Huelguista lanza campaña online por cierre de penal en Guantánamo
especiales
El saudí Shaker Aamer, uno de los 130 huelguistas de hambre en la prisión estadounidense de Guantánamo, lanzó una campaña en Internet a favor del cierre del penal, abierto en Cuba contra la voluntad de sus autoridades. Aamer, quien lleva 11 años encerrado, promovió la iniciativa a través de su abogado Cori Crider con la esperanza de multiplicar en redes sociales como Twitter o Facebook la presión internacional al gobierno de Estados Unidos para que clausure la cárcel.
De acuerdo con el jurista británico Clive Stafford Smith, director del grupo defensor de derechos humanos Reprieve, ayer en pocas horas sumaron casi 300 seguidores al movimiento.
Añadió que en Reino Unido muchas de esas personas también realizan llamadas telefónicas a la embajada estadounidense para demandar el cierre del reclusorio.
Aamer fue quien confirmó en abril pasado la cifra real de los participantes en el ayuno, sin embargo, las autoridades de Washington continuaron disfrazando los números y hasta ahora solo reconocen a 103 huelguistas.
Los militares alimentan a la fuerza a 30 prisioneros con sondas nasogástricas grandes y dolorosas, pese al rechazo del Comité Internacional de la Cruz Roja, una asociación médica norteamericana y el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que consideran esa práctica anti-ética y una forma de tortura.
La huelga de hambre comenzó el pasado 6 de febrero y trajo de vuelta a los medios de difusión el tema de la polémica cárcel, con mala fama a nivel global por el uso de prácticas violentas en los interrogatorios, la imposición severas medidas disciplinarias y la violación de los derechos humanos de los reos.
Durante el fin de semana anterior, activistas sociales y defensores de derechos humanos de Estados Unidos y otros países del orbe marcaron los 100 días de la protesta con múltiples acciones solidarias con los reos y exigieron el cierre del centro penintenciario.
Washington abrió el penal para retener a cualquier sospechoso de terrorismo y los 166 internos son en su mayoría ciudadanos árabes que llevan casi 11 años allí sin enfrentar cargos concretos, aislados del resto del mundo, bajo un absoluto desamparo legal y expuestos a degradantes modalidades de tortura.
La cárcel tiene un gasto anual de 903 mil 614 dólares por recluso, un presupuesto superior al asignado a las prisiones estadounidenses de máxima seguridad, que destinan al año alrededor de 70 mil dólares por cada detenido.
Añadir nuevo comentario