Insólitas «esculturas» del Doctor Muerte

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Insólitas «esculturas» del Doctor Muerte
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2013
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En el mundo del arte todo vale y todo es posible. Pero el médico nacionalizado alemán Gunther von Hagens (nacido en1945 en Alt-Skalden, cerca de Kalisz, Polonia), ha roto todas las expectativas posibles con sus controvertidas esculturas realizadas mediante una novedosa técnica de plastificación de cadáveres humanos.

Tan macabro proyecto es criticado por la mayoría pero igualmente aceptado por una buena parte de los espectadores de diferentes latitudes, quienes coinciden con los fundamentos de Hagens de que tales obras  tienen valores artísticos y  fines didácticos, pues intenta enseñarle a las personas cómo funciona un cuerpo humano.

El inventor de la plastificación de cadáveres estudió medicina en la Universidad de Jena (1965); luego  emigró a Heidelberg, República Federal Alemana, como refugiado y allí continuó su carrera científica hasta que, en 1977, fue designado como colaborador  del Instituto de Anatomía y Biología de esa ciudad, donde realizó numerosos experimentos químicos que lo condujeron al perfeccionamiento del proceso de plastificación, ejercicio que le exigió severos entrenamientos y análisis hasta que, en 1990, logró plastificar su primer cuerpo humano y, en 1993, creó el Instituto de plastificación  de Heidelberg.

Los cuerpos de personas y animales preparados con este método producen estupefacción y polémica; aunque hay que reconocer que estas obras pudieran servir  en beneficio del conocimiento y estudio del cuerpo humano, sobre todo en las universidades, ya que logra  conservar los tejidos de una manera perfecta, percibidos por los observadores como si se tratara de un ser vivo.

Los cuerpos sometidos a este procedimiento quedan secos e inodoros y pudieran durar hasta más de diez mil años. Von Hagens también prepara secciones (cabezas, torsos, miembros….) del organismo humano, las cuales exhibe en lúgubres vidrieras; labor que precisa, según ha dicho, de la congelación de los cuerpos a menos de 70 grados centígrados para posteriormente ser serrados con perfectos cortes de 6.6 mm y cubiertos con una resina especial que luego se expone a la luz ultravioleta.

Sus insólitas esculturas pueden adquirir las más disímiles posturas animadas, como si estuvieran indiscutiblemente orgánicas; incluso la piel de los cadáveres conservan el mismo aspecto  que tenían en vida, lo que las diferencia totalmente de cualquier otro tipo de los embalsamamientos hasta ahora conocidos por el hombre.

Tales manipulaciones, provoca en algunos admiradores tal fascinación que ya son cerca de diez mil las personas, en su mayoría jóvenes, que han donado sus cuerpos, al fallecer, para que sean sometidos a tales procesos e incluso el tétrico doctor ha dejado órdenes a su equipo para que su propio cadáver sea plastificado luego de su muerte, para alcanzar así lo que él asume como "vida eterna", decisión que ha aprobado con entusiasmo su esposa, quien dice que lo colocará a la entrada de la exposición cual si estuviera saludando a los visitantes, aunque su hijo prefiere seccionarlo en numerosas partes que podrían ser distribuidas por todo el salón.

Conocido como el Doctor muerte, Gunther von Hagens vive y  trabaja en Plastinarium, un almacén instalado en una vieja y abandonada fábrica, convertida por él en museo y donde igualmente vive y realiza estos tratamientos  que conllevan un período más o menos largo, ya que primero se embalsaman los cadáveres, después se zambullen en acetona durante dos meses y por último se plastifican sumergiéndolos en silicona, donde se crea un vacío para que ésta penetre en cada célula del organismo; conservando de forma increíble los relieves originales y la identidad celular.

Ante las reiteradas críticas de la iglesia, que ha tachado a este hombre nacido en Polonia bajo el nombre de Gunther Gerhard Liebchen —y posteriormente radicado en Alemania— de sacrílego y pecador, el polémico artista ha respondido con sarcasmo que buena parte de sus donantes son cristianos y que Jesús afirmaba que, tras la muerte, los cristianos recibirán un nuevo cuerpo. ¿Para qué quieren el que han dejado?

 

Muerte

Según ha dicho, su obra —que incluye asimismo animales domésticos y varias especies marinas—, a la que ha dedicado toda una vida, constituye un aporte al arte y a la medicina; motivo por el cual desea que sus creaciones no sean vistas con aversión, pues de lo que se trata, ante todo, es de permitir que el cuerpo humano sea percibido tal y como es debajo de la piel. En tal sentido, en el año 2005 estelarizó un programa de 4 episodios para la televisión inglesa, llamado Anatomy For Beginners (Anatomía para principiantes), con fines puramente educativos, y ha colaborado con la artista Lady Gaga para que exponga su arte en algunos de sus conciertos.

Cerca de 30 millones de personas de diversas regiones del mundo han visto los asombrosos aportes de Gunther von Hagens al arte escultórico a través de muestras en las que anima cuerpos reales, sólidos, en tres dimensiones, conformando escenarios en los que aparecen organismos plastificados tanto de adultos como de niños y también fetos.

Entre esas exposiciones, una de las que más escándalos causó  fue la realizada, en 1996, en Japón y, posteriormente, en Londres, bajo el título de Body Worlds (Mundos Corporales), la cual, después, recorrió casi medio mundo.

Algunos defensores de este controversial ejercicio afirman que el médico alemán no es el único que ha ilustrado el arte con cadáveres, pues Leonardo da Vinci y Andrés Vesalio, entre otros, dieron sus aportes y conocimientos de la anatomía humana a través de investigaciones científicas realizadas con despojos humanos.

Aunque las autoridades alemanas llevan más de una década detrás de Von Hagens,  a quien incluso se le ha llegado a acusar de trabajar con cuerpos de presos ajusticiados,  no han podido inculparlo aún de algún delito relacionado con la manipulación y plastificación de los cadáveres, pues él posee una armazón legal que protege su actividad, con abogados internacionales que evitan que tenga problemas con la justicia.

Sin embargo, la Fiscalía de Heidelberg,  piensa que ha encontrado un lado débil por el que podría procesar a Von Hagens. Se trata de la ilegal contratación de obreros polacos que trabajaban en sus talleres en Heidelberg y Guben, delito fiscal que también se extiende a su esposa, Angelina Whalley, encargada de la administración de sus negocios y por el que deberían de pagar una multa de alrededor de medio millón de euros.

De cualquier modo, el extraño trabajo de este médico le ha conducido a crear toda una gran fortuna, enriquecida durante los últimos años a través de una macabra industria que además  produce suvenires que son comercializados en su museo-tienda de Guben, a 30 kilómetros de Berlín, y en el que ocupa a 200 trabajadores, lugar que en solo cuatro años ha sido visitado por más de 150 mil de personas. Los turistas pueden adquirir allí desde una pezuña de vaca diseccionada hasta el torso de una mujer con sus órganos a la vista.

Así las cosas, Von Hagens, quien padece de severas crisis de parkinsonismo, piensa que ya le queda poco tiempo en este mundo, por lo que ha decidido disfrutar de su fortuna y echarse a las espaldas las acusaciones y blasfemias de sus detractores, en espera del juicio final… Su obra quedará en la historia entre los hechos más insólitos de la creación humana. Por suerte para muchos de los que critican sus aborrecibles contribuciones al arte, ya ha perdido  buena parte de sus habilidades manuales “sobre todo las necesarias para realizar preparados con rapidez. Y lamentablemente nunca las voy a recuperar”, ha afirmado.

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