Crimen de Barbados: La evidente complicidad de Washington

Crimen de Barbados: La evidente complicidad de Washington
Fecha de publicación: 
6 Octubre 2011
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El periodista cubano Nicanor León Cotayo fue el primer investigador  que se adentró en la redacción de un libro para mostrar al público nacional e internacional la verdad del horrendo suceso ocurrido aquel 6 de octubre, hace hoy 35 años.

 

Ver también: Gráfico Interactivo sobre Crimen de Barbados, brutal acto de terrorismo contra Cuba

 

Crimen de Barbados ya suma cinco ediciones y constituye demoledora denuncia del actuar en este atentado del terrorista Luis Posada Carriles. Sobre ese texto, su autor responde para Cubasí:

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-Algunos aseguran que el paso del tiempo desdibuja acontecimientos y hasta hace olvidarlos, ¿qué significación confiere el transcurso de 35 años a aquel terrible y aun impune acontecimiento? 

-El hecho de que un suceso tan bárbaro como ese, que arrancó la vida a 73 personas, se haya mantenido impune durante 35 años significa, en primer lugar, la evidente complicidad del Gobierno de los Estados Unidos con quienes, luego de servirle durante mucho tiempo desde la CIA, prepararon y comandaron la ejecución del  zarpazo, una abominable venganza contra la nación que para siempre escapó de su dominio neocolonial.

 


-¿Considera que las más nuevas generaciones están listas para calibrar el atentado de aquel 6 de octubre en todas sus implicaciones y trascendencia?

 

-Lo estarán en un grado todavía mayor cuando nuestra sociedad logre trasladarles de forma creadora la necesidad de saber, tanto las historias locales como la nacional, y sobre todo, cómo han transcurrido desde el siglo XIX las relaciones con Estados Unidos, a partir del principio de pensar con cabeza propia y de sustentar las enseñanzas éticas de la Revolución que se inició el 10 de octubre de 1868 y volvieron a la palestra el 26 de julio de 1953, hasta el presente.

 

-¿Qué lecturas pueden derivarse hoy de los tratamientos internacionales que ha recibido el crimen de Barbados?

 

-Un tratamiento entre raquítico, nebuloso y culpable. Recuerdo que a raíz del sabotaje, en octubre de 1976, fuentes periodísticas de Washington hablaron –y otros repitieron en el mundo- sobre el “accidente” de un avión cubano en aguas del Caribe, y a pesar de las evidencias que en sentido contrario ya salían a flote, el entonces secretario norteamericano de Estado, Henry Kissinger, declaró que eran completamente ajenos a lo sucedido en Barbados. Más tarde, el periódico The New York Times y la televisión de Miami, entre otros, se hicieron eco de afirmaciones de Posada y Bosch donde reconocieron implícitamente su responsabilidad en la masacre, pero la Casa Blanca no ordenó detenerlos.

-Usted fue el autor del primer libro aparecido en el mundo sobre el atentado de Barbados. Posteriores revelaciones y evidencias han confirmado sus tesis, ¿ha formulado otras nuevas que pudieran enriquecer siguientes ediciones de ese volumen?

-Aquel primer libro tuvo cinco ediciones, una de ellas en inglés, y distintas versiones, por ejemplo una en alemán. La quinta publicación fue ampliada, incluía nuevas informaciones públicas y comprometedores documentos desclasificados en Estados Unidos. Su prólogo estuvo a cargo de mi colega venezolana Alicia Herrera, autora del libro Pusimos la Bomba ¿Y qué? En esa introducción ella hizo un valioso recuento de la etapa que inicié, cuando se cumplió el primer año del Crimen de Barbados, y que Alicia prosiguió con una obra demoledora para los asesinos. Los dos fuimos seguidos por otro libro-denuncia: La verdad irrebatible sobre el Crimen de Barbados, del ya fallecido investigador Julio Lara Alonso. El tema es una herida abierta sobre Cuba, y por ello también reclama nuevos esfuerzos editoriales, para los cuales quienes abrimos ese camino aportamos una base susceptible de recibir nuevas contribuciones.

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