Un diablo en la trova cubana
especiales
Fidel Díaz Castro. El Diablo Ilustrado. Caimán Barbudo. Si esto fuera un diccionario de sinónimos, esos serían nombres que no faltarían. Los tres identifican a una misma persona. Una persona que vive para amar y confiesa: “vengo de cualquier parte y ando por todos los siglos. Vago por calles y montes, gestos y libros, sueños y canciones con la absoluta libertad del espíritu errante que no se guarda nada para sí”.
Recuerdo cuando en el preuniversitario lo leíamos –nos aprendíamos casi sus textos en la revista Somos Jóvenes- y con una curiosidad semejante a la de los niños, intentábamos adivinar y apostábamos que aquellas letras las escribía Silvio Rodríguez, o Guillermo Cabrera Álvarez, o un tercer nombre que ahora mismo no retengo…
Luego llegaron sus textos a la Feria del Libro: El Diablo Ilustrado, y Confesiones de El Diablo Ilustrado. Un disco con las melodías que le sacó a la guitarra. Lo leí en la revista Caimán Barbudo… y hasta lo rastreé por Google con tal de leerlo.
“Algunos me sueñan como duende, otros mistifican el anonimato, hay quien me atribuye deformaciones físicas o misteriosos encantos y hasta el que encuentra retorcidos fondos en eso de ser diablo, aunque ilustrado me apellide”.
Hace unos días lo conocí –en la décimo octava edición del encuentro de trovadores, Longina- y corrí a ponerle rostro a todas las letras suyas que he leído.
De lejos, sin acercarme mucho, intenté encontrar algún parecido con el diablo que nos muestran en caricaturas, películas o tantas veces descrito en la literatura.
Definitivamente este Diablo se parece más al de las ilustraciones de José Luis Fariñas: bohemio, trovador, con cierto equilibrio entre las dosis de locura y cordura.
Al hablar, él es como una enciclopedia con pies y cerebro, donde se pueden desenterrar historias y nombres de la trova tradicional, Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, Nueva o Novísima trova, fusión… trova cubana, latinoamericana, española…
Lo vi, no fue alucinación mía por leerlo en tantos lugares. Lo vi, usaba un pantalón mezclilla, un pulóver, una gorra que no podía aprisionar el largo de su pelo. Lo vi sentarse lo mismo en una silla que en el suelo. Tomar agua o ron.
Como Fidel Díaz Castro, el Diablo Ilustrado, o director de El Caimán Barbudo, él desanda los caminos con su guitarra a cuestas. Tararea canciones. Escribe. Sigue jugando entre letras, “para encontrarme y encontrarte.”
Espere próximamente en Cubasí, entrevista en exclusiva con El diablo ilustrado.
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