Millones de niños mueren cada año de causas prevenibles

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Millones de niños mueren cada año de causas prevenibles
Fecha de publicación: 
12 Abril 2013
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Siete millones de niños de menos de cinco años murieron en 2011 por causas que se pueden prevenir. La cifra es tan descomunal que casi permite evitar la insoportable empatía con esos millones de dramas y transmite un mensaje desolador sobre la tolerancia humana frente al dolor ajeno. Según una serie de artículos publicados en la revista médica The Lancet, con tan solo 5.100 millones de euros, casi la cuarta parte de lo que costaron los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se podrían evitar tres cuartas partes de esas muertes para 2025. La parte positiva y que da motivos para no caer en el pesimismo  respecto a la humanidad son los logros del pasado. Hace 20 años, en todo el mundo morían cada año 12 millones de niños por causas que se podían prevenir. Ahora, con una población mucho mayor, son cinco millones menos.

Las dos enfermedades que más muertes causan durante los primeros años de vida son la diarrea y la neumonía, dos millones según uno de los artículos del especial de The Lancet. La mayor parte de estas defunciones se producen en el África subsahariana y el sudeste asiático y solo 15 países concentran el 74% de las muertes. En esa lista se encuentran nombres que se identifican con la pobreza, como Burkina Faso, Chad o Afganistán, pero también potencias mundiales como India o China. Aunque los síntomas y las causas de estas dos enfermedades son muy distintos, comparten los principales factores de riesgo, todos relacionados con la pobreza. El principal de ellos es la desnutrición, pero también se incluyen la higiene escasa o la falta de vacunas.

15 medidas para salvar a millones de niños

    Vacuna del neumococo contra la neumonía

    Asistencia individualizada de las infecciones en recién nacidos

    Promoción del amamantamiento

    Atención individualizada para las infecciones que causan neumonía

    Mejora de las fuentes de agua

    Suplementos de cinc para prevenir la diarrea

    Vacuna contra la bacteria causante de la neumonía Haemophilus  influenzae b

    Lavarse las manos con jabón

    Mejora del tratamiento de aguas y residuos

    Sales de rehidratación oral para combatir la diarrea

    Vacuna del rotavirus que provoca la diarrea

    Eliminación higiénica de las heces de los bebés

    Suplementos de vitamina A

    Tratamiento de la diarrea con cinc

    Antibióticos para combatir la disentería

La posibilidad de identificar estos factores de riesgo y de que sean comunes a las dos enfermedades hace pensar a los autores, miembros de un consorcio internacional de investigadores y profesionales de la salud de todo el mundo liderados por Zulfiqar Bhutta de la Universidad Aga Khan de Pakistán, que las enfermedades se pueden prevenir y tratar a través de un programa coordinado a nivel global. “Muchas de las intervenciones necesarias ya existen en los sistemas de salud actuales, pero la cobertura de las poblaciones pobres o marginales varía mucho”, explican Harry Campbell e Igor Rudan, dos investigadores de la Universidad de Edimburgo que firman uno de los artículos. “Por ejemplo, unas cuatro décadas después de descubrir la efectividad de las sales de rehidratación oral [un compuesto para combatir la deshidratación que produce la diarrea], la cobertura global de estas medidas es extremadamente baja”, añaden.

En este sentido, en el documento se plasma la necesidad de mejorar los sistemas de provisión de productos fundamentales como las sales de rehidratación o el cinc para prevenir la diarrea. El ejemplo de otras campañas contra enfermedades como la malaria o el sida muestran que una gran mejora en la capacidad para hacer llegar las medicinas a los enfermos es posible. Además, en el caso de estas dos mortíferas enfermedades, los tratamientos tienen muchas ventajas respecto al paludismo o la producida por el VIH: son baratos, no están protegidos por patentes, no requieren laboratorios que vigilen sus efectos tóxicos o su eficacia y tampoco necesitan mantener una cadena de frío.

Otra de las medidas propuestas por los investigadores son campañas de vacunación masivas. En uno de los artículos se calcula que un tercio de los casos de diarrea grave podría prevenirse extendiendo la vacuna contra el rotavirus y el cólera, que causan el 28 y el 1% de las muertes infantiles por diarrea respectivamente. Además, también hay vacunas disponibles contra dos bacterias (Streptococcus pneumoniae y Haemophilus  influenzae b) y un virus, el de la gripe, que causan el 60% de las muertes por neumonía en niños.

Copiar el ejemplo del éxito contra el sida.

Los responsables del especial de The Lancet también mencionan entre sus conclusiones la necesidad de mejorar la formación y el respaldo que reciben los profesionales sanitarios. Su presencia y consejo pueden salvar cientos de miles de vidas, pero el apoyo que reciben estos trabajadores es demasiado bajo. Los autores destacan la necesidad de pagarles un sueldo digno, hacer que esta vocación sea atractiva y competitiva, invertir en su formación e incentivar la presencia de gestores competentes.

También es importante, en opinión de los miembros del consorcio, la mejora de la coordinación de esfuerzos. “En la actualidad, hay varias agencias que trabajan por un objetivo común, pero su efectividad se diluye por el despilfarro, los esfuerzos redundantes y la incapacidad para encontrar sinergias”, afirman. Para resolver estos problemas, proponen imitar el ejemplo de éxito de las respuestas coordinadas a nivel mundial frente a la malaria, la tuberculosis y en particular frente al sida. La eficiencia también se debería incrementar poniendo en marcha sistemas de bajo coste para recopilar datos con los que saber si unas determinadas medidas están teniendo los efectos esperados o no.

Por último, el especial apunta que muchos trabajadores sanitarios especializados en la lucha contra la diarrea y la neumonía consideran que, pese al gran alcance de las dos enfermedades, las autoridades mundiales no las consideran una prioridad frente a otros males como el sida o la malaria. En su opinión, muchos de los problemas que permiten la muerte de cientos millones de niños, pese a ser fáciles de resolver, siguen presentes porque las políticas para prevenir la mortalidad infantil han priorizado soluciones caras y tecnológicamente sofisticadas frente a enfoques de inversión en una mejora más amplia de los sistemas de salud. “Las soluciones para reducir las muertes de niños por neumonía y diarrea están dentro de nuestra capacidad, pero el camino depende en cómo priorizamos la supervivencia de los niños y qué inversiones decidimos hacer”, concluyen.

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