Mali: La verdad de una intervención

Mali: La verdad de una intervención
Fecha de publicación: 
15 Febrero 2013
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El pasado 11 de febrero se cumplió un mes de la incursión armada de Francia en Mali. Una intervención que el presidente François Hollande ha intentado justificar desde el primer momento usando los reiterados argumentos de la lucha contra el terrorismo. Un pretexto difícil de creer, sobre todo después de lo ocurrido en países como Irak, Afganistán, y más reciente en Libia.

Hollande afirmó que Francia no tenía ningún interés especial en Mali y que solo estaban en el país por el pedido que hizo el presidente interino, Dioncounda Traoré, para frenar el avance de los grupos armados antigubernamentales que se encuentran desplegados en el norte. Sin embargo, fuentes bien documentadas aseguran que desde hace meses París junto a las potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza, planeaban la intervención en el país que vive una complicada situación política desde principios de 2012.

El canciller galo, Laurent Fabius, aseguró el pasado 5 de febrero que no tenían la intención de quedarse permanentemente en Mali. Según el discurso oficial, “los africanos y los malienses son los únicos que deben ser los garantes de la seguridad, la integridad territorial y soberana del país”.

El Ministro de Exteriores dijo también que las tropas francesas se concentrarían en el norte donde están los brotes de terrorismo y que a partir de marzo comenzarían a abandonar la nación.

En su intervención, al canciller se le olvidó mencionar el interés que tiene su país en posicionarse y controlar parte de las riquezas que posee esa nación africana.

Los analistas aseguran que esta acción se inserta entre los planes de las potencias occidentales de apoderarse del control de los recursos naturales que posee el continente y contrarrestar la influencia de China. Incluso, algunos se preguntan si Mali no se convertirá en un próximo Afganistán o si el objetivo final de las potencias extranjeras no será Argelia.

Eso sí, con el control de Mali, una de sus colonias hasta 1960, aseguran también los intereses financieros del gigante francés Areva en Níger, país del cual extraen casi el 30 por ciento del uranio que necesitan para la generación de electricidad.

Recuerden que Francia es uno de los países con más centrales nucleares del mundo y produce casi el 80 por ciento de su electricidad de plantas atómicas. Se afirma que gran parte del uranio que necesitan para el consumo interno lo extraen de las minas de Imouraren y Arlit, ambas ubicadas en una remota región del norte de Níger, país fronterizo.

Se conoce que desde hace tiempo Areva ha intentado apoderarse de la explotación de uranio de la mina que se encuentra en Falea, una ciudad situada a 350 kilómetros de la capital maliense, Bamako. El potencial de uranio en Falea es de 5 000 toneladas, según revela un sitio oficial del gobierno.

Pero Mali, es también el tercer país productor de oro de África con prospecciones a gran escala. El país tiene en la actualidad siete minas de oro operativas y existe potencial para desarrollar la extracción de diamantes.

Según cálculos, tiene más de 2 millones de toneladas de potenciales reservas de mineral de hierro ubicadas en las áreas de Djidian-Kenieba, Diamou y Bale. Unido a esto, se asegura que posee grandes recursos minerales como el cobre, mármol, yeso, caolín, fosfato, plomo, zinc, litio, entre otros minerales raros.  

Los especialistas explican que podría convertirse en unos años en una ruta estratégica de transporte para exportaciones de petróleo y gas del Sub-Sahara hacia el mundo occidental y existe la posibilidad de conectar la cuenca Taoudeni con el mercado europeo a través de Argelia.

Hay que mencionar que las compañías galas están muy bien posicionadas en sectores importantes de la economía maliense. Allí se encuentra Orange que controla el sector de la telefonía; Dagris que cuenta con una posición privilegiada tras la privatización del monopolio estatal de la Compañía Mali para el desarrollo textil; y Bouygues, domina el sector eléctrico y una parte importante de la minería de oro.

Demasiados intereses financieros y económicos a los que por supuesto Francia no está en condiciones ni quiere renunciar. Mali es a todas luces un rico y estratégico país que vive una situación interna delicada por la existencia de grupos armados con diferentes intereses, y que a la postre le dan la justificación a las potencias occidentales de entrar y apoderarse de sus riquezas, con paradójicamente, la aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU.

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