La venta de rifles diseñados especialmente para niños se ha disparado durante los últimos años en EE.UU. Pese al accidente mortal ocurrido esta semana, muchos estadounidenses siguen sin cuestionar la venta de armas infantiles.

«Mi primer rifle» o «Armas de fuego de calidad para la juventud de América»: así anuncia la empresa Keystone Sporting Arms los rifles Crickett y Chipmunk, fabricados específicamente para niños.

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Son ligeros y pueden encontrarse en una amplia gama de colores y con estampados de lo más llamativos. Parecen juguetes, pero son armas. De hecho, precisamente con un Crickett, un niño de cinco años mató accidentalmente a su hermana menor esta semana. El arma, un rifle de calibre 22, era un regalo que el menor había recibido por su cumpleaños el pasado año.

En 2008, Keystone produjo 60 000 armas para niños, y los fabricantes aseguran que están aunando esfuerzos para responder a la creciente demanda.

El objetivo de la compañía, según su sitio web, es «inculcar la idea de un manejo seguro de las armas en las mentes de los tiradores más jóvenes y fomentar el conocimiento y el respeto de la caza».

«No son juguetes», aclaró Angela Armstrong, miembro de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), que este viernes celebra una convención anual en Houston, Texas, donde se ha reunido un gran número de defensores de armas en pleno debate en el país sobre el control de las mismas. «Todo es cuestión de la responsabilidad de los adultos», dijo Angela.

«Si los padres hubieran hecho lo que tocaba, esto no habría sucedido», afirmó otro miembro del NRA, citado por el diario británico The Independent. «No es cosa del niño de cinco años, es un asunto del adulto», agregó.

Paralelamente, varias organizaciones se han congregado en Houston con el fin de llevar a cabo movilizaciones para exigir un control más duro sobre el uso, la posesión y la venta de armas. Entre los manifestantes se encuentran miembros del movimiento Occupy NRA, que durante el acto de protesta leerán los nombres de cada una de 4000 víctimas mortales de armas, entre ellas las de la matanza de Newtown.

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