«Furia» de cine con paréntesis para la plástica

En Cuba decimos: «hay una furia de…» para referirnos a aquello que apasiona, desborda, acapara la atención, el uso, el consumo o el disfrute de la mayoría de la gente, por ejemplo, una de esas «furias», en este caso permanente, es la pelota, el béisbol.

Casi al final del año, La Habana se convierte en escenario de una de esas «furias» que movilizan el entusiasmo de los cubanos: el cine. Esta tiene su efervescencia mayor durante aproximadamente un par de semanas de diciembre, pues acompaña uno de los más importantes eventos culturales del país: el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

En cada edición el Festival trae nuevas propuestas, en esta ocasión, por ejemplo, «la furia» se extiende a todas las universidades de la isla y una vez más abre espacios para otras manifestaciones del arte, entre ellas la plástica, de modo que los cinéfilos, entre «col y col», o entre filme y filme, tienen la posibilidad de un paréntesis para degustar excelentes propuestas visuales, muchas veces relacionadas de algún modo con el séptimo arte.

Por ejemplo, si usted anda por el Chaplin o 23 y 12, bien podría llegarse a la Galería Servando Cabrera Moreno, sede habitual de las exposiciones colaterales al evento cinematográfico, que esta vez recibe «Cartel en Cartel de Fernando Pimenta. Pasado, Presente, Futuro», una muestra del trabajo de ese artista gráfico, serígrafo, ilustrador, profesor de diseño de Brasil, cuya obra incluye más de 200 afiches de películas de ficción y documentales importantes dentro de la filmografía brasileña.

Pimienta fue, además, el creador de la primera empresa en el marketing de estreno para películas brasileñas y ha obtenido innumerables premios; la oportunidad de conocer su obra quedará abierta al público este jueves 6 de diciembre a las 5:00 de la tarde.

El Pabellón Cuba, sede de la Asociación Hermanos Saíz, aumenta este año su presencia en el Festival, así que, muy cerca del Yara y otro tanto respecto a La Rampa, dos interesantes exhibiciones formarán parte de las diversas actividades que tienen lugar allí.

La Galería y Túnel del Pabellón acogen una selección de piezas de arte latinoamericano y caribeños escogidas de entre la Colección Permnanente de que dispone el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam. Bajo el título «Latinoamérica: imágenes de una colección» se retoman alrededor de 70 obras de 50 artistas del continente exhibidas en las sucesivas ediciones de las bienales de La Habana.

En el patio del propio recinto, el público encontrará igualmente desde el miércoles una «Salida de emergencia», al estilo de Daniel Lima, un creador cuya obra es exponente del quehacer más contemporáneo que casi diluye la línea divisoria entre las manifestaciones artísticas tradicionales, para ir de la plástica a la puesta en escena, el audiovisual, en una coexistencia armónica y fructífera.

También con la participación del Centro Wifredo Lam, llega la propuesta de Daniel Lima, sugerente no solo en cuanto a la forma en que se presenta, sino también debido a la atención que pone en problemáticas sociales y humanas tan cotidianas como trascendentes y universales.

El Centro Hispanoamericano de Cultura, al que podría llegarse de camino al Payret, abre sus puertas para una propuesta del boricua Antonio Martorell: Velando mamá velando. Se trata de una «no-vela» donde a partir de una apropiación del cuadro de Francisco Oller, reconocido como el primer impresionista latinoamericano.

En esta no-vela confluyen también diferentes recursos expresivos, técnicas y formatos y llega al Festival con la intención, según los organizadores, de «atisbar un proto-cine caribeño donde las imágenes provocan las palabras, se hacen legibles y sonoras respondiendo a la habitual y molesta pregunta que se le hace a los artistas plásticos con pertinente curiosidad: ¿Qué me dice ese cuadro?»

En medio de la «furia cinematográfica» de estos días, viene bien un paréntesis para la observación, el intercambio y la complementación estética y conceptual entre las artes que convergen, para bien, un par de semanas de diciembre en La Habana.