Béisbol: urge resanar entuertos

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Béisbol: urge resanar entuertos
Fecha de publicación: 
14 Marzo 2013
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A nadie le gusta perder. Quien diga lo contrario es difícil de hallar, y aunque el refranero popular rece que «a cualquiera le toca»… lo demás lo sabe el lector, para no ser redundante.

El béisbol, y la no inclusión de Cuba en las finales del III Clásico Mundial, son de esos fenómenos que calan en la idiosincrasia del cubano y son comidilla cotidiana.

Los fanáticos buscan rápidamente al o los culpables. Que si fulano, mengano, cualquiera… Pero ahí no radica el meollo del asunto.

Para nadie es secreto tampoco que tras cada derrota en cualquier aspecto de la vida, existen una o varias razones. Creo que la pelota, como decimos en la Isla, no es excepción.

En febrero de 1998 entrevisté a Víctor Mesa para el libro Después del juego. En esa ocasión, la prensa lo calificaba como uno de los jugadores de béisbol más controvertidos.

De ahí sus apelativos: «la explosión naranja», «show», «centella»… ¿Habrá cambiado mucho su personalidad ahora a los 53 años (20 de febrero de 1960)?

«Amable, casi siempre sonriente, por momentos reflexivo»… la entrevista sintetiza su vida en pocas cuartillas. Aproveché algunos de sus criterios y los retomo: «Comencé a jugar en la Serie Nacional, que es un torneo muy fuerte en Cuba, con el equipo de mi provincia, Villa Clara, desde la temporada 1976-77, y siempre en la posición de jardinero central».

Considero aquí uno de los por qué de nuestro béisbol actual, pues aunque esta primera parte de la Serie Nacional incorporó el elemento de la rivalidad en su nueva estructura, es apenas el comienzo para empeños mayores.

Otro criterio vertido por Víctor entonces, sobre la preparación y opciones de los atletas, tiene validez total en el presente: «Considero que las oportunidades se dan en el terreno, sudando y trabajando mucho y bien».

Y agrego otro elemento salido de su quehacer beisbolero en cuanto a la composición de un equipo (la vieja controversia entre consagrados y noveles): «Creo y apoyo con todas mis fuerzas el desarrollo, pero también mantengo que una posición en el equipo Cuba hay que ganársela en el terreno juego a juego».

Tales criterios, vertidos hace tres lustros, tienen plena vigencia y es en esas, y otras direcciones por supuesto, hacia donde se debe poner el ojo avizor para elevar el nivel competitivo de nuestra pelota para que regrese a planos estelares dentro y fuera de la Isla.

Víctor Mesa, con hidalguía, se declaró como responsable en la derrota sufrida ante Holanda que nos sacó del III Clásico. Es lógico, tiene las riendas del equipo. De lo que se trata en lo adelante no es de buscar culpables; por el contrario, de los yerros, de las contradicciones, pueden salir cosas maravillosas. Se avecina la segunda parte de nuestra Serie Nacional, empezar a resanar entuertos, urge.

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