Festival de Cine: Tropa de elite 2, ¿reportaje o ficción de Río?

especiales

Festival de Cine: Tropa de elite 2, ¿reportaje o ficción de Río?
Fecha de publicación: 
30 Noviembre 2011
0

Tropa de elite 2, del carioca José Padilhia, concursa en la categoría de Largometraje de Ficción.

 

Por un lado tenemos su aparatosa entrada, la música de presentación al estilo de Misión imposible; su héroe incorrupto, intachable, ético y a ratos testosterónico.

 

Por otra parte, el director José Padilhia quiere poner el dedo sobre algunas yagas de la sociedad brasileña, es innegable. ¿A dónde quiere llevarnos esta segunda parte de Tropa de elite? ¿Es cine de denuncia aunque compromete su tesis —su radiografía casi antropológica del crimen— con la gramática del populista género “de acción” hollywoodense?

 

En todo caso, Padilhia no se queda en la cáscara de la ilegalidad en las fabelas, va pelando aquella fruta amarga a través de las palabras del narrador-protagonista, disecciona pero no separa conceptos, los ofrece en toda su complejidad y quizás por esto no sea sencillo explicar Tropa de elite 2 en pocas frases (como a continuación).

 

El capitán Nascimento de la policía militar (interpretado por Wagner Moura) asume durante buena parte de la película una posición contemplativa, él es nuestros ojos, nuestro narrador, omnisciente y “objetivo”, alguien en cuyo criterio podemos confiar porque no está con los malos. Poco a poco nos va dejando entrever que más allá de legales o ilegales, de derechas o izquierdas el verdadero abismo social de Río de Janeiro se abre entre dos terrenos: aquel que ocupan los hombres de acción y el que ocupan los hombres de palabra.

 

Los hombres de acción (policías, maleantes o las dos cosas)… bueno, ya sabemos el daño que pueden hacerle a un país, y Tropa de elite 2, consciente de que así es, se aprovecha de las hondas que generan sus conductas para descubrirnos en detalle el otro universo, el de las palabras.

 

“Los intelectuales de izquierda se ganan la vida defendiendo a los maleantes”, dice el protagonista. Ganarse la vida es una palabra clave. ¿Cómo lo hacen? A través de una carrera política, o en las aulas de la universidad. En todo caso, Topa de elite 2 deja claro que la visión de estos intelectuales carece de complejidad porque nunca llegan a entender (ni a explicar claro está) el significado de los hecho que pasan frente a sus ojos, porque convierten la realidad en un cuento de lobos y caperucitas, donde la policía es el depredador por supuesto.

 

El filme pone sobre el mantel un personaje de izquierda honrado pero efectista (hedonista con aura de Quijote) que nos ofrece todos esos matices. Sin embargo, el paralelo con Nascimento se nos hace demasiado “ficticio” cuando además de ser su antónimo profesional, se convierte en el esposo de su mujer y el padrastro de su hijo. Alguna simbología tendrá, pero resulta un tanto machacona; esta decisión resuelve de manera poco creativa un punto clave en la historia.

 

En el mismo terreno, pero a la derecha, se encuentran varios políticos que se valen del periodismo para hacer campaña y contar otra historia que involucra caballeros andantes encargados de mantener los aldeanos a raya.

 

El alcalde, interpelado mediáticamente por los de derecha que le piden mano dura con los “vagabundos”, y acusado de extremista por la izquierda, toma junto con su grupo asesor decisiones acríticas destinadas a complacer a unos y otros.

 

Pero hasta ahí, Tropa de elite 2 no pasa de describir su tesis y parece más bien concentrada en su estilo de narrar que dicho sea de paso no tiene mucho que envidiarle al cine hollywoodense de alto presupuesto. Todos conocemos la calidad de los actores brasileños y este filme es una prueba lujosa, desde Wagner Moura hasta los roles secundarios. Incluso las apariciones escasas de una periodista (polémica como todos los reporteros incisivos) se nos queda grabada por su buena interpretación. Son pocos los actores fuera de tono, y no hay porqué mencionarlos.

 

La fotografía es preactiva. En las escenas “de persecución y balacera” aprovecha los planos cenitales, por ejemplo, y otras características de las coberturas en vivo para llevarnos al criterio de estar presenciando un reportaje que otros elementos de la película también refuerzan. En este sentido, la cámara lleva la voz cantante, y quizás por eso el espectador termina de manera preconciente (así trabajan ciertas dimensiones del cine) creyéndose que eso que le están enseñando es algo “serio”, “real” y no ficción.

 

Los políticos no resuelven parece decirnos este filme. Es interesante el estudio de los códigos de cada ideología. Las fórmulas de comunicación que utiliza la derecha se diferencia de la de la izquierda en más de un aspecto. La izquierda (un hombre enflaquecido) es intelectual, rebuscada, de cólera inteligente y explicativa. La derecha (de obesos) es masivista, vulgar, se efectismo es escandaloso nunca racional. Los hombres de acción no saben utilizar la palabra y se ven obligados a tomar por la fuerza lo que el verbo les niega (algo que les funciona perfectamente en su medio).

Añadir nuevo comentario

CAPTCHA
Esta pregunta es para comprobar si usted es un visitante humano y prevenir envíos de spam automatizado.
CAPTCHA de imagen
Introduzca los caracteres mostrados en la imagen.