Incendio en textilera de Bangladesh provocó nueve muertos

Hasta ahora solo han sido identificados tres de los fallecidos, el gerente general de la compañía (Aswad Composite Mills) y dos técnicos. Los otros están prácticamente carbonizados.

En el momento del siniestro, cuyas causas aún se investigan, dentro de la fábrica había por lo menos 170 trabajadores que hacían horas extras. Afortunadamente, la mayoría consiguió salir antes de la explosión de una caldera en la planta baja, lo que alimentó aún más las llamas. Bangladesh aún está bajo el impacto de dos de los accidentes más letales sufridos por el sector textil.

El 24 de abril, el derrumbe del edificio Rana Plaza mató a mil 132 personas, la mayoría empleados de una fábrica de prendas de vestir que alojaba el inmueble.

En noviembre del 2012, un incendio redujo a cenizas otro establecimiento del ramo en el propio cinturón industrial de Ashulia, en las afueras de Dacca, con un saldo de 112 trabajadores muertos.

A raíz de esos accidentes, Estados Unidos suspendió el Sistema de Preferencias Generalizadas para la nación surasiática, mientras la Unión Europea decidió mantenerlo "en observación" por un año.

Bangladesh coloca en el mercado norteamericano prendas de vestir por más de cinco mil millones de dólares, y por casi 12 mil millones en la UE.

Una abundante mano de obra y los consecuentes bajos salarios han atraído al país a las grandes transnacionales del sector, las cuales pasan por alto las más elementales medidas de seguridad para rebajar los costos.

En un lapso de tiempo relativamente breve, Bangladesh se convirtió en el segundo exportador mundial de prendas textiles, un rubro que el año pasado le aportó 19 mil millones de dólares, las cuatro quintas partes de sus ventas totales al exterior.

Grupos gremiales y de defensa de los derechos humanos reclaman al gobierno y a las grandes compañías del sector poner en marcha un programa de seguridad en esas y otras instalaciones fabriles, en muchas de las cuales ni siquiera hay salidas de emergencia.