Yarisley Silva: Un año que se fue y… ¿alturas por venir?
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Un año que se fue, el de la consagración definitiva para la pertiguista Yarisley Silva (1ro de junio de 1987), pero también en el que ha tenido que soportar como nunca el peso de la responsabilidad sobre sus hombros, las miradas, el trato diferente, tanto de rivales, compañeros de equipo, prensa, técnicos.
Sin embargo ella lo asume a diario con la mayor naturalidad, esa misma con la que me recibió una vez más y aceptó otro diálogo, justo cuando culminaba las repeticiones de carreras con vallas al término de una sesión de entrenamiento, una de las últimas del 2013, pero sin mucho tiempo de relajación, pues para la pinareña el 2014 entrará al ruedo con mucha intensidad y con el enfoque absoluto en la búsqueda de nuevas metas, entre ellas convertirse en la tercera mujer en superar la barrera de los cinco metros.
Solo la extraclase rusa Elena Isinbaeva (5.06 metros cimeros alcanzados el 28 de agosto del 2009 en Zurich), y la estadounidense Jennifer Suhr, en pista cubierta (5.02 en Alburquerque el 2 de marzo de este 2013) han conseguido coquetear de tal forma con las nubes.
Muy pocos hubieran vaticinado tras su bronce (3.95 metros) de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagenas de Indias 2006, su primer resultado internacional, que esta pequeña atleta de 1.61 metros de estatura y 60 kilogramos de peso, quien desafía las alturas con 14 pasos de carrera de impulso, se instalaría de a lleno en la elite de esa disciplina. Ciertamente la mayoría de seguro la recuerda por el tercer puesto panamericano en Río de Janeiro 2007 (4.30).
Y créanme, ese tránsito hacia la cúspide no ha sido color de rosa, marcado de forma casi perenne por la escasez de recursos, —eso y la falta de roce internacional contribuyen a explicar como una deportista que sobrepasó la varilla sobre 4.50 metros en el 2008 atravesó un periodo de estancamiento de casi tres años para saltar hacia otro nivel—.
Justo eso hizo en el Mundial de Daegu 2011 a pesar de culminar quinta. Y a cada nuevo intento lo patenta con creces, como el del ocho de junio pasado cuando se sumó a las propias Isinbaeva y Suhr como las únicas tres féminas capaces de elevarse sobre 4.90 en la historia de la modalidad. Hengelo, Holanda, fue la ciudad que atestiguó su brinco, ese que le mereció la cima del ranking mundial durante buena parte de la temporada, ese que la vio llegar a la cita universal de Moscú con el cartel de favorita y culminar con un bronce ganado in extremis, cuando consumía su última posibilidad y el "cielo" le quedaba a la altura de 4.82 metros.
Entonces, y un poco antes incluso, desde el preciso instante en que pisó suelo moscovita, experimentó como nunca antes el peso de la responsabilidad, esa deuda innegable con su pueblo, imposible de saldar a no ser con otra nota en do mayor para el pentagrama de su crecimiento competitivo.
Marcado por esa dosis extra de presión estuvo su rendimiento. Tal es así que accedió a los 4.55 requeridos para inscribirse en la final en el tercer intento. Y luego, en la definición, necesitó igual número de ejecuciones para sobrevolar 4.65 y los mencionados 4.82.
Detalles sobre esa exigencia psicológica adicional y su horizonte de cara al 2014 y el ciclo que continúa accedió a dar la discípula de Alexander Nava a Cubasí:
“Este 2013 ha sido un año de muchas satisfacciones, intenso, vivido al límite, y en la balanza coloco también una carga de compromiso incalculable. No es fácil presentarte en cualquier escenario y tener todas las miradas sobre ti. Saberte el primero del ranking y luego no poder obtener un registro a tono con tu cartel de favorito. Crecieron a diario mis exigencias, tanto en el aspecto físico como en el mental. Fueron 21 confrontaciones a lo largo de la campaña y salvo Turku, donde me fui en blanco por una situación de retraso con mis garrochas, tuve un saldo muy favorable, marcado por la estabilidad en mis saltos.
¿Moscú?
“En Moscú no podía repetirse la historia de Daegu, llegué con mucha más experiencia, precedida además del subtítulo olímpico y confieso que tuve que esforzarme al máximo —realizó 12 saltos en la final, incluidos los tres fallidos sobre 4.89—, tanto en preliminares como en la discusión de las medallas. Eso se convirtió en un arma de doble filo, pero al final lo pude controlar. Ese grito cuando superé los 4.82 fue como soltar la vida. Luego en las dos últimas paradas de la Liga del Diamante afloró el cansancio.”
¿Novedades en tu quehacer cotidiano, horizontes?
El descanso de fin de año será como un flashazo. Llevamos dos meses trabajando con la mirada puesta en el Mundial bajo techo de Sopot, Polonia, entre el 7 y el 9 de marzo. Entreno de lunes a sábado casi tres horas diarias. Martes, jueves y sábado priorizo la técnica, mi elemento preferido, algo inculcado por Navas y vital, pues no soy una pertiguista de físico idóneo ni mucho menos. La clave, tanto mía como de Lázaro Borges está en la carrera de impulso y la explosividad en el despegue. Esos días combino con físico. Los lunes trabajo sobre la acrobacia y la carrera en elevaciones, y los viernes realizamos preparación en la playa. Por suerte prefiero los escenarios techados, las personas te alientan más y las confrontaciones se convierten en un espectáculo, una especie de show mediático. No tengo otra proyección que ir en busca del oro, pues el uno es mi número preferido…
¿La influencia de Nava?
Constante, incuestionable. Mucho más que un entrenador metódico e inteligente. Como un padre en casi diez años de trabajo juntos. Duermo tranquila y cada uno de mis resultados lleva esa dosis de confianza plena en sus diseños de planes de entrenamiento. El mejor ejemplo lo constituye el hecho de que prácticamente sin recursos logramos el despegue de esta modalidad.
¿Si te dijera Isinbaeva?
La mejor garrochista de la historia. Combina de todo, clase, técnica, competitividad, hasta belleza. Tuvo un regreso de altura, siempre desearía competir con ella, al igual que con Suhr, la británica Holly Bleadsdale (lesionada durante el 2013) y la brasileña Fabiana Murer. Para mí son las mejores, aunque no descarto a las nuevas figuras rusas en ascenso.
¿Anhelos?
Los anhelos forman parte de mi futuro, tengo muchos, quizás dos que persigo con más fuerza: buscar rebasar los cinco metros antes de finalizar el ciclo, si llegan este año mucho mejor, y formar mi familia tras los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Para alcanzar metas en el futuro soy de las que piensan que es necesario revisar el pasado minuciosamente, cada detalle que pueda ser superado, crecer. En ese sentido le agradezco mucho a mi familia, mi entrenador, mi novio y el colectivo de eventos múltiples.
Esa fue la sentencia de Silva, con el esbozo de una sonrisa pícara, segura de que lo que bien comienza… eso refiriéndose a como marcha la preparación y su peso corporal. Ahora, contrario a otros inicios esta amante de la comida criolla y los dulces, los colores rosado y blanco, inició sus entrenamientos frisando los 61 kilogramos. “Cuidé mejor mi dieta”, confesó en el adiós, seguro marcada por esa dosis extra de responsabilidad.
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