Triple salto: ¿Encrucijada entre vacío y despertar?
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En el medio de una encrucijada, mirando a los cuatro puntos cardinales sin saber hacia dónde enrumbar, dónde el destino o una mano divina puedan tocar o sencillamente apoderarse del tanque de saltos para que el triple recobre su prestigio, emerja del naufragio. Y no solo yo, de seguro Milán Matos, Yoelbis Quesada y el resto de los entrenadores de dicha especialidad han perdido el sueño, y hurgan afanosamente entre sus planes, estrategias y metodologías de entrenamiento, en busca de un elemento que ilumine nuevamente el camino de nuestros saltamontes.
Y el engaño o euforia por el 17.46 del guantanamero Ernesto Revé no nos debe cegar. Si bien es cierto que apenas dos semanas antes había clavado los pinchos en 17.35 y que su preparación no fue óptima —se vio interrumpida por el cumplimiento de la previa en el Servicio Militar Activo—, también lo es el hecho de que solo él superó la barrera de 17 metros.
Como calcado al carbón lo acaecido entre las damas, pues únicamente el discreto 14.09 triunfador de Mabel Gay rebasó los 14. Incluso en la actualidad se torna engorroso definir una figura de puntería, cuando hasta hace poco más de un año, gozábamos de dos y tres prestigiosos exponentes en cada sexo.
Entonces se cae de la mata la pregunta: ¿Qué ha sucedido?
Bien preocupante, especialmente si se tiene en cuenta que este año se desarrollará el XIV Mundial de campo y pista en Moscú entre el 10 y el 18 de agosto, y de a poco hay que perfilar las posibles figuras estratégicas y de potencialidades para rendir una actuación decorosa en Río de Janeiro 2016.
Volvamos a la Copa Cuba, referente inmediato en materia de marcas: en la rama varonil, tras Revé se situaron el santiaguero Pedro Pablo Pichardo (16.54) y el también guantanamero Lázaro Martínez (16.12), mientras entre féminas escoltaron a Gay la holguinera Liuba Zaldívar (13.86) y la capitalina Josleidy Ribalta (13.82), con un paréntesis negativo para la descalificación de Yargelis Savigne (cometió fouls en todos sus intentos).
¿Cómo está el panorama foráneo hasta este minuto? Dominio europeo, pues el italiano Daniele Greco se estiró hasta 17.70, en tanto la ucraniana Olha Saladuha posee los tres mejores registros de la actual campaña, fijado el tope en 14.88. En ambos casos las marcas fueron sobre pista cubierta. Claro, aún varios monstruos de la especialidad como los estadounidenses Christian Taylor y Will Clay, y la kazaja Olga Rypakova o la colombiana Catherine Ibargüen, por solo mencionar algunos.
Lo cierto es que en discordancia con otras ediciones, esta vez el triple no acaparó la atención de aficionados y expertos, al menos no como antes, cuando los Copello, Betanzos, Girat, Tosca y compañía pugnaban a brazo partido confiriéndole a cualquier confrontación casi el nivel de una lid universal, o sencillamente ver a Yargelis gastarse un brinco por encima de 14.90 con relativa comodidad.
Nada de eso sucede por estos días, y lo que en mi modesta opinión nos pasa es que, tras el tránsito de los juveniles al seleccionado de mayores, se produce un impás en materia de resultados. Bien pudiera ser por la asimilación de las cargas o adaptación a los nuevos modelajes de entrenamiento, pero no me parece del todo la esencia, pues en el campo y pista, como en muchas otras disciplinas, coexisten ambas categorías.
Sí creo que hay que revisarse, planificar mejor el cronograma competitivo y velar porque nuestros atletas, ya no solo del triple, realicen o se acerquen a sus marcas cimeras durante o bien próximos a la competencia fundamental del año, y no al término del primer macrociclo o en otro momento menos exigente, como desde hace algún tiempo nos viene sucediendo.
Tiempo de reflexionar para todos los mentores, estrategas, prensa, protagonistas e implicados. Urge salir de esta encrucijada, y créanme, no soy el único que está varado en ella. Por el bien del triple salto, el atletismo y el deporte cubano, siendo más visionario aún, espero esa mano divina nos guíe hacia el despertar en lugar de la zozobra definitiva. Por ahora miremos al pasado, allí a la vuelta de Berlín 2009, cita mundialista donde Yargelis Savigne (14.95) y Mabel Gay (14.61) hicieron el uno-dos, en tanto Copello, quien por voluntad propia decidió pedir la baja del elenco nacional, clavó los pinchos en 17.36 metros, merecedores de bronce. Cuatro años. En Daegu 2011 nos tocó vivir del recuerdo. ¿Sucederá lo mismo en la capital rusa?
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