El Circo Ruso regresa a Cuba por todo lo alto
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Para varias generaciones de cubanos mayores de 30 años, el concepto del circo está indisolublemente ligado a los rusos. Tal vez ese sea uno de los motivos por los que la participación de artistas de la Compañía Rosgostsirk fuera de las más esperadas y aplaudidas.
Pero no solo la nostalgia llevó a muchos habaneros hasta la carpa Trompoloco. A sus siete años, el pequeño Alejandro no tiene esos recuerdos, pero no ocultaba su asombro y admiración ante las insólitas acrobacias de la pareja de fuerza conformada por Stanislav Kotélnikov y Viacheslav Spirin, en el número La Sombra, que ya fuera premiado antes en el Festival Mundial de arte circense en Moscú.
Rosgostsirk, la organización circense más antigua y más numerosa en el mundo, tiene bajo su subordinación más de 70 empresas, incluidos 39 circos fijos, 12 circos ambulantes y los zoocircos. Su próximo cumpleaños 95 ya lo están celebrando también en Cuba. “Es un placer para nosotros colaborar con nuestros socios y amigos cubanos”, dijo en La Habana Vadim Gagloev, director general de la compañía estatal de circo ruso, quien participó en el jurado del Festival de La Habana. “Este es el primer festival donde participo oficialmente en calidad de miembro del jurado, y estoy muy contento de que el festival de circo tenga lugar precisamente en Cuba, donde se tiene enorme respeto y amor hacia el circo ruso, y en general a todo lo ruso”, declaró.
Este ambiente de carpas, malabaristas y payasos, remite a otras épocas, en que el circo soviético era presencia habitual en la isla.
“Íbamos a verlo todos los años. Me gustaba mucho, sobre todo por sus animales amaestrados, hacían cosas increíbles. Si no me equivoco, traían un oso llamado Misha”. Así lo recuerda Ernesto, un estomatólogo de 49 años.
Para Gilda Núñez, especialista en Relaciones Públicas, es también un recuerdo entrañable de la infancia. “Me sorprendió mucho una jaula gigantesca de leones, que pusieron en una función en el teatro Karl Marx”, dice.
Muchos quisieran volver a ver una función completa del Rosgostsirk y su director no descarta esta posibilidad para el futuro. “Nos gustaría mucho mostrar un gran espectáculo, cuando se puedan crear las condiciones para el traslado de los animales, seguramente lo haremos, nada es imposible”, afirmó Gagloev.
Alina Ricard, funcionaria del Ministerio de Cultura cubano, estuvo involucrada con aquellas primeras visitas del circo soviético, y reconoce las dificultades de traer a los grandes animales amaestrados a esta isla tropical. “Fue complicado, porque no estaban acostumbrados al calor nuestro, era necesario mantenerlos en jaulas climatizadas”, recuerda.
Cuba tenía una antigua tradición circense desde antes de 1959. Desde sus inicios, a fines del siglo XVIII, el circo fue haciéndose un espacio en las preferencias de los cubanos, lo mismo con grandes compañías extranjeras que llegaban a la capital, y con otros, mucho más modestos, que recorrían campos y ciudades.
Después de 1959, el gobierno de Fidel Castro comenzó a potenciar el arte circense, y es entonces cuando comienzan a presentarse aquí los artistas rusos y de otras repúblicas soviéticas. Durante varias décadas, el circo soviético tuvo un papel fundamental, no solo como entretenimiento para el público cubano, sino en la preparación de decenas de artistas que conformaron luego la Escuela cubana de circo.
Cuando se cumplen 46 años de la institucionalización del circo en el país, Circuba, festival creado en 1981, sigue siendo punto de encuentro del circo mundial, con más de 50 participantes provenientes de 14 países, entre los que Rusia vuelve a reinar.
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