El Mejunje de Santa Clara: 30 años después
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El Mejunje de Ramón Silverio, que está ubicado en la calle Marta Abreu de la ciudad de Santa Clara, es un sitio bien especial, es “el rinconcito más bohemio de la ciudad”, como dice siempre su anfitrión. Hoy tiene fama internacional, pero 30 años atrás hubo que luchar contra viento y marea.
A finales de los 80, del siglo pasado, un grupo de artistas, intelectuales, y gente de farándula de Santa Clara, comenzaron a reunirse, leer poemas, y cantar temas de trovadores prácticamente desconocidos en aquel momento. Iban de un sitio a otro, porque no tenían un lugar fijo para juntarse, y tomaban una bebida rara, mezcla de hierbas de todo tipo, que no se sabía bien qué era, y que alguien le llamó mejunje. Así comenzó la historia de aquel lugar, que se convirtió en un referente para la cultura cubana toda.
En 1990, Humberto Rodríguez, entonces presidente de la Asamblea Municipal de Santa Clara, le cedió a Silverio un abandonado hotel que estaba lleno de basura justo a un par de cuadras del centro de la ciudad. Fue la gloria, la felicidad para muchos. Una vez que se sacó todo el escombro, quedaron las ruinas de aquel lugar, y Humberto Rodríguez y Miguel Díaz Canel, que en aquel entonces primer secretario del partido en Villa Clara, le dieron un buen empujón al Mejunje, y así surgió la actual sede que conservó sus ruinas, y que hoy por hoy, constituyen unos de sus grandes atractivos.
En El Mejunje no hay descanso, cada día tiene su característica, el jueves, por ejemplo, es de los trovadores con un espacio que se llama La Trovuntivitis, y que reúne a un grupo de cantautores bien interesantes. Luego está el Viernes de la Buena Suerte, que antes tenía a Los Fakires, con Felo Valdés y el difunto Cáscarita, era una noche para chuparse los dedos. Música vieja, hecha con un sentimiento que te llegaba a la vida. Y bueno, el sábado se convirtió en la noche de la Discoteca Gay, famosa en el mundo entero. Luego vinieron los desfiles de travesti, aquello fue creciendo y era una zona de tolerancia como no hay otra en Cuba.
Después llegaron los festivales de rock, y el Festival de Pequeño Formato de Teatro, y conciertos de gente que pasaba por la ciudad, a presentarse en el Teatro La Caridad, pero terminaba la noche descargando en El Mejunje. Y los nombres eran desde Elena Burke hasta Gema Corredera, Raúl Torres, Pavel Urquiza, Alejandro Gutiérrez, David Torrens, Lázaro Orta, entre una larga lista que ahora no puedo arriesgarme a mencionar.
Viví en Santa Clara un par de años, en 1990 y luego en 1995. Después, siempre que visitaba la ciudad iba a El Mejunje, y conocí a tanta gente buena, compartí con muchos que se quedaron para siempre en mi recuerdo. Allí, permanente, estábamos todos: Irela y Amaury Gutiérrez, Arístides Vega y Berta Calú, Dopico, Veleta, Ricardo Riverón, William Calero, Yamil Díaz, Emma Artiles, Pible, Carlos Trova, Julio Fowler, Roli Berrío, Quincoso, mi amigo José Gutiérrez que hizo un montón de fotos de aquellos primeros años.
Sería muy pretencioso de mi parte ahora, con tanta distancia, recordar nombres y fechas, eso se lo dejo al bueno de Alexis Castañeda Pérez de Alejo, que escribió un libro, El Mejunje y sus andanzas.
Después de tanto tiempo, Silverio sigue siendo un tipo increíble. Hace poco le dieron el Premio Maestro de Juventudes. Antes de eso se fue a Venezuela a enseñar un poco de lo que tenía aquí. En una entrevista, recordando los inicios de El Mejunje, decía:
"Nosotros le abrimos la puerta a todo el mundo, particularmente a grupos incomprendidos: homosexuales, rockeros, trovadores... Pero lo asumimos con la certeza de que no podíamos crear un gueto, sino todo lo contrario: un espacio de confluencia..."
Y el espacio ha sobrevivido a ciclones, rabos de nubes, problemas burocráticos, detractores, censores… En fin, ha sido la buhardilla de muchos y el consuelo de otros. El Mejunje está cumpliendo 30 años y allí en sus paredes hay tanta historia, que sobrepasa la figura misma de Ramón Silverio y de toda la gente de Santa Clara y del mundo, que un día encontraron refugio en aquellas hermosas ruinas de la calle Martha Abreu.
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lisa
sam
Chacho el Muchacho
enrique
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