Roberto Chile: Fidel es un sentimiento

Roberto Chile es un artista que crece desde su modestia, tiene muchas virtudes, primero la de ver donde otros parecen ciegos y alumbrar desde su lente el alma de la gente, de su tierra, del tiempo. Roberto Chile es un revolucionario, martiano, fidelista… por eso los retratos que ahora expone en el Memorial José Martí son mucho más que una fiesta de cumpleaños, un auto de fe.

Sobre su recién inaugurada muestra «Fidel es Fidel» conversó en exclusiva con Cubasí.

—Sé muy bien de la admiración entrañable que sientes por ese hombre inmenso, entonces quisiera ampliar la idea del título: quién es Fidel para Roberto Chile.
   
—Para mí Fidel es un sentimiento.

—Fidel podría ser un tema infinito, especialmente para alguien que se ha pasado la vida dejando constancia de su figura a través de una cámara, ¿qué mensajes sobre ese hombre-tema escogiste compartir esta vez?

—El tema de la exposición está inspirado en una frase célebre del dramaturgo alemán Bertolt Brecht: «Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles». Eso es lo que he querido expresar con imágenes, no con palabras: que Fidel es un imprescindible, un hombre que ha luchado toda la vida y no se ha dejado vencer por el destino.

—¿Cuánto de nuevo descubriste durante la preparación de la muestra sobre Fidel que también los espectadores podremos encontrar en la interacción con las piezas?

—Fidel siempre sorprende. Mirando fotografías y visionando grabaciones de antaño, encontramos un caudal de momentos, muchos de ellos aún inéditos. Fidel es historia viva. Puedes compartir o no sus ideas, ser su seguidor o su adversario, estar a favor de él o en contra, pero no puedes quedar indiferente ante su estatura. Ya quisieran otros pueblos tener un líder como él. Si el pueblo cubano resistió, si la Revolución Cubana ha seguido en pie, es porque tuvimos y tenemos a Fidel. Y eso se ve en las imágenes que hoy mostramos, la devoción de un pueblo por su líder, la simpatía que provocaba a su paso por todos los confines, la estela de admiración que dejaba en todas partes. Es un caudal infinito de recuerdos que no caben en galería ni en pantalla alguna, solo en el corazón de los que lo hemos vivido...

—Las fotografías son, en su mayoría, de momentos posteriores a la Proclama, ¿por qué?

—Durante 25 años tuve la tarea de registrar la imagen en movimiento de Fidel. Recientemente dejé descansar la cámara de filmación y elegí la imagen fija para detener en el tiempo el símbolo épico de un hombre ícono de los que luchan toda la vida: La estrella de Fidel, Hacia el porvenir, Comandante en Jefe, Guerrillero del tiempo, A la luz del Che y Eterno Baraguá, entre otras, son algunas de las instantáneas que integran la muestra «Fidel es Fidel». Aunque hay algunas fotos de 2005 y 2006, la mayoría son de 2010, como señalas tú, posteriores a la Proclama.

—Vi solo dos fotografías impresas a color…

—Para mí y para muchos, las fotografías de la Revolución son en blanco y negro. Tal vez eso se deba a la admiración que sentimos por los fotógrafos de la épica, nuestros predecesores: Alberto Korda, Raúl Corrales, Ernesto Fernández, Osvaldo y Roberto Salas, Liborio Noval y José Alberto Figueroa, entre otros, y de alguna manera esta exposición, además de ser un homenaje a Fidel, es una muestra de gratitud y reconocimiento a estos grandes de la fotografía cubana.

—Cuéntame sobre la selección de los audiovisuales entre tantos que debes haber realizado durante tantos años de trabajo con Fidel.

—Los audiovisuales rememoran momentos del quehacer revolucionario de Fidel. Son trozos de su infatigable liderazgo al frente de la Revolución Cubana. Muchos de ellos tal cual los vivimos, otros con una intención más poética. Todos lejos del panfleto. Son historia pura. Momentos que nos conmovieron, que movilizaron nuestros sentimientos humanos y patrióticos, que dejaron una honda huella en cada uno de nosotros. Hubo vibración colectiva cuando se proyectaron estos breves instantes de la historia, fue un reencuentro con Fidel y con la historia, una inyección de esperanza.  

—¿La escultura de bronce viene también de alguna de las fotos? ¿Cómo surgió esa idea y qué tal el proceso de realización?

—La escultura de bronce está inspirada en una de las imágenes más emblemáticas de la muestra: La Estrella de Fidel. La única vez que portó una gorra verde olivo con una estrella en la frente. Eso fue el 28 de septiembre de 2010 en el acto por el aniversario 50 de los CDR en las afueras del antiguo Palacio Presidencial. La escultura reproduce esa gorra con su estrella, a tamaño real. Fue una idea que me despertó una madrugada y que pude llevar al bronce gracias al escultor Daniel Torres, quien tuvo a su cargo la realización de la misma. Velamos celosamente por la factura de esta obra que posa sobre una base, que simula la piedra, realizada por el escultor Andrés González.

—¿Por qué invitaste a Ernesto Rancaño a intervenir dos de las fotos? ¿Podría multiplicarse esta experiencia en el futuro con otros artistas para una nueva exposición?

—Para añadirle a la muestra una dosis de lirismo y poner a volar la imaginación de los espectadores. Ya estoy pensando en una exposición de diez imágenes mías intervenidas por artistas cubanos. Ya hemos seleccionado tres y también a tres artistas que tendrán a su cargo la recreación de estas imágenes. Eso será para 2016. O tal vez antes. Vamos a ver. La inspiración y el amor no se administran.

—Coméntame sobre la muestra que paralelamente está emplazada en la galería Art Stalker de Berlín.

—Aunque la muestra fue concebida para los cubanos, se presenta también, a propuesta de la pomotora Ada María de Boer, en la galería Art Stalker de Berlín, con el apoyo de la curadora Jennifer SpruB y Héctor Corcho, agregado cultural de nuestra embajada en Alemania, y la colaboración de amigos alemanes y cubanos, empresas, instituciones y organizaciones solidarias con Cuba.   

Para los cubanos esta exhibición significa un reencuentro con su líder; para los alemanes, una posibilidad de ahondar en la trayectoria y personalidad de un estadista de talla mundial.

—¿Qué veremos de Roberto Chile en el futuro? Planes, proyectos, quizás continuar con el tema de los afrodescendientes… ¿nos cuentas?

—Desde hace más de un año, trabajo arduamente en un nuevo proyecto fotográfico, «Raíces», con la intención de penetrar en la espiritualidad de nuestra herencia africana e indagar en el universo mágico místico de las religiones de origen africano en Cuba.

Una nueva aventura visual a la que estoy dedicando todos mis fueros. Eso en fotografía. En lo audiovisual, acabo de concluir la filmación de tres documentales con los directores norteamericanos Eugene Corr (From Ghost Town to Havana) y Ken Schneider (Havana Curveball), y con la cineasta escocesa Eirene Houston (The Cuban Way). Durante lo que pudieran ser mis vacaciones, emprenderé un largometraje documental con Maxime Marduokhaev, documentalista ruso-francés, con quien compartiré la dirección y la fotografía de lo que será una mirada al presente y al futuro de Cuba.

Son algunas de mis batallas, mis realidades y mis sueños. No sé vivir sin trabajar.