Hanser García: «El 2012… un año excelente, pero que aún no termina»
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Como él mismo lo definiera, cierre de ciclo espectacular, que bien pudiera ser un comienzo para Hanser García, tratándose de un deporte como la natación, que necesita tantos años para materializar un atleta en la elite, de ahí que su práctica comience en la casi totalidad de los casos desde edades muy tempranas.
Pero toda regla tiene su excepción y «el pollo», como cariñosamente le llaman todos desde sus tiempos de polista, parece ser una en esta disciplina. Esta vez lo sorprendimos sobre las siete y media de la mañana en su cuartel general, la escuela Marcelo Salado. Allí devoraba piscinas, nada cerca de 58 kilómetros a la semana en esta etapa de preparación general que comenzó el tres de septiembre.
Para el librista de 24 años de edad recién cumplidos hay una nueva meta en el horizonte, al alcance de sus potentes brazadas: el Campeonato Mundial en piscinas de curso corto (25 metros), con asiento en Estambul, Turquía, entre el 12 y el 16 de diciembre.
Su experiencia anterior en estas lides se remonta a Dubai 2010. Allí los resultados no fueron para nada gratificantes:
Ancló en el lugar 29 de los 50 metros con crono de 22.13 segundos, y en el hectómetro terminó vigésimo avalado por 47.81. Mucho ha llovido desde entonces, incluso en el plano personal Hanser no dudó en calificar el 2010 como su momento más difícil en las piscinas hasta la fecha:
«Ahora repasando el pasado lo veo como un año de asimilación de las cargas, transición, en ese momento me sentí muy mal, afectado psicológicamente, no bajaba de 50 segundos, creí que ese era mi tope».
Sucede que fue a principios de abril cuando de veras comenzó a definirse como un tritón puro y aunque usted sea considerado una excepción en este deporte, 12 meses no significan hacer milagros.
Volviendo al 2012, necesariamente hay que fijar el punto de partida para el pollo. Octubre, XVI Juegos Panamericanos de Guadalajara, ahí resucitó a la natación cubana, adormecida desde Winnipeg 1999. Plata y bronce en 100 y 50 metros libre con cronos respectivos de 48.34 y 22.15, en ambos casos récords nacionales. Antes, en el Campeonato Mundial de deportes acuáticos celebrado en Shanghai, termina ubicado en el puesto 18 de los 100 metros libre, convirtiéndose en el primer cubano en romper la barrera de los 49 segundos, con 48.99, y los 50, con 22.72, le depararon el 29.
Entonces entramos en el 2012, año plagado de satisfacciones.
El circuito Mare Nostrum le deparó cuatro preseas, un oro, dos platas y un bronce, pero lo más relevante fue el hecho de codearse con muchos de los mejores del planeta en su modalidad, a quienes nuevamente verá en «aguas» turcas.
Llegaría Londres, y la posibilidad de acariciar el olimpo deportivo con ese tiempo de 48.04 que le abrió las puertas de la final, y que luego repitió para culminar séptimo bajo los cinco aros.
Una hazaña materializada en poco más de tres años. Sobre su vertiginoso ascenso, confesó:
«He tenido gran apoyo, eso y mis deseos de crecer en la vida me han traído hasta aquí, no es el final del camino. Agradezco enormemente a mi entrenadora (María Luisa Mojarrieta), mi familia, mis amigos. Me puse una meta, llegar a la final olímpica, y cumplí. Ahora tengo nuevos objetivos, es como comenzar de nuevo, cada año hay que vencer e imponerse metas diferentes. Este Mundial de curso corto es una de ellas, no será mi fuerte, pero la proyección está hecha a largo plazo, es un escalón intermedio hacia el Campeonato del orbe de Barcelona, el año próximo».
En definitiva, tres plazas le otorgó la Federación Internacional a Cuba para la cita universal. Hanser, el mariposista Álex Hernández, también de grandes progresos y que en la actualidad pasa la previa del servicio militar, y una tercera por definir entre los espaldistas Pedro Medel y Armando Barreras.
En este minuto, Hanser se encuentra en 86 kilogramos de peso, algo por encima debido a que ha hecho hincapié en el aumento de la masa corporal —su peso competitivo frisa los 81 kg—. De ahí que esté trabajando con volúmenes altos de carga en este período, para luego, a medida que se acerque la justa, disminuir y tratar de mantener la fuerza máxima.
Ciertamente, el curso corto no es su fuerte: requiere de mayor número de vueltas, y a pesar de que Hanser ha mejorado mucho su reacción en la arrancada, aún persisten sus problemas con la parte subacuática, o sea, el delfín en la largada y el halón e impulso final en el giro. Muchos de sus ejercicios en las largas sesiones diarias —dedica seis horas, cuatro a prepararse en el agua y dos de gimnasio— están dirigidos a pulir esas cuestiones, vueltas en los cinco metros finales, piscinas con el ocho en sus manos para optimizar la técnica de braceo, en fin…
Poco menos de dos meses para subirse nuevamente a un bloque e intentar otra hazaña, esa que le permita calificar sin reparos el 2012 como un año excelente. Estambul se avista en el horizonte, hacia allí dirigirá Hanser sus brazadas y patear incesante. Esperemos.
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