arte para mostrar al mundo que veníamos de un momento histórico particular, y se organizó la bienal sin dinero.
"Los curadores vivían en casa de los artistas y amigos, se introdujo un método de trabajo nuevo. Las carencias materiales fueron sus fundamentos, pero se enriqueció en ideas al ser muy abierta. Por eso se mantiene frente a bienales más antiguas y con más recursos, las cuales, sin embargo, vemos cómo se resquebrajan con discursos que son los mismos de siempre. Ante ello, la Bienal de La Habana está viva y activa, algo que es posible gracias a la libertad de crear sin patrocinadores."
Para el próximo encuentro internacional de arte en la isla, que se realizará a partir de mayo de 2015, Kcho dará a conocer su Museo Orgánico, que consiste en transformar un barrio entero, marginal, en espacio artístico: “Las salas de exhibición serán los lugares que ya hemos generado: parques, mercados, áreas públicas, quioscos de ventas de comida rápida, autobuses escolares convertidos en centros culturales y nuestro propio laboratorio. Si bien es un proyecto que nace para la bienal, no terminará con ella, se quedará en el tiempo. Por ejemplo, un mercado, que ya estaba destruido, lo vamos a arreglar con nuestro esfuerzo y el de los habitantes que ofrecerán sus productos, junto con obras de la vanguardia artística cubana.
“El arte es un acto de diálogo abierto total, por eso es inútil censurarlo. También por eso es importante ser cuidadoso e inteligente a la hora de mostrar el arte, porque puede perder, dañar o lastimar los discursos, la obra, los públicos. El arte es un acto, un ‘juego’ muy serio.”
Alexis Leiva Machado es el nombre del artista cubano que se dio a conocer en el mundo como Kcho, pues así siempre lo llamó su padre, don Ignacio, carpintero y técnico en telecomunicaciones. Su madre es Martha Machado, artista popular.
Recuerda que tomó la decisión de dedicarse al arte cuando a la edad de 12 años entró a la galería municipal de la Isla de la Juventud: “Encontré un tesoro, nunca lo olvidaré: El jardín de las delicias de El Bosco. Lo había visto en un libro, ya lo conocía. Cuando lo vi, pensé que era el original, fue un impacto tremendo. A su lado estaba un arlequín azul de Picasso, más allá un Miró, un Dalí. ¡Todo eso en mi isla! No lo podía creer.
“Resulta que Alejo Carpentier, uno de los cubanos más grandes del mundo, había destinado todo el monto de su premio Cervantes para adquirir para cada provincia de Cuba una colección de reproducciones de las obras más importantes de la historia del arte, acompañadas por una enciclopedia artística. Eso me cambió la vida.
"Por tal razón, siempre he querido imitar a Carpentier, porque lo que él hizo por mí quiero hacerlo por alguien, que la cadena continúe. En la Isla de la Juventud hice un museo con obras de los principales artistas cubanos. Hoy espero que por lo menos un niño tenga una experiencia similar. Por eso, como dice Lam, la vida cobra sentido cuando uno encuentra coincidencias con otras personas, y estas son buenas ideas y se multiplican."
La presencia de Kcho en el CaSa se concretó gracias a la iniciativa del curador Jorge Contreras y al programa de exposiciones de la asociación civil En Dos Lugares. En 2013 realizó una primera visita al recinto: "Entonces vi una prensa litográfica, similar a la que había en mi escuela cuando tenía 13 años. Pero me dijeron que aquí no había piedras, por eso ahora traje cuatro y vamos a traer más, para que los alumnos puedan trabajar, pues ya hasta habían mandado desarmar la prensa, pero muchas de las obras más importantes de la historia de la gráfica se han hecho en litografía".
Otro de los proyectos en puerta entre CaSa y el estudio de Romerillo será un programa de intercambio de estudiantes, “asimismo de que estamos trabajando para llevar una exposición del maestro Toledo a la Feria del Libro de La Habana, además de todo su trabajo editorial.
"La hermandad entre México y Cuba es muy importante. El mundo está ante momentos complicadísimos, por eso es muy importante seguir buscando en el tiempo la forma en que esa fraternidad crezca y se fortalezca. Sobre todo mediante el arte, una puerta que nunca debemos cerrar."
Además, el maestro Kcho trabajará con niños oaxaqueños, como hizo en 2008, cuando tres huracanes causaron severas afectaciones en Cuba. El artista conformó la Brigada Artística Martha Machado, a la que se sumaron 500 colegas, actores, músicos, bailarines, quienes impartieron talleres comunitarios a jóvenes y pequeños que se quedaron sin escuelas.
En particular, él llevó grandes lienzos para que los niños pintaran con el tema "¿Qué futuro deseas?" La misma actividad realizó en Haití, luego de los devastadores terremotos de 2010.
"Los niños fueron un elemento básico para la recuperación de sus comunidades, por ello, les proporcionamos una herramienta muy importante en medio de esa desolación: el arte, y tuvimos resultados maravilloso, pues trabajaron con una alegría tremenda", detalla.
–Qué encontrará el público que asista a su exposición?
–Se van a topar con la tierra en la que nací. Con un gran cocodrilo caribeño-istmeño. Nos encontramos en un punto en la geografía mundial en el cual el tema de la migración, que llevo mucho tiempo trabajando, también genera conflicto.
“Pero este cocodrilo construido con barcas de Oaxaca lo veo como una criatura salvadora. No es La Bestia, no es el tren de la muerte. Es el hogar donde el público hallará secretos, espacios de refugio. Es el lugar donde siempre quiero estar”, concluye Kcho.
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