Bayamo, más de 500 años de historia (I Parte)

Los coches (carruajes antiguos tirados por caballos) constituyen el símbolo turístico de la ciudad cubana de Bayamo y, sin dudas, uno de los elementos identitarios más famosos en la capital de la oriental provincia de Granma.

Además de trasladar cada día a incontables pasajeros, esos transportes resultan importantes ámbitos de socialización, porque lo hacen en espacios tan reducidos que obligan al contacto físico, el saludo, la conversación y la ayuda solidaria entre viajeros.

Sería bueno que en otros medios de transporte masivo se fomentara ese tipo de intercambio, para contribuir a extender el contacto extrafamiliar que la doctora Patricia Arés (periódico Granma, 10 de mayo de 2013) señala entre lascreaciones más importantes de la Revolución Cubana.

Escena cotidiana en la primera Plaza de la Revolución en Cuba

Junto a los coches, introducidos en la urbe a principios del siglo XX, la localidad tiene una larga  e interesante historia, de la cual se hablará extensamente en los meses venideros, porque el próximo cinco de noviembre festejará su cumpleaños 500.

El slogan que invita a la celebración es “Bayamo, más de 500 años de historia” y dice verdad, porque el asentamiento español, creado en sitio y fecha difíciles de precisar, nació con el nombre de Villa de San Salvador, pero el topónimo  Bayamo, que perduró y trascendió, lo tenían un río y una comunidad precolombina, no se sabe desde cuando.

EL COMIENZO

No falta razón a quienes califican de ingenuo el intento de situar las sublevaciones aborígenes contra el conquistador hispano entre las expresiones iniciales de patriotismo, y eso también es válido en el caso de los alzamientos de esclavos.

Tal valoración debe tenerse en cuenta cuando se examina la historia de Bayamo, que durante la larga noche colonial es  centro político y económico de la gran región histórica del Valle del Río Cauto, cuyos dominios abarcan, más o menos, los terrenos de las actuales provincias de Las Tunas,  Holguín, Granma y gran parte de Santiago de Cuba.

Por diversas causas, en dicha zona, denominada Villa de San Salvador de Bayamo, maduran primero que en otras los rasgos distintivos de la nacionalidad cubana, y su cabecera mantiene la posición hegemónica mucho tiempo después de la separación oficial de algunos de los dominios.

Relativamente alejada del principal centro del poder colonial en la Isla, víctima de cierto abandono desde ese centro, y con relevantes peculiaridades geográficas, económicas y sociales, la comarca deviene el más notable escenario cubano para el mercado ilegal, llamado de contrabando.

Esas y otras realidades propician para la urbe un elevado nivel de desarrollo económico, la costumbre de actuar fuera de la ley, y el contacto, antes que sus homólogas, con ideas liberales, tendencias culturales y otras influencias europeas.

Primavera en Bayamo

Según el historiador cubano Jorge Ibarra Cuesta en los primeros siglos de la colonización tienen lugar, paso a paso, la diferenciación y el desglose de los cabildos criollos del Estado colonial español.

"El resultado más trascendental de ese diferendo histórico secular fue la formación de una identidad criolla y una conciencia de patria local”, afirma el profesor en su libro Patria, etnia y nación.

Ibarra Cuesta aclara que dichos conflictos desbrozaron el camino, pero no alcanzaron fuerza suficiente para desembocar en la revolución abolicionista e independentista de 1868.

"Los acontecimientos decisivos habrá que buscarlos en la segunda mitad del siglo XVIII y el siglo XIX”, agrega.

Luego precisa: “La confrontación del patriciado con las autoridades coloniales sentó las bases para la formación del patriotismo blanco de los vecinos. Las luchas tempranas y las conspiraciones desde fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, que llevaron a efecto los negros y mulatos libres, por la supresión del régimen estamental y la abolición de la esclavitud, crearon a su vez las condiciones para la formación del patriotismo negro.”

El historiador subraya: “No será sino hasta la revolución de 1868 que comience a tomar forma la patria común.”

Entre los acontecimientos que van nutriendo esas historias puede mencionarse el primer alzamiento de esclavos reportado en Cuba, el cual ocurre en 1533, en las minas de Jobabo, y finaliza con la exhibición en Bayamo de las cabezas de los sublevados.

En 1603 comienza “El caso Bayamo”, un prolongado litigio legal en el que triunfa la oligarquía criolla de la comarca frente al intento del Capitán General de la Isla para reprimir   ejemplarmente el comercio ilícito.

Como ha hecho en otras partes del país, el teniente Melchor Suárez de Poago, comisionado para impartir justicia, condena a 20 bayameses, algunos a la pena capital y otras a perder la mitad de sus bienes.

Los detenidos deben ser enviados a La Habana, pero lo impiden más de 200 hijos de la Villa, al apostarse armados en los caminos de acceso al poblado, incluida la desembocadura del río Cauto.

La ley vigente establece que ningún reo debe sacarse de su jurisdicción, la disputa legal llega hasta la Corona, y esta falla a favor de los vecinos de Bayamo.

Algunos estudiosos consideran tal acontecimiento punto de partida para la formación de la nacionalidad cubana.

También vinculados con el comercio ilegal, dada la presencia de un pirata, los hechos que dan pie al poema épico Espejo de paciencia, primera obra literaria con tema cubano, ocurren en 1604 en las localidades bayamesas como Yara, Manzanillo y la ciudad cabecera.

En 1612 aparece en la bahía de Nipe la imagen de la Virgen de la Caridad, la cual es llevada para las cercanías de las minas del Cobre, en los accesos de Santiago de Cuba, y resulta la Patrona de Cuba en el santuario católico.

Nicolás Morales, pequeño propietario agrícola en Bayamo, lidera en 1810 una conspiración de negros y mulatos libres, en pos de reclamar reformas fiscales y reparto de tierras a los pobres, todo lo cual choca con el gobierno ibérico y el dominio territorial de los criollos ricos.

La conjura de carácter abolicionista, organizada en 1812 por José Antonio Aponte desde La Habana, alcanza eco  notable en la capital del Cauto, donde se trata de fomentar una insurrección general.

Alrededor de 150 artesanos mulatos de la urbe oriental solicitan, en 1865, autorización para constituir una cofradía de pardos, enfilada a la ayuda mutua, frente a la lamentable situación económica de la zona, según expone el documento, firmado, entre otros, por el albañil Juan García y el músico Manuel Muñoz, futuros miembros del primer Ayuntamiento Libre de Cuba.

 (CONTINUARÁ)

El coche es el símbolo turístico de la ciudad

La estatua de Francisco Vicente Aguilera preside en el monumento Retablo de los Héroes, dedicado a figuras de la Guerra Grande