EN GALERÍAS: Encuentro casual

Son jóvenes, muy jóvenes, pero tienen una obra ya perfectamente distinguible. Orlando Paredes, Hail Daniel y Jorge Félix Morales exponen durante este mes en la galería Wifredo Lam, en Sagua la Grande, la ciudad donde viven y trabajan.

Sagua la Grande, se sabe, es una de las plazas históricas de las artes plásticas en Cuba. Para no hacer el cuento demasiado largo: ahí nació el más universal de los pintores cubanos, el mismísimo Lam... Pero, al decir del periodista Maykel González Vivero, ahora mismo se extrañan las exposiciones de jóvenes artistas. Encuentro Casual salda, hasta cierto punto, esa deuda.

A primera vista, los conjuntos de los tres artistas tienen importantes diferencias. El objeto recreado, la naturaleza del trazo, el calado metafórico de cada creador distinguen sus poéticas. Pero una observación más detenida ofrece muchas similitudes, que van más allá de la vocación figurativa de todas las piezas. Primero, hay un diálogo decidido con el contexto, con el aquí y ahora, que es mucho más evidente y "problemático" en Orlando Paredes, bastante lúdico en Hail Daniel, y francamente lírico en los retratos de Jorge Félix Morales.

González Vivero lo dice mejor, en su nota en el plegable de la muestra: "La coincidencia de estas indagaciones decididamente universales, incluso las que conciernen a la cubanidad o las que poseen carácter costumbrista, sugiere que no se trata de un encuentro tan casual, ni de una comarca creativa tan segmentada como proponen las diferencias estilísticas".

Ojo: muchas de estas visiones no parecen del todo conseguidas. Es decir, más que obra contundente y definitiva, parecen indagaciones, búsquedas, metas volantes... En las pinturas de Paredes, por ejemplo, quizás haya todavía demasiado énfasis en las implicaciones, quizás se explicite demasiado; y los retratos de Morales ameritan un columna vertebral temática que los aglutine.

Pero el talento es evidente. Está en excelente dibujo y la vocación juguetonamente transgresora de los automóviles híbridos de Daniel; en la zambullida comprometida e inteligentemente cuestionadora de Paredes; en la sensibilidad luminosa (casi a la manera de algunos impresionistas) de los rostros recreados por Morales. Esta exposición colectiva (que seguramente gustará al público, pues es diáfana, "eufónica", y sugerente) está dando pistas de obras que, con casi toda seguridad, van a seguir perfilándose con el trabajo y el empeño. Tiempo al tiempo.