EN GALERÍAS: El mundo de la princesa triste
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Uno entra ahora a la galería Génesis Miramar (Centro de Negocios, Avenida 3ra entre 76 y 78) y tal parece que ha entrado en las páginas de un libro para niños. En las paredes cuelgan escenas de cuentos protagonizados por los personajes de siempre: princesas, zorras, lobos, conejos… La figuración se nutre del gran acervo de la ilustración para la llamada “literatura infantil”. Colores vivos, fuertemente contrastados; trazo juguetón y diáfano; “bidimensionalidad” a ultranza. Se puede afirmar sin temor a dudas: Lisbeth Ledo tiene lo que necesita un ilustrador: imaginación, sensibilidad, compromiso… Su muestra El mundo de la princesa triste es suficiente testimonio.
Pero cuando el espectador se acerca con más detenimiento a las obras puede darse cuenta de que aquí no todo es inocencia (buena parte de la literatura para niños —estoy tentado a decir que la mejor— tampoco es inocente). Los “conflictos” de estas propuestas, la versión del cuento, trascienden la candidez con que algunas de estas historias de conejos, lobos y zanahorias llegaron a nosotros. En buena parte de las piezas hay una garra oculta, una trampa acechante. A veces es más evidente: un lobo con genitales humanos. A veces es francamente provocativa: princesas subidas de tono. A veces es turbadora: zorras que son princesas.
La muestra estará abierta hasta el mes de abril.
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