ONU reclama nutrición adecuada para todos
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Naciones Unidas reclamó hoy acciones para garantizar una nutrición adecuada a todas las personas y la sostenibilidad de los sistemas alimentarios frente al medio ambiente y las sacudidas económicas.
Hay que corregir las desigualdades, asegurar la nutrición debida y duplicar la productividad de los pequeños agricultores que producen la mayor parte de los alimentos en los países subdesarrollados, subrayó el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
En un mensaje con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, 5 de junio, el titular del organismo mundial también instó a reducir la cantidad de comida que se desecha en el mundo, estimada en mil 300 millones de toneladas cada año.
Aseguró que la actual producción en esa esfera supera la demanda global, pero al mismo tiempo unos 870 millones de seres humanos sufren de desnutrición, un mal que constituye "una silenciosa pandemia para la infancia".
Para el responsable de la ONU, la reducción de ese despilfarro permitirá ahorrar dinero y recursos, minimizar los efectos de esa práctica sobre el medio ambiente y avanzar hacia "un mundo en que todos tengan suficiente para comer".
En la misma línea, Ban Ki-moon advirtió que una tercera parte de los alimentos producidos no llegan a ser consumidos y se pierden entre el campo y la mesa, "una verdadera afrenta a los hambrientos y un alto costo ambiental en términos de energía, tierras y agua".
Según datos de la ONU, ese derroche tiene lugar cuando una de cada siete personas sufre hambre en el mundo y más de 20 mil niños menores de cinco años de edad mueren por esa causa.
De acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en Estados Unidos se desechan cada año un 30 por ciento de todos los alimentos producidos, con un valor de 48 mil 300 millones de dólares.
Mensaje del Secretario General con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente
5 de junio de 2013
«Piensa. Aliméntate. Ahorra: Reduce tu huella alimentaria»
Vivimos en un mundo de abundancia, en el que la producción de alimentos supera con creces la demanda. Sin embargo, 870 millones de personas sufren de desnutrición y el retraso del crecimiento infantil es una pandemia silenciosa. Para crear el futuro que queremos, debemos corregir esta desigualdad. Debemos garantizar el acceso a una alimentación adecuada para todos, doblar la productividad de los pequeños agricultores, que cultivan la mayor parte de los alimentos en el mundo en desarrollo, y hacer que los sistemas alimentarios sean sostenibles frente a las crisis ambientales y económicas. Esta es la visión de mi «Reto del Hambre Cero», que se puso en marcha el año pasado en la Conferencia Río+20 de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible.
Una forma de reducir la brecha del hambre y mejorar el bienestar de los más vulnerables es hacer frente a la pérdida y el desperdicio masivo inherente a los sistemas alimentarios actuales. Hoy en día, al menos un tercio de todos los alimentos que se producen no llegan de la granja a la mesa. Esto es, ante todo, una afrenta a quienes padecen hambre, pero también representa un enorme costo ambiental en términos de energía, tierras y agua.
En los países en desarrollo, las plagas, la falta de instalaciones de almacenamiento adecuadas y la ineficiencia de las cadenas de suministro son los principales factores que contribuyen a la pérdida de alimentos. Quienes cultivan para la exportación también están a menudo a merced de las expectativas demasiado estrictas de compradores que priman la perfección estética. En los países desarrollados, los alimentos desechados en los hogares y los establecimientos de venta de comestibles y de restauración se pudren en los vertederos, emitiendo cantidades significativas de metano, un potente gas de efecto invernadero.
La pérdida y el desperdicio de alimentos es algo a lo que todos podemos hacer frente. Por eso, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y los asociados de los sectores público y privado han puesto en marcha la campaña «Piensa. Aliméntate. Ahorra: Reduce tu huella alimentaria» para fomentar una mayor conciencia a nivel mundial y dar a conocer soluciones adecuadas para los países desarrollados y los países en desarrollo.
La infraestructura y la tecnología pueden reducir la cantidad de alimentos que perecen después de la cosecha y antes de llegar al mercado. Los gobiernos de los países en desarrollo pueden trabajar para mejorar la infraestructura básica y potenciar al máximo las oportunidades de comercio con los países vecinos; los países desarrollados pueden apoyar el comercio justo y racionalizar las fechas de caducidad y otros sistemas de etiquetado; las empresas pueden examinar los criterios que aplican para rechazar productos agrícolas; y los consumidores pueden reducir al mínimo los desperdicios comprando solo lo que necesitan y aprovechando los restos de comida.
En este Día Mundial del Medio Ambiente, quiero instar a todos aquellos que intervienen en la cadena alimentaria mundial a que asuman la responsabilidad de adoptar sistemas alimentarios ecológicamente sostenibles y socialmente equitativos. Se prevé que la población mundial, actualmente 7.000 millones de personas, crecerá hasta alcanzar los 9.000 millones en 2050, pero el número de personas que padecen hambre no tiene por qué aumentar. Reduciendo los alimentos desperdiciados podemos ahorrar dinero y recursos, minimizar los efectos para el medio ambiente y, por encima de todo, avanzar hacia el objetivo de lograr un mundo en que todos tengan suficiente para comer.
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