EN GALERÍAS: Entre el impulso y la razón
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El Museo de los trabajadores cubanos, Palacio de Torcedores, inauguró en la sala principal de esa paradigmática institución, su primera muestra de pinturas, ocasión para la cual fueron invitadas dos figuras de la plástica cubana, pertenecientes a la joven provincia de Artemisa. Ellos son Juan Carlos Muñoz Alfonso, El Taco, de Güira de Melena, y Osmar René Reyes Valdés, de San Antonio de los Baños.
Hay un elemento esencial que une la creación iconográfica de estos dos artífices: el color, profuso, magnánimo, marcadamente expresivo. El pigmento, en estos cuadros, es argumento esencial que doblega nuestra mirada para crear el sano goce espiritual. Son, estas obras, sublimes reflejos de pasiones, sentimientos y emociones que, desde las distintas alturas del examen individual de cada uno de estos creadores pertenecientes a diferentes generaciones, emanan a través de las formas y las figuras sometidas por ricos matices cromáticos, para instaurar historias que tienen que ver con la vida, en admirable equilibrio entre el impulso y la razón.
El Taco y Osmar, unidos en esta muestra por el azar, logran a través de este conjunto un hábil tramado en el que se entretejen dos estilos diferentes, pero que establecen puntos de contacto desde oníricas representaciones expresionistas y surrealistas. Cada uno recrea universos diferentes, el primero desde el riquísimo cosmos de la ensoñación infantil, y el otro con sus particularísimas miradas sobre los volúmenes, sobre los objetos, y también sobre los deseos. Y en la producción iconográfica de ambos exalta la mirada cautiva y furtiva.
Aún inmersos en el año del aniversario 160 de José Martí, efeméride que motivó la apertura, en su etapa inicial, de este Palacio de Torcedores, El Taco de cierta manera rememora, con la genialidad de la sencillez, ese inmenso respeto y amor que el Apóstol profesó por los niños. Su creación, no solamente permite una rápida identificación, alucinadora y espléndida, sino que convoca a reflexionar en torno a la grandeza del raciocinio de los infantes, muchas veces subestimado; en tanto reafirma, en sus vigorosas arquitecturas pictóricas, el martiano anhelo de que los niños de América sean hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien; hombres elocuentes y sinceros. De eso, justamente, tratan sus cuadros, inspirados en las recurrentes y atrevidas acciones y juicios de los nietos que le rodean, alboroto y fiesta cotidiana de la familia del pintor.
Por su parte, Osmar expone, transparente y perspicaz, un complicado enfoque estético sobre la vida, y en particular sobre la creación plástica contemporánea. Y tal proyección la asume como puerta de acceso hacia un universo de imágenes fantásticas, a veces inquietantes y absurdas, mediante las cuales, en última instancia, nos insta a ver el mundo a través de él, de sus fundados códigos expresivos, en los que trasciende una notable carga irónica, pero sana, divertida. En esta muestra, podremos disfrutar de algunas de las piezas que conforman su serie de paisajes urbanos, deformes y a veces caricaturescos, de los que fluye un clima de alucinación onírica, lleno de sugerencias, que pueden emocionar y sumir al espectador en múltiples reflexiones existenciales.
Osmar no esconde sus fantasmas, sino que les da forma en objetos que pudieran ser reales, porque a fin de cuentas emergen de sus cotidianos encuentros con la realidad, con la que intenta dialogar reinventando una novedosa noción de territorialidad citadina en la que la intertextualidad de los discursos se transforma en un juego que embelesa y compromete el intelecto de los observadores.
Osmar René Reyes Valdés (San Antonio de los Baños, 1973), es graduado de la Escuela vocacional de arte Juan Pablo Duarte; así como de los Talleres de animación en cine y video, de la Escuela Internacional de Cine y Televisión y del Instituto Superior Politécnico Enrique José Varona. Desde 1995 hasta la fecha ha realizado cerca de 15 exposiciones Personales e integrado cerca de 50 muestras colectivas de arte cubano.
Juan Carlos Muñoz Alfonso (Güira de Melena, 1958), recibió sus primeros conocimientos de la pintura en el taller del pintor Julián Fernández Badillo. Es graduado de Licenciatura en Física y Astronomía. Es miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y se desempeña actualmente como presidente de la Asociación de Artistas Plásticos de la UNEAC en Artemisa. Ha realizado cerca de 15 exposiciones personales en galerías de diferentes lugares de la isla, así como en Estados Unidos y Colombia. Obras suyas han integrado unas 40 muestras coletivas de arte cubano. Ha obtenido cerca de 20 premios en diferentes salones de artes plásticas, entre ellos el Premio UNEAC del Salón Habana 2004.
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