Eliades Ochoa, un bolerista feliz
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Es la primera vez que Eliades Ochoa hace un disco puramente de boleros, y le quedó tan bien, que parece como si siempre él hubiera sido un bolerista. El secreto no es difícil de descifrar: Eliades es un músico cubano auténtico, que conoce sus raíces y sabe lo que quiere. Y cuando estamos frente a un artista así, cualquier género es válido para combinar alma y virtuosismo.
Los que ya hayan escuchado el CD, sabrán que no exagero.
Un bolero para ti es parte de la trilogía «Lo más reciente de Eliades Ochoa», producida por EGREM, y que incluye el disco grabado junto a la banda del Jigüe y el instrumental Mi guitarra canta.
El álbum de boleros que está nominado a los Grammy Latinos en la categoría de Música Tropical Tradicional, propone cuatro temas inéditos de Eliades y hace renacer otros de autores cubanos como Arsenio Rodríguez y extranjeros como la mexicana Consuelo Velázquez o el portorriqueño Rafael Hernández.
Ahí están las canciones que nos recuerdan los amores vividos, soñados… hay de todo para hacernos pensar en lo que pudo ser y en lo que nunca sucedió. Resentimientos, nostalgias, alegría, engaños, tristeza por las ausencias y los recuerdos que no se van… ingredientes infinitos en poesía.
La voz sin afeites de Eliades renace en esas letras, lo reafirma como un cantor natural, cuyos versos flotan en los campos de Cuba, en las calles de una ciudad, en una vieja victrola de bar o en un mp3 de algún joven.
Si bien se escuchan cuerdas y flautas, Un bolero… no puede desprenderse de la música que reina en las calles de Santiago de Cuba. El disco fue grabado en los Estudios Siboney de esa ciudad oriental, que es la cuna del son. Es por eso que entre el sonido de lo clásico y lo popular emerge un bolero legítimo, enriquecido con el tiempo, contemporáneo.
Un bolero para ti, como lo dice el tema que le da título al álbum, es lo que «nos acompaña cuando alguien no está». Nos llena, nos hace sentir plenos de amor…
Es difícil no caer en cursilerías, pero no podría decirlo diferente porque el amor y la poesía no se expresan de otra manera que llamándolos por sus nombres.
Para los que se sientan aún con ganas, sepan que Eliades tiene repertorio para hacer unos cuantos discos más de boleros. Este puede sentirse ya parte del patrimonio musical cubano.
—Esta trilogía es un proyectil para el mercado musical. ¿Cómo ha sido la realización del proyecto?
—Ha sido un tiempo de mucho trabajo, entre la grabación, la selección y confección de los discos han transcurrido más o menos 2 años.
Para mí este ha sido un viejo sueño, porque quería realizar un producto en el que confluyeran distintos ritmos, como los que aparecen en el álbum de la banda del Jigüe, los boleros y el instrumental.
No creo que sea algo extraño, aunque no sé si en Cuba ya se había hecho algo así, pero para mí sí era algo importante y por eso tenía que quedar todo bien.
—¿Cómo decidió qué boleros quedarían en el producto final?
—Mi esposa Grisell, que es musicóloga, sabía lo que yo quería lograr y me ayudó en la selección a partir de unos 30 o 35 boleros cubanos y extranjeros. Los que quedaron en el disco son el resultado de ese espíritu pasional que es inherente al género bolero.
—¿Pudiera decirse entonces que es una deuda con el amor?
—Es una deuda conmigo mismo y con los compositores que, al parecer, estaban olvidados. Es un homenaje a la época de las victrolas, se parece a los recuerdos que tengo de lo que se escuchaba cuando yo era niño.
—Este disco está nominado al Grammy Latino…
—Te digo la verdad, la nominación me hace muy feliz, pero no es un premio solo para mí, sino también para la música cubana, para la EGREM, para el son cubano.
—Usted parte pronto a Europa a promocionar el disco en sus conciertos. Desde hace más de cinco años no tenemos una gira de Eliades en Cuba. ¿Está pensando en alguna?
—Sí, claro, es algo que deseo mucho, espero que pronto podamos concretar una gira nacional.
—¿Contento entonces con el resultado?
—Contento es poco, estoy muy, muy satisfecho con el disco. Estoy feliz.
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