¿En Budapest nos morderá de nuevo la inexperiencia?

Eso no tiene mucha relevancia, porque salvo el quinto puesto de la holguinera Catherine Videaux (63 kg) en Moscú 2010, y el decimoctavo de Yamilka del Valle (59) en Herning 2009, nuestras luchadores carecen de roce alguno ante sus homólogas europeas y asiáticas.

En esa condición asaltarán la capital húngara, la ciudad más poblada del centro-Este de Europa con 3.3 millones de habitantes, tres gladiadoras cubanas, todas importadas del judo, todas con un camino escabroso a la gloria, eso sí que nadie dude de su forma deportiva ni de su sed inagotable de triunfo.

Y sépase que al menos funcionarán con ese team work anhelado por todos si de representar a nuestra nación extra fronteras se trata. Lo digo porque hasta hace poco más de un mes la responsabilidad pudo recaer en una sola. ¿La razón? Esa que desde hace dos décadas azota a nuestro movimiento deportivo: El presupuesto económico.

De haberse consumado la precariedad no habría sorprendido hoy a Catherine, Lisset Echevarría (72) y Yackeline Stornell (59) trotando en el colchón del Cerro Pelado como tres legionarias al acecho de una mínima brecha en el baúl de las posibilidades, aconsejándose, buscando la más mínima señal de su mentor Elio Garraway:

“Las muchachas poseen todos los recursos técnico-tácticos para pugnar por una presea en el certamen del orbe. El aumento de los niveles ante posibles situaciones tácticas y elevar los volúmenes de preparación han sido nuestras variantes en aras de suplir la inexperiencia competitiva y batallar por resultados de nivel. Todo eso con una planificación inteligente de los diversos macrociclos” explicó el mentor.

Todas llegarán precedidas de su título en el Panamericano de la disciplina, en el caso de Lisset sin permitir puntos técnicos, pero justamente ese constituye su único examen competitivo previo a la hora cero en la capital húngara.

Lo cierto es que hasta este minuto ni el peso ni las lesiones han constituido contratiempos en su puesta en forma, amparadas en la solidez del trabajo con ejercicios de coordinación en las rodillas y hombros, zonas más proclives a dañarse en el estilo libre.

La holguinera Videaux es el santo y seña de nuestras gladiadoras. Con 25 años irá a su segunda experiencia universal, luego de coquetear con el podio en la capital rusa. Allí cedió en tres parciales ante la plateada estadounidense Elena Pirozhkova (6-0, 2-4, 1-3), de quien tomaría sonado desquite por pegada en la final de los XVI Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, y en puja por el bronce ante la rusa Lubov Volosova, ambas con mucho mayr kilometraje y palmarés hasta ese minuto.

Lisset, a pesar de ser más experimentada (19 abriles) está en su mejor momento, conciente de su inminente inserción entre las mejores del mundo en los 72 kg, en buena medida por el aval airoso frente a las sólidas contrarias de Estados Unidos y Canadá, naciones que junto a Rusia, Japón y Azerbaiján, constituyen las principales potencias entre damas.

Stornell, también de 29 años tuvo que llavear durante años para instalarse en la armada nacional hace poco más de año y medio. Desde entonces mucho ha llovido. Su progresión y calidad son vertiginosas y su accionar sobre el colchón semeja el de una pantera hambrienta.

Ese es el panorama de nuestras tres legionarias, llamadas a obtener esa primera medalla ansiada de la lucha femenina en citas universales, para desde ese instante complementar el prestigio y la tradición de sus homólogos, anclados en el puesto 11 del medallero histórico de estas lides (26-23-38) de una relación comandada por la extinta Unión Soviética (253-93-69), Japón (92-59-64) y Rusia (77-47-66).

Tiempo y fe, confiemos en que la inexperiencia, carencia de roce o el lastre del presupuesto una vez más no nos pasen factura en Budapest.